Algo huele mal en Argentina: el Estado de Derecho y las garantías constitucionales. Desde que asumió Macri, las libertades de los ciudadanos fueron perdiendo vigor hasta alcanzar el alarmante estado actual. La sola enumeración ilustra el declive: la represión de Cresta Roja y Pepsico, la prisión de Milagro Sala, los palos a los docentes, los procesamientos a Cristina, Máximo y Florencia, el silenciamiento de la prensa crítica, la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado, las detenciones de Julio De Vido y Amado Boudou, las causas judiciales contra manifestantes pacíficos, la suspensión del juez Arias, las presiones sobre Gils Carbó, la detención de candidatos del FIT, el encarcelamiento de un chico por escribir un tweet, las indagatorias a D ´Elía, Larroque, Sabbatellaˮ¦ Todos estos hechos configuran un mapa provisorio de la destrucción de la cultura democrática que se han propuesto el Gobierno, el Poder judicial y los poderes mediáticos. Todos estos hechos provocan vergí¼enza, y el legítimo repudio de la sociedad.
Otra cosa huele mal en Argentina: el violento paquete de ajuste que el Gobierno pretende aplicar en las últimas semanas del año, con la anuencia de una dirigencia a tiro de carpetazo. La reforma laboral significa el retroceso más grande los trabajadores en varias décadas. La reforma tributaria asfixia a las provincias. La reforma previsional es un robo a los jubilados. La destrucción de empleo público resiente el consumo interno. Los nuevos tarifazos acorralan a las familias. Los nuevos endeudamientos encadenan al país.
No hay forma de ser opositor y acompañar estas medidas, que aparte de ser terribles son bien conocidas por todos. Ante el neoliberalismo, no se puede alegar desconocimiento: sólo se debe hacer oposición. Por eso es cada vez más evidente que los que le temen a Comodoro Py no sirven para opositores. A los que pactan el hambre de los argentinos a cambio de su libertad ambulatoria, el presente los desprecia, y el futuro ya los ha olvidado.
Hoy es el Día del Militante, y la militancia tiene que hacer una cosa: estar junto a los compañeros Milagro Sala, Julio De Vido y Amado Boudou, denunciar la ilegalidad e injusticia de sus detenciones y exigir su inmediata liberación. Tres delegaciones partirán hacia Jujuy, Ezeiza y Marcos Paz para llevarles el apoyo y el afecto que el pueblo siente por ellos. El Gobierno quiere disciplinar a la oposición con operativos judiciales, para facilitar el avance del ajuste y amedrentar a quienes se opongan en el futuro. Pero los que no dejaron sus convicciones ni en la puerta, ni adentro, ni afuera de la Casa Rosada merecen, y sin duda tendrán, un respeto que no se desvanece con los años: ese respeto que inspira a futuras generaciones, y estimula para las luchas del presente.
En el Día de la Militancia, decimos NO a las reformas contra el pueblo, NO a la persecución política, y convocamos a la ciudadanía a organizarse para volver a tener democracia, volver a tener justicia social, volver a tener futuro.
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