Política

No se lo digan a nadie (el verdadero plan de Máximo Kirchner)

En estos dí­as, fueron publicadas una serie de notas periodí­sticas dando a conocer el plan de Máximo Kirchner para ser presidente. Consiste en lo siguiente: Sergio Massa pasa a ser jefe de Gabinete y Máximo lo reemplaza como presidente de la Cámara de Diputados. Listo el pollo, de ahí­ en más todo se resuelve como piezas de dominó. Renuncia Alberto, asume Cristina. Renuncia Cristina y asume, victorioso, Máximo.
por La Cámpora
7 oct 2020
Saguier, alertado de semejante información, inmediatamente le da la instrucción a Majul y a Pagni de que lo publiquen en su diario por el bien de la democracia. Sin embargo, para entender la movida de Máximo en profundidad y con todos sus alcances hay que saber algunas cosas más que quizás se les escapan al común de la gente. The big picture, como dicen en las pelí­culas. En primer lugar, una jugada previa en este plan fue poner a Alberto de presidente para después sacarlo. Para eso tuvo que convencer a Cristina, menuda tarea. Pero lo más difí­cil en este tablero habí­a sido convencerlo a Alberto de que renunciara en el 2008 para volverse a amigar en 2015. Ahí­ ya se pueden ver los hilos que maneja Máximo, su poder de sugestión cuasi hipnótica y sobre todo que el plan no empezó ahora sino hace ya muchos años. Algo parecido tuvo que hacer con Massa a quien tuvo que convencer primero de que aceptara la jefatura de gabinete por Alberto en el año 2008. Después de eso Máximo lo tuvo que obligar a alejarse del gobierno y -lo más difí­cil de todo- de que se presentara a elecciones en el 2013 y le ganara al candidato del Frente Para Todos, Martí­n Insaurralde. La jugada era arriesgada pero era la única manera de que pase lo que fue pasando y ahora ser presidente. De hecho, el plan tuvo decisiones mucho más arriesgadas que aquella como, por ejemplo, convencer a Macri que dejara de vaguear con las empresas de su familia para vaguear con Boca y después con la Argentina. Era la única manera de que el pueblo vote a Alberto. Incluso por la cabeza codiciosa de Máximo han surgido inventos como Milei y Espert con la idea de que el liberalismo entre en un cí­rculo vicioso de incongruencia y confusión. Todaví­a lo subestiman al dirigente de La Cámpora quienes piensan que no tuvo nada que ver con el 2001. En esa época ya tení­a dos caras. Por un lado acompañaba las movilizaciones contra De La Rúa y al mismo tiempo, con el seudónimo de “José Luis Maxineaˮ le acercaba papers al gobierno radical para que profundice el ajuste y la choque toda con el corralito. Todos sabemos que sin 2001 no habí­a Duhalde, ni Néstor. Obviamente, poniendo a su papá de presidente era más fácil poner después a su mamá. Todos pasos necesarios para poder llegar él mismo al sillón de Rivadavia. Máximo tuvo incluso una participación sutil pero determinante en la interna del justicialismo que Menem le gana a Cafiero en el 89. De ahí­ quizás la bronca con el actual Jefe de Gabinete, nieto de Antonio. La idea era la siguiente: hay que demostrarle al establishment que el peronismo puede ser liberal y hacer las reformas estructurales que demandaba el nuevo orden mundial luego de la caí­da del muro incluso a costa del cierre masivo de fábricas y generando una pobreza estructural. Poco tiempo después con 14 años recién cumplidos, Máximo convenció a Menem de poner a Cavallo para establecer el 1 a 1, base sobre la cual se produjeron todos los acontecimientos posteriores que terminan en el dí­a de hoy. Y así­ podemos continuar encontrando los eslabones de esta gran jugada ajedrecí­stica de Máximo Kirchner para llegar a ser el primer mandatario de nuestro paí­s. Lo cierto es que todo comenzó en el año 1987 cuando a los 10 años se le plantó -prematuramente- por primera vez a sus padres. Los obligó a ganar elecciones en Rí­o Gallegos, en Santa Cruz y en el paí­s sistemáticamente durante casi tres décadas. Tal era la obsesión de ese niño por el poder. Ahora que todo esto sale a la luz ya es demasiado tarde. Las cartas ya están echadas y no hay nada para impedirlo. La única esperanza que nos queda es intentar desbaratar el otro plan de Máximo Kirchner, el master plan, el de su sucesión. ¿Recuerdan la ley de cupo femenino? Bueno, quiera el mundo saber que fue pergeñada por Máximo para poner a sus dos hijites de candidates a presidente/a y vice después de él.        
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