No se salva ni la leche
La crisis socioeconómica desencadenada por el gobierno de Mauricio Macri, también afecta la situación nutricional de nuestros compatriotas, fundamentalmente nuestros pibes y pibas. El consumo de leche cayó y, a raíz del aumento de su precio, está siendo reemplazada en góndolas y hogares por alimentos de menor calidad.
por
La Cámpora
25 mar 2019
Excusados en razones climáticas, las grandes cadenas de supermercados comenzaron a restringir la compra de las leches más económicas enmarcadas dentro de la política pública de Precios Cuidados, al tiempo que aparecieron en las góndolas alimentos a base de leche de peor calidad nutricional.
El aumento del desempleo y el descenso del poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras a raíz de una política de redistribución negativa de los ingresos, generan barreras de acceso a los alimentos nutritivos.
En este sentido, el aumento en el precio de los alimentos saludables (frutas, verduras, lácteos y carnes) obliga a las familias a reemplazarlos por alimentos de peor calidad nutricional. Tal es el caso de la leche fluida, alimento fundamental en una dieta saludable, sobre todo para niños y niñas.
Durante el 2018, la leche presentó un aumento promedio del 37,8%, generando una baja en el consumo de 10,75% desde el 2015, según datos de la Dirección Nacional Láctea de la Secretaría de Agroindustria. Los productos lácteos en general, acumulan un 170% de aumento de precio desde que asumió Mauricio Macri; reveló el Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV (Universidad Nacional de Avellaneda).
El consumo de productos a base de leche, con precios significativamente más bajos, “impacta en la salud de la población al privarla de la ingesta de ingredientes necesarios para la salud que, a diferencia de la leche, no están contenidos en estos alimentos lácteos alternativos. Estos productos “sustitutosˮ de la leche se venden a un precio más económico en la góndola, pero no aportan la misma cantidad de un nutriente esencial como es la proteína de alto valor biológico, como la que se encuentra en la leche. Es decir, son más baratos porque nutren menosˮ, reveló un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria.
La ingesta de alimentos de baja calidad nutricional, tiene entre sus consecuencias el aumento de la desnutrición, la cual influye sobre el 45% de la mortalidad infantil en menores de 5 años. El retraso en el crecimiento durante la gestación y la infancia es considerado uno de los principales problemas de salud pública por afectar el potencial de desarrollo de las personas y sociedades. De este modo, no es posible alcanzar un crecimiento y desarrollo completo, exponiendo una de las principales expresiones de la desigualdad y la inequidad.
Asimismo, si se pierden los aportes de hierro de los productos lácteos de buena calidad, que suelen estar enriquecidos con nutrientes, puede empeorar aún más la anemia que hoy en día afecta al 18,6% de las mujeres en edad entre 15 y 49 años.
En paralelo, es de destacar la crisis que atraviesa la industria láctea, donde la mayoría de las grandes marcas se encuentran atravesando situaciones de crisis. Tal es el caso de Verónica, SanCor, Ilolay, La Serenísima y La Suipachense; quienes cerraron fábricas, suspendieron y despidieron trabajadores y trabajadoras.
Del mismo modo, el informe de la UNDAV revela que el sector lácteo registra una caída de la producción del 12,7% en el acumulado de los últimos 3 años, por lo que la cantidad de tambos se redujeron un 8,1% en tres años, destruyéndose aproximadamente 1400 empleos. Sólo durante 2018, cerraron 775.
En contraposición, en 2018 se sucedió un récord histórico de consumo de yerba mate, aumentando en 2 millones de kilos en comparación con el 2017. Es imprescindible revertir este proceso socioeconómico, para que nuestros pibes y pibas puedan tener un futuro digno con más leche fresca y menos mate cocido.