Política

No somos lxs pibxs, es el Gobierno

Lxs que nos gobiernan, ya no apelan sólo a la desorganización de la vida cotidiana de la gente, sino que también a eso se le suma el factor “miedo” para doblegar la voluntad popular de movilizarse. Y no cualquier miedo.
por La Cámpora
5 oct 2017
La cantidad de amenazas que hoy reflejan los grandes medios parecen venir de la mano de una estrategia polí­tica comunicacional que nos lleva hacernos muchas preguntas como jóvenes ¿No es raro quince amenazas de bombas en los colegios por dí­a? ¿No es raro que irrumpan en los despachos? ¿Qué se allanen locales de organizaciones polí­ticas en la provincia de Córdoba? ¿Que la Gendarmerí­a ingrese a la Universidad Nacional de Rosario violando la ley? ¿Que amenacen a funcionarios de primera lí­nea del gobierno de cambiemos sin que nadie investigue? ¿Que nadie se pronuncie? Y que lo único que vemos es un show mediático con chalecos, casco y sirenas ¿Estarán construyendo un enemigo para justificar, el rol de Gendarmerí­a en la calle, el gasto en armamento, y el accionar intimidatorio de las fuerzas de seguridad en escuelas y universidades? Porque este modelo neoliberal de hambre y de exclusión solo cierra con represión. Sólo cierra con represión porque han encontrado en la movilización popular la resistencia que no se esperaban para llevar adelante su programa. Y han encontrado en la juventud un sector dinámico de la sociedad que no se queda cruzado de brazos ante el atropello de sus derechos, que siente como propios e irrenunciables, y que no baja la vara de exigencias, gobierne quien gobierne. Ante esto, pareciera necesario para desmovilizar a la sociedad sembrar el miedo a las consecuencias que trae expresarse en favor de una causa o reivindicación, quizás reprimiendo tras la marcha que exigí­a la aparición con vida de Santiago Maldonado, quizás simplemente llenando aparatosamente de miembros de las fuerzas cada una de las movilizaciones y expresiones populares que no se alinean con los intereses de quienes nos gobiernan. Criminalizar a sectores de la sociedad, juzgar y apuntar con el dedo para poner a argentinxs contra argentinxs parece una buena forma de generar un clima de hostilidad que luego avale luego el ingreso de la policí­a armada a las escuelas, o la propuesta de bajar la edad de punibilidad. Del mismo modo que generar un circo alrededor de amenazas que nadie investiga, pero donde si aparecen al rescate las fuerzas de seguridad como una garantí­a de tranquilidad, podrí­a ser una buena forma de poner el foco de lo que pasa en las escuelas lejos del intento de instalar una reforma educativa al servicio de las corporaciones (“Escuela del Futuroˮ), de la discusión por un salario digno de los docentes a quienes se les niega la paritaria, y el desfinanciamiento del Conectar Igualdad y el Progresar. Ante estos avances de retroceso es que salimos a comunicar que no solo está en riesgo la vida de cientos de pibes, sino la democracia argentina. Hay que construir una sociedad que se ponga en valor, que no estigmatice, sino que exija a sus dirigentes y a sus gobernantes que acompañen procesos de inclusión y no de violencia. Difí­cilmente podremos acompañar a un gobierno que lo único que hace es denigrar a lxs pibxs, precarizar a lxs trabajadorxs, y ante cualquier hecho de movilización popular infiltrarse, generan el caos, reprimir, mostrarlo en los medios y volver a señalar con el dedo para desorganizarnos la vida como lo vienen haciendo hace casi dos años. Hay una definición polí­tica por parte de algunos poderes por la cual a aquellos que, como Alfredo de íngelli, se los premia con una banca en el Senado por su accionar cortando la ruta durante más de cien dí­as, tirando toneladas de leche y comida en defensa de determinados intereses, mientras que quienes, como Santiago Maldonado, lo hacen en favor de reclamos populares,son desaparecidxs y condenadxs mediáticamente.
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