El día sábado 18 de mayo, en el marco de las Jornadas Solidarias “La Patria es el Otroˮ y como continuidad de otras dos jornadas previas, los compañeros de La Cámpora que militan en Palermo, llevaron adelante la construcción de siete casillas en el asentamiento del barrio, destruidas por un incendio pocos días antes de las inundaciones del 2 de abril.
Allí, donde se cruzan las asimetrías dentro del barrio más rico de la Capital, en el terraplén bordeado por el tren y cercado de edificios que apuntan al cielo sin querer ver una realidad distinta y cruda bajo sus pies, es donde la militancia se hace cargo de que ser haciendo es la forma de transformar la realidad junto al Pueblo, poniendo el alma y el corazón, profundizando el trabajo construido desde hace más de dos años, y llevando el Proyecto Nacional a todos los rincones del barrio.
La jornada comenzó con la descarga de los materiales: maderas, bigas, chapas, herramientas, todo lo necesario para construir para las siete familias que perdieron lo poco que tenían y no solo darles un nuevo techo sino una esperanza de saber que no están solos, que ahí está Cristina, los militantes y el Proyecto.
Se desplegaron los planos, se calcularon las medidas y se dispuso la mesa de trabajo para comenzar ahí mismo el armado de las casitas. Los compañeros se dividieron las tareas y el ambiente se distendió con música, mates y la alegría puesta en hacer para y por el colectivo.
Mientras, otro grupo de compañeros acompañaban esa alegría preparando un almuerzo en el Centro de Jubilados “La Edad de Oroˮ para compartir en la ardua jornada que se estaba llevando a cabo en el asentamiento. Las ollas rebalsaban de guiso que una vez listo trasladaron al lugar. Al mediodía todos disfrutaron de una comida caliente, aminoraron el frío y cargaron energías para continuar con el armado de las casas.
La tarde se tornó gris y sorprendió la lluvia, pero no fue impedimento para que la tarea se detenga. Una vez que los materiales se pusieron a resguardo, se continuó cortando maderas y disponiéndolas en los espacios destinados para las casitas, que fue recuperado en jornadas anteriores de limpieza y remoción de basura.
Poco a poco los compañeros fueron uniendo esos materiales que conforman mucho más que maderas, bigas y chapas. Representan el esfuerzo, la convicción y el compromiso de saber que la Patria es el otro, que en cada tarea está puesto el corazón, la voluntad y humildad de los que viven lo propio desde el otro.
La luz del día se fue apagando pero no las ganas; los compañeros con el alma y el músculo continuaron escribiendo la historia con hechos concretos, desde la Patria chica que es el barrio, construyendo la Patria de todos con el otro.
[gallery columns="4" link="file" ids="38644,38645,38646,38647,38648,38649"]
El día sábado 18 de mayo, en el marco de las Jornadas Solidarias “La Patria es el Otroˮ y como continuidad de otras dos jornadas previas, los compañeros de La Cámpora que militan en Palermo, llevaron adelante la construcción de siete casillas en el asentamiento del barrio, destruidas por un incendio pocos días antes de las inundaciones del 2 de abril.
Allí, donde se cruzan las asimetrías dentro del barrio más rico de la Capital, en el terraplén bordeado por el tren y cercado de edificios que apuntan al cielo sin querer ver una realidad distinta y cruda bajo sus pies, es donde la militancia se hace cargo de que ser haciendo es la forma de transformar la realidad junto al Pueblo, poniendo el alma y el corazón, profundizando el trabajo construido desde hace más de dos años, y llevando el Proyecto Nacional a todos los rincones del barrio.
La jornada comenzó con la descarga de los materiales: maderas, bigas, chapas, herramientas, todo lo necesario para construir para las siete familias que perdieron lo poco que tenían y no solo darles un nuevo techo sino una esperanza de saber que no están solos, que ahí está Cristina, los militantes y el Proyecto.
Se desplegaron los planos, se calcularon las medidas y se dispuso la mesa de trabajo para comenzar ahí mismo el armado de las casitas. Los compañeros se dividieron las tareas y el ambiente se distendió con música, mates y la alegría puesta en hacer para y por el colectivo.
Mientras, otro grupo de compañeros acompañaban esa alegría preparando un almuerzo en el Centro de Jubilados “La Edad de Oroˮ para compartir en la ardua jornada que se estaba llevando a cabo en el asentamiento. Las ollas rebalsaban de guiso que una vez listo trasladaron al lugar. Al mediodía todos disfrutaron de una comida caliente, aminoraron el frío y cargaron energías para continuar con el armado de las casas.
La tarde se tornó gris y sorprendió la lluvia, pero no fue impedimento para que la tarea se detenga. Una vez que los materiales se pusieron a resguardo, se continuó cortando maderas y disponiéndolas en los espacios destinados para las casitas, que fue recuperado en jornadas anteriores de limpieza y remoción de basura.
Poco a poco los compañeros fueron uniendo esos materiales que conforman mucho más que maderas, bigas y chapas. Representan el esfuerzo, la convicción y el compromiso de saber que la Patria es el otro, que en cada tarea está puesto el corazón, la voluntad y humildad de los que viven lo propio desde el otro.
La luz del día se fue apagando pero no las ganas; los compañeros con el alma y el músculo continuaron escribiendo la historia con hechos concretos, desde la Patria chica que es el barrio, construyendo la Patria de todos con el otro.
[gallery columns="4" link="file" ids="38644,38645,38646,38647,38648,38649"]
Imágenes
