Política

Pajaritos, bravos muchachitos y el mito de la Leona

Por Vasco Otegui
por La Cámpora
19 ene 2018
Hito y mito El devenir histórico es un proceso continuo con hechos puntuales que ratifican o rectifican ese proceso. Esos hechos son hitos En el acervo del Proyecto Nacional y Popular hay varios de esos hitos que marcan la esencia militante, todos los cuales han ratificado el camino emprendido. El acto con la juventud en el Luna Park, la muerte de Néstor, la campaña del 2011, Vélez en 2012, la acción solidaria en la inundación de La Plata, Argentinos Juniors en 2014, el 9 de diciembre de 2015 con la plaza colmada, como sí­mbolo de todas las otras plazas colmadas, Comodoro Py, Racing en 2017. Igual, Cada cual podrá agregar su hito propio. Algo que marcó su personalidad como militante. Y dentro de esos hitos figura La Emilia. Se cumple un año de las jornadas solidarias realizadas luego de la tremenda inundación que sufrió esa pequeña localidad lindante a San Nicolás, en el norte de la provincia de Buenos Aires, y la distancia temporal permite ver los hechos sin la euforia del momento y verificar que esos dí­as pletóricos de militancia solidaria son un hito, y un hito diferente. El calor y la humedad de enero de 2017 fueron testigos de cómo más de medio millar de compañeras y compañeros se acercaron de diferentes puntos del paí­s, algunos viajando más de 600 kilómetros, para dar una mano a los afectados por la inundación ante el dantesco escenario posterior al descenso del agua. Como una marabunta humana solidaria, todos y todas se organizaron para estar presente en cada rincón, ayudando a cada familia, a escucharlos y contenerlos. El hito de La Emilia es diferente porque fue una respuesta involuntaria a la estigmatización y la subestimación. Los agoreros del establishment sostení­an deseosamente que La Cámpora desaparecí­a el 10 de diciembre de 2015, aseverando que se habí­a creado en un escritorio al calor de la gestión de recursos estatales generadores de militantes rentados. Sin embargo hubieron más de 500 personas que se acercaron voluntariamente para limpiar las viviendas, acercar donaciones, fumigar, desinfectar, retirar los residuos, ayudar al retorno a los hogares. En definitiva, estar. Lo que no hizo el Estado de Cambiemos. Ni siquiera con la gestión de recursos generadores de militantes (perdón, voluntarios) rentados. En La Emilia ningún fotógrafo casual “sorprendióˮ a la gobernadora chapoteando charcos con botitas relucientes. La presencia real del Estado no se puede esconder con puestas en escena. La militancia no es una teatralización ni un relato como el de la “leona valienteˮ. Durán Barba y su marketing quieren hacer de la gobernadora Vidal un mito, una construcción subjetiva que no se condice con la realidad. Un mito es un relato armado sobre ciertas creencias del imaginario  colectivo, es una narración fantástica, irreal. Ese aspecto narrativo es el rasgo esencial del mito ya en la palabra griega  mythos,  que Platón opuso al vocablo logos (palabra, razón, razonamiento). Históricamente han sido, por lo general, ilusiones creadas por los escribas del poder para favorecer el control social, ya sea por miedo, ya sea por religión. A las “creenciasˮ se contraponen “ideasˮ, como dijo Ortega y Gasset, y retomando a Platón. Es que las ideas, a la larga, trascienden. Se corroboran con la realidad. La mentira tiene patas cortas, por más que se ponga botas de goma. Mirá que distintos somos.
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