En un día histórico, con el Congreso legítimo y legitimado por el voto popular, se realizó la sesión para la aprobación de la nueva Ley de Servicios de Medios Audiovisuales de la Democracia.
La nota de color la dio la oposición, fiel a su conducta golpista y cobarde, deslegitimando su propia representación y defraudando al voto popular que los llevó al recinto, decidieron retirarse de la sesión buscando un efecto mediático, previamente consensuado con sus empleadores, los medios monopólicos.
Queda claro que para algunos tanto la ideología, los principios democráticos y el derecho humano a la libertad de expresión son entendidos como meras mercancías y deben seguir sujetos a las leyes de mercado. A verˮ¦ ¿Quién da más?
Pero más allá de esta desviación conceptual, desconocimiento de derecho constitucional, del reglamento de la Cámara y oportunismo económico, no pudieron erosionar la democracia, las instituciones ni quebrar los principios y convicciones con las que esta ley fue discutida en los foros, en las audiencias públicas sistemáticamente silenciadas, y ayer en el recinto.
Cuesta creer que, dejando de lado por un momento las diferencias partidarias y banderas, este sector de la oposición que brega por la defensa de la democracia defienda una ley de la dictadura con uñas y dientes, sin presentar un proyecto superador, sin ideas, sin lograr consensos, sin escuchar a los que piensan distinto. Pero la voz del pueblo, de la mayoría es más fuerte.
Aunque les duela, pese a la subestimación que este sector de la oposición hizo indiscriminadamente hacia diputados y el electorado en general, el proyecto de ley recibió la sanción de la Cámara de Diputados y seguirá su curso hacia el Senado.
Hoy estamos felices. Sabemos que todos podemos participar y expresarnos a lo largo y ancho de nuestra nación, que la democracia se fortalece, que nuestras instituciones están al servicio del campo popular y no del mercado. Esta ley de la democracia no es contra nadie sino a favor de todos los argentinos.
