Durante la mañana más de diez mil petroleros se movilizaron en defensa "del trabajo y la familia" y en reclamo por una definición del Gobierno macrista que permita sostener la política de incentivo para el sector.
Acompañaron la marcha el intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, y su vice, Juan Pablo Luque junto a concejales de los diferentes bloques. También fue parte de la convocatoria el ministro de Hidrocarburos de la provincia de Chubut, Sergio Bohe.
El dirigente petrolero Jorge ívila entregó un petitorio al obispo Joaquín Gimeno Lahoz en la Catedral de la ciudad patagónica.
Los trabajadores del sector saben lo que sucede cuando se vuelven a las políticas neoliberales y cuando las decisiones se toman para favorecer a unos pocos. "Hay que salvaguardar la ciudad, sino será una ciudad de muchos desocupados" aventuró el director de Petrominera y agregó "necesitamos tener garantías para que el día 10 de enero los 46 equipos parados vuelvan a la actividad de a poco".
Desde el Obispado Gimeno Lahoz recibió el petitorio entregado con el respaldo de una multitud y manifestó: "la comunidad apoya una situación difícil. Esta fraternidad de los comodorenses y la zona hace nos haga solidarios los unos y los otros y tengamos una comunidad mejor". El petitorio "es el que le hemos dado a todos, a Mauricio Macri, al ministro de Energía de Nación, queremos volver a trabajar en paz" expresó ívila.
El dirigente aseguró además, que desde su lugar en el Sindicato y ahora en Petrominera no van "a permitir que nadie se quede con el esfuerzo del trabajo de nuestra gente, vamos a defender nuestra dignidad. Esto recién empieza y no vamos a dejar que nos pase lo del 98'". La movilización, el petitorio, el compromiso de los trabajadores y de los dirigentes sindicales y políticos dan cuenta de un compromiso profundo con todos los logros que obtenido hasta ahora, nada de esto se va a resignar era lo que quedaba en claro cuando se recorrían las columnas que sumaron unas 10 mil personas. Los trabajadores no van a permitir que se regrese a los 90, los trabajadores argentinos saben lo que fue el infierno que generaron las políticas neoliberales y a eso no piensan volver.