El organismo encargado de las estadísticas oficiales anunció que, en tan solo los primeros seis meses de gobierno de Milei, la pobreza aumentó un 12,8% en relación al último semestre del año pasado y la indigencia pasó de 11,9% a 18,1%. Pero el dato más espeluznante es que la pobreza ya alcanza al 66% en los menores de 14 años.
La respuesta es previsible pero ridícula: culpar al kirchnerismo. Es toda suya, muchachos, aunque la dibujen en redes y “el Messi” de las finanzas festeja porque “podría haber llegado al 80 o 90%”.
En Argentina todo cae por su propio peso. Hasta el propio INDEC confirma que en el primer semestre, con sus políticas, cayeron los salarios formales un 17,91% mientras que los informales más del 25%. Cayeron también las ventas de supermercados un 12% y la actividad económica en general. Lo único que sube son los precios y la inflación, que según el propio gobierno de Milei acumula más del 144% en apenas seis meses.
Lo advirtió Cristina hace largos meses: cuando hay funcionarios que no funcionan sumados a ideas que no funcionan, los resultados son una catástrofe. Éste es el resultado del credo del anarco-colonialismo y del absoluto desprecio por el servicio público de conducir los destinos de una Nación. Gente que ya no puede comer, pibes y pibas a los que le recortan el futuro. No hay mayor fracaso para un gobierno.
Pero atención que, cuando unos pierden, otros ganan. Lo recordó Máximo Kirchner el viernes pasado: “Los dueños de la comida en la Argentina se la llevaron toda”, pero también Paolo Rocca, Pagano, Mindlin, Eurnekian, Elsztain. Son los responsables últimos de esta masacre social. Cuando volvamos a tener un presidente o una presidenta digna del bastón presidencial, como no tenemos hace ya casi una década, estos tipos tendrán que poner la cara y hacerse cargo de que, mientras los argentinos caían en la pobreza, ellos multiplicaban sus ganancias.