Por Pablo Vilas
Internacionalmente la respuesta del gobierno argentino a la crisis pandémica ha sido reconocida como oportuna y exitosa. El achatamiento de la curva de infecciones, a través de un ágil y temprano aislamiento social voluntario, permitió al Poder Ejecutivo, acelerar la recomposición del sistema sanitario y la concentración de recursos en las áreas de innovación científica y de asistencia alimentaria.
La prensa internacional elogió a la política de nuestro gobierno comparativamente al de los países de la región, donde bajo la falsa contradicción de economía versus salud, dejaron al descubierto a miles de ciudadanos que no sólo perdieron sus trabajos sino que también enfermaron. Todo esto es conocido y medianamente difundido también en la prensa extranjera. El tema es la mirada que se le está dando en nuestro país.
Después de superar el terror que significaban las imágenes de Europa, en primer término por la cercanía familiar de Italia y España para nuestra sociedad urbana, y posteriormente por la realidad sectorial de que muchos de los que pudieron se encontraban fuera de Argentina en esos mismos países; los sectores económicos y financieros, principalmente beneficiados en el gobierno de Macri, intentaron mostrar como absurdas, innecesarias y hasta violentas las medidas de aislamiento promovidas por el gobierno nacional con acuerdo y acompañamiento de los gobiernos provinciales. Se comparó la estrategia Argentina con las medidas que se estaban empujando desde Brasil, Chile y hasta Estados Unidos.
Esto, sin embargo, duró poco al empezar a conocerse los números de infección y fallecimientos en esos países, que aunque protegidos por un mediano cerco mediático no pudieron ocultar ni las muertes, ni la retracción económica que significó más de 40 millones de trabajadores estadounidense pidiendo el seguro de desempleo: la misma población de toda Argentina. A partir de ahí la estrategia interna de estos sectores mutó y trató de recurrir a la denuncia de corrupción y de compra con sobreprecios de alimentos, medicamentos y utensilios sanitarios. Esto también duró poco y hasta les vino en contra, ya que el gobierno rápidamente corrigió los errores y atacó la fuente del problema, la especulación y aprovechamiento de las empresas proveedoras del Estado. Es decir, se les vino en contra a estos sectores económicos su propia estrategia. Al punto que se empezó a dar seguimiento a la cadena de producción, distribución y construcción de precios.
Finalmente, y es en la etapa que estamos, nuevamente, los derrotados de octubre del año pasado, vuelven a cambiar estrategia y hacen mano a la que siempre les ha sido efectiva, la utilización de los medios de comunicación, para crear inseguridad social, enojo masivo y potenciar el descontento evidente de una crisis pandémica. Frente a este escenario es que me detengo a escribir estas líneas.
Provocaciones
Quieren que Argentina tropiece, porque es el único proceso en la actualidad que está proponiendo un modelo alternativo a la gestión de la crisis, pero que además ha demostrado que el país quebrado por la pasada gestión, aun puede reconstruir una postura soberana y que a su vez transmite a procesos en disputa expectativa y hasta esperanza. Nuevamente nuestro proceso de negociación está siendo observado por la decena de países que deben enfrentar situaciones similares al tiempo que diversas fuerzas de la región revisan nuestra experiencia sanitaria para poder contar con insumos médicos de un país hermano sin tener que sortear suerte fuera del continente.
Los derrotados electoralmente en octubre han visto que la credibilidad de los poderes económicos y financieros a los que responden ha caído. Y es así que la nueva estrategia vuelve a recaer en el dolor del pueblo, usando la base electoral que históricamente les ha acompañado y que es quienes salen a las calles.
El sacrificio de millones durante estos últimos 90 días es pisoteado por los sectores que no tienen necesidades básicas insatisfechas en medio de esta pandemia, corredores amontonados, caravanas de autos de alta gama, cacerolas recién lavadas y hasta una fiesta al aire libre, para dar la imagen clara de que se baila sobre los que día a día deben aunque no quieren, salir a la calle a enfrentar la pandemia para poder ayudar a otros a sobrevivir, o para que ellos mismos puedan sortear la sí real dificultad de enfrentar el riesgo de enfermarse porque no tienen otra opción.
Ahora bien, los derrotados de octubre, ¿empujan esto para proteger sus privilegios y su modo de vida? Sí, pero no sólo. Como a mediados del siglo pasado, Argentina vuelve a convertirse en el tábano molesto de un sistema que se intenta imponer en todo el Continente. Primero se intentó proscribir la candidatura de CFK y luego la de Alberto Fernández, generando falsas acusaciones que fueron cayendo unas tras otras en el llamado “LawFareˮ. Inmediatamente luego del triunfo, el ataque y desprestigio a la figura presidencial ha sido sin tregua ni límites. Y hoy en medio de la crisis económica y sanitaria buscan generar nuevamente una crisis social.
Quieren que Argentina tropiece, por el peso productivo que tiene nuestro país en América. El poder hegemónico, necesita volver a arrodillar a la Argentina para que no se logre reconstruir un proceso de integración soberano y sub continental, como lo fueron la UNASUR y el MERCOSUR en la década pasada. O como dije más arriba, no se quiere a la Argentina que promueve con fuerza, capacidad y voluntad una posición no alineada con el poder hegemónico.
Intentaron mediante la judicialización de la política y los golpes de estado aislar regionalmente el regreso del Peronismo al gobierno, pero confundieron nuevamente la estrategia porque lo que demanda el tiempo que vivimos y que se abre a partir de ahora, es un tiempo donde se necesita la fortaleza de la solidaridad y la política.
Nuevamente la gestión de Néstor Kirchner frente a la Secretaría General de la UNASUR es retomada como huella que hay que seguir. Quieren que la Argentina tropiece porque Argentina construye soberanía regional, no alianzas ideológicas, se relaciona con los países hermanos a través del fortalecimiento de la integración productiva, no de la imposición comercial. Nuestro eje en las Relaciones Internacionales es el respeto a la autodeterminación de los pueblos, el respeto al derecho internacional y eso contradice el modelo imperialista.
Modelo basado en la utilización de las burguesías cipayas que se han constituido en los últimos 50 años como aliados serviles del poder económico y financiero para fundar sus riquezas y expoliar nuestras naciones.
No sólo quieren que Argentina Tropiece, en realidad lo necesitan.