La escena: Patricia sonríe y se mueve al son de la música. Celebra SIN disimulo la consigna y arenga al grupo. “Yo la quiero a Patricia de presidente, para que construyamos este presente. Para que construyamos una Argentina, en la que estemos todos menos Cristina”.
El entramado discursivo se consolida. “No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina”, escribía Gerardo Milman en un proyecto presentado el 18 de agosto de 2022; que finalizaba de la siguiente manera: “Sin Cristina, hay peronismo. Sin peronismo, sigue habiendo Argentina”.
Las palabras tienen peso. Las ideas penetran. La amplificación mediática valida la violencia. Y la noche del 1° de septiembre de 2022, la consigna deja de serlo. Fernando Sabag Montiel pone un arma cargada a 20 centímetros de la cabeza de la dos veces presidenta y actual vicepresidenta de la Nación y dispara. Obedece a la pulsión de muerte que propone Patricia. Es Todo o Nada. La quieren muerta o presa.
Ese mismo día, unas horas antes, la mano derecha de Bullrich, Gerardo Milman había difundido en sus redes sociales un proyecto de Ley (45223/2022), en el que se leía: “la Vicepresidente, que en ningún momento estuvo en peligro en su pequeña república de Recoleta”. Días después, presentaría otro (4664/2022) donde habla de “supuesto intento de asesinato a la vicepresidenta”.
No hubo repudio por parte de Bullrich, quien en ese entonces ejercía el cargo de presidenta del PRO. Por cierto, es lógico el accionar de la ex ministra de Macri y De La Rúa cuando la vemos arengando y pidiendo una Argentina SIN Cristina.
Con el transcurrir de los días, supimos que todas las pruebas producidas en relación con la participación de Milman resultaron incriminatorias. Sin embargo, toda la “investigación” se caracterizó por evitar conocer la verdad: testigos que borraron sus teléfonos, pruebas destruidas y un intento denodado por evitar descubrir la posible participación de terceros, financistas e instigadores del intento de asesinato.
En mayo de este año, el fiscal Rívolo dio por cerrada la “investigación” del intento de asesinato y pidió la elevación a juicio de la causa únicamente respecto de Brenda Uliarte, Fernando Sabag Montiel y Gabriel Nicolás Carrizo. En su dictamen, el fiscal omitió por completo valorar todo lo relacionado con las líneas de investigación que vinculan a los responsables materiales con los autores intelectuales del atentado.
Mientras tanto, la candidata del macrismo, no sólo no ha repudiado el intento de magnicidio, sino que además insiste en su discurso de odio y violencia. “Es todo o nada”, repite. La quiere muerta o presa. En sus oficinas, borraron de los teléfonos pruebas claves para la causa. Asimismo, no avanzaron en la investigación sobre los pagos injustificados de la familia Caputo (de estrecha relación con el macrismo) a integrantes de Revolución Federal, el posible lavado de dinero en torno a personajes relacionados con el atentado y una infinidad de indicios pendientes de investigación que muestran un vínculo entre quienes narraron cómo matarían a la vicepresidenta y los perpetradores del ataque. No hay “lobo solitario”. Todos los caminos conducen a Bullrich.
Cristina lo dijo el pasado 29 de mayo (lo dijo “una y mil veces”), ni la jueza Capuchetti, ni el fiscal Rívolo “quisieron investigar el intento de asesinato” y mostraron una celeridad en la elevación a juicio nunca antes vista. Será tal vez porque la magistrada es manejada con joystick por el espacio político al que pertenece de Patricia Bullrich. Todo tiene que ver con todo.
¿Qué significa una Argentina SIN Cristina? En la carrera presidencial de Patricia Bullrich está la respuesta. La ex ministra de Fernando de la Rúa -a quien no le tembló el pulso cuando le recortó el 13% a los jubilados y jubiladas- afirmó esta semana que pretende hacer un blindaje, una reforma laboral y pedirle más plata al FMI. Más 2001 no se consigue. Ya lo dijo Néstor Kirchner: "Es débil con los fuertes y fuerte con los débiles".
Digamos las cosas como son: Una Argentina SIN Cristina, es retroceder al 2001. Eso es lo que quieren. Por eso la quieren presa o muerta. No quieren que el pueblo argentino tenga esperanzas. Quieren eliminar de la memoria del pueblo los 12 años de kirchnerismo. La única manera que tienen de avanzar es retroceder a una Argentina donde la independencia, la soberanía y la justicia social no existían. Eliminar. Exterminar. Destruir. Negar. Quitar. Esos son sus verbos. “Es todo o nada”, vocifera la ex ministra de la Alianza mientras se abraza a la impunidad que le otorga el Poder real.
Ya lo dijo Cristina: “Van por todo. No vienen por mí, vienen por ustedes". Lo sabemos y vamos a defenderla, porque hacerlo significa defendernos a nosotros mismos, nuestra dignidad como argentinos y argentinas, nuestro futuro. Defender a Cristina es defender la Argentina.
Cristina representa para el poder real una amenaza. Es el símbolo de un país desendeudado, donde se vivía mejor. Donde no se trataba de quitar derechos sino de ampliarlos. Es la encarnación misma de todo lo que si podemos hacer. Recuperar las empresas, recuperar el poder adquisitivo, recuperar los sueños.
La escena de Bullrich con los jóvenes PRO pidiendo una Argentina SIN Cristina es lo que está en juego en estas elecciones. Lo que denota la arenga y la sonrisa de la candidata macrista es su “carencia o falta de algo”. No cuenta con lo indispensable para quedar en los libros de historia: el amor de un pueblo al que solo le ha quitado.
La quieren muerta o presa porque durante sus dos gobiernos recuperamos las AFJP, YPF y Aerolíneas. Porque en esos 12 años de kirchnerismo nos desendeudamos y le dijimos chau al FMI. Porque cuando terminó su segundo mandato los laburantes se llevaban el 51,8 % del PBI y los jubilados y jubiladas tenían remedios gratis. Porque los pibes y pibas tenías sus notebooks. Porque se podía acceder a vivienda digna. Por eso la condenan, por eso la quieren matar. Porque como ella misma dijo “Si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo”.
Lo que queremos es una Argentina CON trabajo bien pago, CON educación gratuita y de calidad, CON acceso a la salud pública, CON desarrollo, CON ciencia y tecnología. Una Argentina CON argentinos y argentinas, que piensen como piensen tengan amor por la Patria. Una Argentina que cierre CON la gente adentro, una Argentina como la que nos invitó a soñar y construir Néstor y vivimos CON Cristina.