En 1902 se sancionó la ley que restablecía la edad de dieciocho años para los hombres, y no de 22, para poder votar. En 1910 después de la sanción de la “ley Sáenz Peñaˮ, se estableció que el voto fuese secreto y obligatorio través de la confección de un padrón electoral. Finalmente, fue en 1947 bajo la presidencia del Gral. Juan Domingo Perón y el coraje de Evita, donde se le reconoció a la mujer el derecho a votar, logrando así, el voto universal sin distinción de sexo ni de edad.
Hoy, con las mismas convicciones y bajo la misma bandera, se continúan ampliando los derechos de los ciudadanos al permitir que los jóvenes tengan la posibilidad de elegir a sus representantes e incorporándose cada vez más a la política. Un 17 de Octubre de 1945 se consolidaba el peronismo, el amor de un pueblo y la democracia. Hoy, 67 años después, continuamos por ese camino.
La Ley de Profundización de la Democracia que habilita a los jóvenes de 16 y 17 años a votar en las elecciones nacionales ya cuenta con media sanción. Fueron 52 los votos positivos, tres los negativos y dos las abstenciones.
Esta ampliación de derechos es una muestra más del papel transgresor del peronismo a lo largo de la historia, y sobre todo la demostración fehaciente que este Gobierno Nacional lucha para que los 40 millones de Argentinos tengan voz, participación en el Estado y que los mismos pasen de la invisibilidad al reconocimiento.
De aprobarse esta ley, se incorporarían alrededor de un millón 400 mil jóvenes al padrón, lo que implicaría un crecimiento del 4,6 por ciento de electores. Número que no impactaría en el resultado final y rompe con toda la especulación política que se hizo desde la oposición.
Pero más que votos, lo que busca este proyecto es más participación y más discusión. En definitiva se trata de devolvernos a la juventud los derechos y las ganas de ser parte de una construcción colectiva, derechos que nos robaron la última dictadura y el neoliberalismo de los 90.
Hay quienes afirman que aquellos que podamos votar a los 16 años vamos a ser fácilmente influenciados por los partidos políticos. Estas personas no hacen más que subestimarnos. Somos sujetos políticos que confiamos en un proyecto nacional, federal y colectivo, que brinda el espacio para discutir y nos permite ser parte de la historia.
Hoy, gracias a este Gobierno inclusivo, y con esta ley ya aprobada en San Juan, Tucumán y Misiones, estamos a un paso de un nuevo triunfo histórico a nivel nacional. Donde cada vez existen más puertas abiertas, donde cada vez más voces son escuchadas y donde cada vez más, los 40 millones de argentinos nos consolidamos como un solo pueblo unido.
En 1902 se sancionó la ley que restablecía la edad de dieciocho años para los hombres, y no de 22, para poder votar. En 1910 después de la sanción de la “ley Sáenz Peñaˮ, se estableció que el voto fuese secreto y obligatorio través de la confección de un padrón electoral. Finalmente, fue en 1947 bajo la presidencia del Gral. Juan Domingo Perón y el coraje de Evita, donde se le reconoció a la mujer el derecho a votar, logrando así, el voto universal sin distinción de sexo ni de edad.
Hoy, con las mismas convicciones y bajo la misma bandera, se continúan ampliando los derechos de los ciudadanos al permitir que los jóvenes tengan la posibilidad de elegir a sus representantes e incorporándose cada vez más a la política. Un 17 de Octubre de 1945 se consolidaba el peronismo, el amor de un pueblo y la democracia. Hoy, 67 años después, continuamos por ese camino.
La Ley de Profundización de la Democracia que habilita a los jóvenes de 16 y 17 años a votar en las elecciones nacionales ya cuenta con media sanción. Fueron 52 los votos positivos, tres los negativos y dos las abstenciones.
Esta ampliación de derechos es una muestra más del papel transgresor del peronismo a lo largo de la historia, y sobre todo la demostración fehaciente que este Gobierno Nacional lucha para que los 40 millones de Argentinos tengan voz, participación en el Estado y que los mismos pasen de la invisibilidad al reconocimiento.
De aprobarse esta ley, se incorporarían alrededor de un millón 400 mil jóvenes al padrón, lo que implicaría un crecimiento del 4,6 por ciento de electores. Número que no impactaría en el resultado final y rompe con toda la especulación política que se hizo desde la oposición.
Pero más que votos, lo que busca este proyecto es más participación y más discusión. En definitiva se trata de devolvernos a la juventud los derechos y las ganas de ser parte de una construcción colectiva, derechos que nos robaron la última dictadura y el neoliberalismo de los 90.
Hay quienes afirman que aquellos que podamos votar a los 16 años vamos a ser fácilmente influenciados por los partidos políticos. Estas personas no hacen más que subestimarnos. Somos sujetos políticos que confiamos en un proyecto nacional, federal y colectivo, que brinda el espacio para discutir y nos permite ser parte de la historia.
Hoy, gracias a este Gobierno inclusivo, y con esta ley ya aprobada en San Juan, Tucumán y Misiones, estamos a un paso de un nuevo triunfo histórico a nivel nacional. Donde cada vez existen más puertas abiertas, donde cada vez más voces son escuchadas y donde cada vez más, los 40 millones de argentinos nos consolidamos como un solo pueblo unido.
