Es sabido que los valores que arroja la industria automotriz constituyen uno de los indicadores económicos más importantes del funcionamiento del país. Si los viésemos plasmados en un gráfico, veríamos que los números pueden crecer, mantenerse estables, o irse al pasto, como lamentablemente está sucediendo desde que la Alianza Cambiemos se instaló en la Casa Rosada.
Durante la última década celebramos con el puño cerrado cada vez que las cámaras empresariales difundían los números de fabricación, venta y exportación de automóviles (y motos), ya que los valores se superaban año a año, aún cuando los países desarrollados del primer mundo estaban siendo sacudidos por una de las más feroces crisis financieras de la historia.
Ahora que gobiernan Mauricio Macri y los gerentes de las multinacionales, aparte de sacarle el trabajo a la gente, de transferir escandalosas sumas de dinero a los grupos concentrados de la economía, de silenciar a los comunicadores opositores, ordenar la persecución judicial de funcionarios kirchneristas, encarcelar dirigentes sociales y “cazarˮ militantes camporistas, también están detonando la economía nacional, contrayendo el consumo y afectando de modo brutal, en consecuencia, el bolsillo del pueblo trabajador.
Hoy no debe haber un solo indicador económico favorable. Entre otros males, irrumpe la escalada de precios en los alimentos, la ropa y los medicamentos, el desplome de la fabricación de cemento, los escandalosos aumentos de los alquileres, los anunciados tarifazos en las boletas de los servicios públicos y pasajes del transporte público y, tal como se anuncia más arriba, el derrumbe de la industria automotriz, que en el primer mes del año fabricó casi 18.000 mil autos, lo que representa una caída del 30,6% en relación a enero de 2015.
Los datos, que fueron difundidos por la Asociación de Fabricantes de Autos (ADEFA), una cámara que agrupa a las terminales automotrices locales, revelan también que el mes pasado se exportaron apenas 3.888 vehículos, lo que representa una baja del 49% respecto de enero de 2015, y un 64,5% menos que en diciembre pasado (los valores coinciden con los niveles del fatídico 2002).
Desde ADEFA resaltaron que el volumen de fabricación de enero estuvo condicionado por algunos factores internos de la actividad ˮ“como paradas ya programadas en las distintas plantas, la menor cantidad de días hábiles de producción que hubo en el mes, y también la caída del que registró durante enero el mercado automotriz de nuestro hermano mayor, Brasil-, pero ya lo dijo el General: la única verdad es la realidad.
Una realidad que ahora añoramos, por supuesto, por los valores que los cuarenta millones supimos conseguir en el 2011, 2012 o 2013. Fue hace tres años que se arañó la comercialización de tres millones de coches; un millón correspondió a los nuevos patentamientos, y los otros dos a la transferencia de usados. Hablamos de la venta de un auto cada cinco minutos. O de un coche cada cinco hogares (en el 2003 había un auto cada diez viviendas). Hablamos de números históricos. Los más importantes de la historia de la industria automotriz nacional.
Eso sí. Macri redujo los importes que se le estaban cobrando en impuestos a los importadores de autos de media y alta gama. Los precios de aquellos lujosos autos, ahora sí, bajaron. Pero la contracara de aquella corporativa decisión quizá explique, en parte, el desplome de la producción, ya que los precios de los autos populares sufrieron una fuerte suba como producto de la devaluación y la inflación.