Política

Se profundiza la estanflación

El INDEC dio a conocer la inflación de marzo que muestra un preocupante aumento del costo de vida. Los precios siguen subiendo por el ascensor mientras los salarios y la producción caen por un precipicio.
por La Cámpora
12 abr 2017
La inflación de marzo fue del 2,4% según el Instituto Nacional de Estadí­sticas y Censos. Los rubros que más empujaron a la suba de precios fueron los alimentos y bebidas, la educación y la indumentaria. Una vez más, las propias mediciones oficiales desmienten el relato del macrismo. Mauricio Macri, Marcos Peña, Rogelio Frigerio y varios funcionarios han machacado hasta el hartazgo que los precios estaban bajando. Sus propias mediciones les arrojan un baño de realidad y evidencia que su discurso es relato. El Presidente decí­a en campaña que bajar la inflación era la tarea más sencilla. Al dí­a de hoy no logra bajar a los niveles que se registraban en los últimos meses del Gobierno anterior. Los datos conocidos ayer le dan la razón al conjunto de los trabajadores, en particular a los docentes tan violentamente agredidos por el Gobierno Nacional y el de Marí­a Eugenia Vidal. En el primer trimestre del año ya hay un acumulado de 6,3  por ciento, que aún no contempla el impacto de todos los tarifazos. El acumulado de los próximos nueve meses no puede superar los 10,7 puntos para cumplir la meta del 17  por ciento. Suena a misión imposible. Si se proyectara la inflación de marzo para el resto del año, el 2017 cerrarí­a con un 27,9  por ciento de inflación, casi 11 puntos más que lo estimado por el Gobierno. Ofrecerle un 18  por ciento a los docentes luego de haber perdido diez puntos de salario en 2016 y el incumplimiento del gobierno provincial de operar la cláusula gatillo, y cuando la realidad marca que la suba de precios será mucho mayor, es ofender su inteligencia. Cabe tener presente que aunque la inflación fue del 2,4, el rubro alimentos aumentó un 3  por ciento. Lo más indispensable para los argentinos es lo que más sube. También debe señalarse que la inflación para los hábitos de consumo de los sectores populares es siempre más elevada que la oficial calculada a partir de un promedio. Cuando se ven estas cifras se entiende por qué en Argentina está bajando el consumo de leche y hay familias que se endeudan para poder comer. La respuesta a esta inflación descontrolada fue aumentar bruscamente las tasas de interés del Banco Central. El mensaje del Gobierno es claro: va a aniquilar tanto la demanda como la oferta. La demanda con la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. A la oferta porque el crédito se encarece y es más rentable dedicarse a la especulación financiera que a la actividad productiva. No va a haber crecimiento, creación de puestos de trabajo ni reducción de la pobreza con este ritmo. Además, estas polí­ticas de la entidad monetaria planchan el valor del tipo de cambio. Cuando los sectores exportadores alcen la voz de protesta y el Gobierno acceda a actualizar el valor del dólar, va a sentirse un impacto brusco en los precios. Argentina atraviesa una severa estanflación: suba desmedida de precios con caí­da de la actividad y del empleo. Hay una crisis y hay un gobierno que no la ve o la niega. Si un médico operara con los ojos vendados serí­a un milagro que no hiciera mal las cosas. Acá ocurre lo mismo. Sólo que en vez de un paciente hay millones de personas que ven su calidad de vida deteriorada dí­a a dí­a.
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