Hace un año intentaron matar a Cristina y la bala nos dio de lleno a millones de argentinos y argentinas. Fernando Sabag Montiel apretó el gatillo a centímetros de la cabeza de la Vicepresidenta. Cinco municiones quedaron en la recámara de la pistola Bersa. Y desde ese día la historia se reescribió. Pudo pasar. Casi pasa. Pero no pasó.
10 días antes, los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola habían pedido la pena de 12 años de prisión y la proscripción de Cristina. Acto seguido, un grupo pequeño de personas comenzó a manifestarse con cacerolas y mensajes de odio en la puerta de su casa en la calle Juncal. El kirchnerismo, al ver esas imágenes, se acercó para defender a quien durante 12 años había garantizado y ampliado derechos al pueblo.
A partir de ese día, la vigilia, las vallas, la represión de Larreta y otra vez la vigilia. Hasta el 1 de septiembre donde Sabag Montiel gatilló en la cabeza de Cristina. Y la bala que no salió, sí impactó.
Este viernes, compañeras y compañeros de todo el país expusimos las caras de la impunidad que el Partido Judicial encubre. Por un lado, de la jueza María Eugenia Capuchetti y del fiscal Carlos Rívolo, quienes tienen a su cargo la causa, pero la clausuraron cuando aparecieron las primeras pistas políticas. También, del diputado nacional macrista Gerardo Milman que “predijo” el atentado, del exministro de Finanzas de Mauricio Macri, Luis “Toto” Caputo, cuya empresa financió a Revolución Federal, y de la candidata a presidenta Patricia Bullrich en cuyas oficinas se borraron pruebas.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto a organizaciones sociales, políticas y sindicales del campo nacional y popular realizamos intervenciones para señalizar la impunidad en distintos puntos de forma simultánea. En cada sitio, escuchamos en altavoz audios y testimonios relativos a la temática y se señalizaron los lugares, indicando la cadena de responsabilidades que existe, mientras se repartía un folleto explicativo.
Uno de los lugares de la convocatoria fue la zona entre el anexo del Congreso de la Nación y el Bar Casablanca, donde el diputado macrista cercano a Patricia Bullrich, Gerardo Milman, mantuvo una reunión con dos asesoras en la cual un testigo reveló escucharlo decir: “Cuando la maten yo voy a estar camino a la costa”, dos días antes del atentado a la vicepresidenta. Y, efectivamente, no sólo estaba en la Costa cuando ocurrió sino que unos días antes había presentado un misterioso proyecto de ley anticipando un posible atentado a Cristina.
También, estuvimos en la sede legal de Grupo Caputo Hermanos, en Santa Fe y Uruguay. La firma de los hermanos de Luis “Toto” Caputo, el exministro de Finanzas de Mauricio Macri, transfirió por lo menos 15 millones de pesos a Johnatan Morel, líder de la organización Revolución Federal que realizaba escraches violentos y amenazas a dirigentes peronistas, teniendo posibles vinculaciones con el intento de magnicidio.
Otro de los puntos centrales fue la ONG de la candidata a presidenta Patricia Bullrich en Avenida de Mayo al 900, en las oficinas del “Instituto de Estudios Estratégicos”. Es allí donde el diputado nacional y mano derecha de Bullrich, Gerardo Milman, llevó a sus secretarias para que un perito informático del Pro borrara sus celulares antes de que pudiera peritarlos la Justicia.
Por último, bajo la consigna “Feminismo con Cristina, en honor a la verdad”, el colectivo de mujeres y disidencias se dio cita en la Plaza Lavalle, frente a Tribunales. Ahí realizamos una radio abierta en la cual se leyó un documento, realizamos distintas intervenciones culturales que incluyeron el armado de gigantografías y grafitis; para culminar con la proyección del documental de la organización.
A su vez, en las provincias nos encontramos en unidades básicas, ateneos y centros culturales para proyectar el documental realizado por la organización "La bala que no salió y el fallo que sí saldrá".
El intento de asesinato a Cristina forma parte del proceso de persecución política, mediático y judicial que ya la proscribió y que ahora la quiere, como dijo ella, presa o muerta. La atacan precisamente por lo que representa para el pueblo argentino. Porque es sinónimo de esperanza, de lealtad y de indisciplinamiento al poder. “¿O por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Por eso, porque nunca fui de ellos ni lo voy a ser, hagan lo que hagan, me quieran matar, meter presa, nunca voy a ser de ellos. Yo soy del pueblo y de ahí no me muevo”.
[gallery ids="92751,92779,92778,92777,92750,92776,92775,92745,92774,92748,92742,92743,92753,92741,92773,92772,92771,92770,92769,92746,92768,92740,92744,92752,92767,92766,92765,92764,92763,92762,92761,92760,92759,92758,92757,92756,92755,92754,92749,92747"]