Política

SOMOS PATRIA GRANDE

por La Cámpora
5 nov 2015
Diez años después del histórico NO al ALCA, América Latina vuelve a vivir un punto de inflexión. La contraofensiva de la derecha a nivel regional busca poner contra las cuerdas los gobiernos populares  que abogan por su autodeterminación y soberaní­a.   Con una agenda clara buscan, además de revertir los grandes avances que se han logrado en cada uno de nuestros paí­ses, retomar  el proyecto  del libre comercio que Néstor, Chávez y Lula sepultaron en Mar del Plata, para que seamos nosotros, los paí­ses emergentes, los que paguemos las consecuencias de las crisis europea y norteamericana. Hace 10 años, la IV Cumbre de las Américas de 2005, realizada en la ciudad de Mar del Plata (Argentina) selló el fracaso definitivo del ALCA (írea de Libre Comercio de las Américas), expresando y consolidando el giro polí­tico que comenzaba a darse en la región, en oposición a las polí­ticas neoliberales y de libre comercio a ultranza. Con Néstor a la cabeza de nuestro gobierno, se limitó la cuestión del ALCA y se logró centrar el debate en el lema de la Cumbre: “Crear Trabajo para Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democráticaˮ, realizándose en paralelo, la “III Cumbre de los Pueblosˮ, que finalizó con la demanda suspender “las negociaciones para crear un írea de Libre Comercio de las Américas, inmediata y definitivamenteˮ. Demanda que selló la frase célebre de Hugo Chávez “ALCA, ALCA, ¡al carajo!ˮ. Mientras tanto, en el discurso de apertura de la Cumbre, Néstor describió la disputa subyacente en torno al modelo de integración y anunció los términos de la confrontación que se darí­a entre los altos mandatarios esa misma noche. En ese sentido, aunque el ALCA no fue incluido en la agenda oficial, resultó ser la única de las 155 iniciativas presentadas que fue debatida personalmente por los jefes de Estado y de Gobierno, durante toda la madrugada del 5 de noviembre. “La integración posible será aquella que reconozca las diversidades y permita los beneficios mutuos: un acuerdo no puede ser un camino de una sola ví­a, de prosperidad en una sola dirección, un acuerdo no puede resultar de una imposición en base a las relativas posiciones de fuerzaˮ, afirmó entonces, nuestro querido Néstor. Lo que a nosotros nos dio libertad y soberaní­a, se tradujo en una ofensiva más voraz que los propios términos del tratado, en donde Estados Unidos comenzó con una búsqueda implacable hacia la constitución de Tratados de Libre Comercio (TLC) bilaterales. Así­, avanzó en Perú, Panamá y Colombia; República Dominicana y Centroamérica (Cafta, por sus siglas en inglés), que incluye a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, además de los preexistentes con México y Chile, concretando así­ una consolidación libremercadista que comprende a Norte y Centroamérica con la costa Pací­fico de Sudamérica, exceptuando sólo a Ecuador. Luego, de cara a la resistencia conjunta de los paí­ses emergentes durante la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en 2008, que bloqueó el avance de la agenda libremercadista impulsada por Estados Unidos y la Unión Europea (UE), se negociaron dos nuevos acuerdos que delimitan a la región: uno con la Unión Europea y otro con 10 naciones a ambos lados del Océano Pací­fico. í‰ste denominado Acuerdo de Asociación Transpací­fico (TPP), incluye a México, Perú y Chile. En América Latina, la pieza que encaja en este nuevo ajedrez es la Alianza del Pací­fico, la expresión de la contraofensiva de la derecha, donde nuevos empleados de ese poder económico intentan someter a los paí­ses que hace 10 años fuimos los protagonistas de la recuperación de la dignidad de los pueblos, proponiendo un dueño donde Néstor y Cristina propusieron y concretaron sueños. Ello, de cara al avance de la UNASUR, la ampliación del MERCOSUR y la creación de la CELAC. Ahora, en este nuevo escenario que se construye desde aquel No Al ALCA triunfal de Néstor, Chávez y Lula, reconstruir la unidad es la tarea de la militancia como sujeto polí­tico y social, garante de la continuidad del proceso de cambio que iniciaron nuestros presidentes hace diez años, que hoy representa y profundiza Cristina y que con convicción y coraje podremos asegurar. Hoy, a 10 años del No al ALCA y desde la tierra donde lo enterramos, honramos y celebramos al ˮ˜Néstor Colectivoˮ™ a nivel regional, militando más que nunca por la unidad de los pueblos Nuestra América. Desde ese dí­a, hoy, y por siempre, SOMOS PATRIA GRANDE.  
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