Opinión

Un intrincado trabajo cotidiano por la vida, la verdad y la justicia

Por Horacio Pietragalla
por La Cámpora
9 oct 2016
La noticia del nieto 121, hijo de Domingo Menna y Ana Maria Lanziloto, despierta las más sinceras de las alegrí­as a los que formamos parte de Abuelas de Plaza de Mayo, a los organismos de DDHH, pero también a gran parte de la población argentina y mundial. A todos aquellos que comparten que la apropiación de bebés en la última dictadura militar que nos tocó sufrir a los argentinos, fue unos de los delitos aberrantes que hasta el dí­a de hoy sigue generando dolor y angustia a los familiares que buscan poder abrazar a ese joven que fue arrebatado de brazos de sus madres después de parirlos en centros clandestinos de detención o después de quitarles las vidas a sus progenitores en algún operativo. Detrás de de cada encuentro hay una labor que realizan nuestras queridas Abuelas. Pero también hay trabajadores anónimos que hacen posible que un hombre o mujer hoy pueda encontrarse con la verdad. Abuelas de Plaza de Mayo está conformada por áreas especí­ficas que nutren a la asociación, áreas como Investigación que reciben procesan e investigan denuncias aportadas por parte de la ciudadaní­a, Difusión y Prensa que lleva adelante el mensaje de nuestras Abuelas pero que también comunica con el objetivo de llegar a esos jóvenes que hoy buscamos desde campañas y ciclos como Deporte x la identidad, Música x la identidad, Twists Relatos, concursos etcétera, Teatro X La Identidad ya conformado como organismos independiente que genera conciencia a través del escenario. El área de presentación espontánea que recibe a todo persona que tenga dudas de su identidad, la jurí­dica que entre tantas cosas nos ayudan a poner en orden nuestras documentaciones con el nuevo nombre y apellido, el Centro de Atención Psicológica por el Derecho a la Identidad, el Archivo Biográfico Familiar que reconstruye la historia de nuestros padres con relatos de familiares y amigos que tantas herramientas nos da para conocer más de nuestras familiares que ya hoy no están y el área Genética que desde abuelas brinda la colaboración al banco genético de datos para actualizar los grupos familiares. Abuelas también trabaja en conjunto con la comisión nacional por el derecho a la identidad, creada por pedido y facultada para realizar acciones de orden oficial que no podrí­a llevar adelante una asociación. También desde el ministerio publico fiscal a cargo de la procuradora Alejandra Gils Carbó, la Unidad especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado y el banco genético de datos que merece un capí­tulo aparte. El Banco Nacional de Datos Genéticos es el lugar donde se confirma nuestra identidad biológica. En este banco se encuentran los distintos patrones genéticos de los grupos familias que buscan a su integrante secuestrado de bebe o con pocos años de vida. Cabe destacar por tanta confusión que generaron algunos sectores mal informados que este banco genético no es el mismo que lleva adelante el equipo argentino de antropologí­a forense ya que en este se analizan restos óseos hallados en fosas comunes o enterrados como NN para devolverle su identidad. Este banco de datos genéticos es la mayor herramienta que tiene la problemática de las apropiaciones en la época de la dictadura. El avance de la ciencia, nos permite que muchas personas puedan saber su verdad sin ningún marco de duda, es eficaz y transparente. Al explicar las acciones de Abuelas de Plaza de Mayo y lo complejo de la tarea es también necesario entender que el Estado, que fue el responsable de cientos de identidades robadas, debe cumplir un rol activo. Y que también el acompañamiento y el aporte de la sociedad es fundamental para llegar a las noticias que tanta conmoción generan, como la noticia de un nieto más. Desde mayo del 2003, con la llegada de Néstor Kirchner, el Estado comenzó a llevar adelante una agenda activa en materia de derechos humanos. Abuelas fue parte de esta agenda y se vio reflejado en el crecimiento de la asociación y por ende también en la cantidad de nietos/as que recuperaron su identidad. Hoy lamentablemente vemos que en materia de DDHH hay retrocesos que nos preocupan: por ejemplo que se ponga en discusión la cantidad de desaparecidos por parte de la jerarquí­a polí­tica de Cambiemos, que se quiera mostrar a los mayores genocidas del siglo pasado como pobres ancí­anos que necesitan arrestos domiciliarios, cuando vemos sentencia tras sentencia de qué manera no colaboran para reparar algo del dolor ocasionado y menos se arrepienten de los aberrantes delitos cometidos. Es más, desafí­an e insultan a organismos y familiares. También el vaciamiento de programas como Verdad y Justicia que daban un acompañamiento integral a familiares querellantes, testigos y a la propia justicia, abogados querellantes de la Secretaria de Derechos humanos que no cuentan con viáticos para poder viajar a las provincias del interior; psicólogos del Centro Ulloa que tampoco tienen recursos, etcétera; el escaso reflejo u omisión del Ministerio de Seguridad nacional en repudiar actos de violencia institucional cometidos por miembros de las fuerzas que conducen habilita la reproducción de estos hechos. Sin duda que la Secretaria de Derechos humanos de Nación deje de ser querellantes en las causas de responsabilidad civil y económica de la dictadura es uno de los sinceramientos de este gobierno, un hecho muy graves para quienes venimos pidiendo verdad y justicia, ya que muchos de sus miembros son Ceos, familiares, dueños o accionarios de empresas investigadas. Los familiares de esos jóvenes que fueron secuestrados torturados violados arrojados vivos desde aviones, asesinados y desaparecidos, jamás tomamos venganza por mano propia. Jamás propusimos ese accionar fomentado por el mismo Mauricio Macri. Ese es el mayor retroceso en las polí­ticas de derechos humanos del gobierno nacional. (Nota publicada originalmente en Tiempo Argentino).
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