Política

Un tal Garcí­a

por La Cámpora
31 mar 2013
garcia1Estamos asistiendo a un nuevo fenómeno del periodismo de derecha vinculado a los servicios de inteligencia. Se manifiesta de dos curiosas formas. La primera es relacionar, como sea, cualquier acontecimiento de cualquier tipo al Papa Francisco y tratar de concluir que Bergoglio estarí­a muy en desacuerdo con nosotros. La otra es que mientras más facho y derechoso es el periodista que escribe contra La Cámpora, por un rato se transforma en el más radicalizado y consecuente militante de izquierda revolucionaria. Si no veamos lo que escribió un tal Garcí­a en el diario de Fontevecchia. Curiosamente, que el compañero Wado haya sido invitado por primera vez a un programa tan intrascendente por su poco rating, al que solo miran unos pocos kirchneristas cabeza de termo, justificó un revuelo importante en el "mundo de la polí­tica", ese grupo de personas que inventan algo y piensan que se transforma en realidad por el hecho de repetirlo sistematicamente por sus medios de comunicación. En realidad, esto habrí­a sido, según un tal Garcí­a, otra burda y obsesionada maniobra de Cristina pensando no en Dios, por supuesto, sino en el Papa argentino. Entonces tira este mágico párrafo: "Para su bolsillo, el mejor rescate que hizo Cristina de su dialogo con el Papa fue un frase. "Me agradeció porque hago participar a los jóvenes en polí­tica", sostuvo. Como si Francisco la hubiera felicitado por agrandar y alimentar a La Cámpora con el estado. La santa sede no se ocupará de contradecirla. De ahí­ que podí­a interesar escuchar y ver al jefe de esa agrupaciónˮ¦".  Clarí­simo. Hasta un tal Garcí­a puede darse cuenta de que Wado vaya a un programa de tele es un mensaje directo al Papa. Como otras tantas decisiones recientes de Cristina, por ejemplo la inauguración de los nuevos simuladores de vuelo de Aerolí­neas Argentinas. Obviamente, le está diciendo a la Santa Curia que tenga cuidado porque estamos adoctrinando a nuevos pichones de pilotos para "puentear" a Francisco y contactar directamente a Dios. El otro fenómeno curioso es que de pronto, cualquier facho llamado Garcí­a se convierte en un militante del ERP. Más allá de que debe ser una gran frustración tener que admitir que La Cámpora "es la experiencia polí­tica más novedosa de los último años, guste o no", mucho peor debe ser tener que parecer un viejo militante revolucionario para poder criticarnos. Entonces, a partir de la intervención de Wado, nos comparte una autocrí­tica muy interesante sobre los años 70, en los cuales su participación seguramente debe haber sido muy pero muy clandestina:  "En su repaso olvidó que buena parte de esa generación maravillosa confundió al rival y se asoció con los militares participando en el Operativo Dorrego con el General Harguindeguy". De haberlo dicho antes, el compañero Garcí­a podrí­a haber evitado 30.000 desaparecidos! Después vuelve a las tradicionales técnicas del periodismo de inteligencia. "De Pedro se aplicó como un hippie en la tele para hablar de la concordia, el amor y la alegrí­a de La Cámpora frente a la presunta actitud belicosa de la izquierda (los ultra, comentó), que también querí­a conmemorar los 37 años del golpe del 24 de marzo en la Plaza de Mayo, cuando en algún rincón se machacaron a golpes para estar más cerca del palco. Como en los 70, cuando los peronistas se mataban literalmente por estar cerca del escenario". A este periodismo rancio de derecha no le hace falta ir a la marcha para saber lo que pasó en ella. Para eso, justamente, sirve la tan prestigiosa profesión de "periodismo rancio de derecha". Total, la gente que lee lo que escribe tampoco fue y ni siquiera le interesa que hace años vienen coexistiendo pací­ficamente dos marchas el mismo dí­a y que lo que pasó la última fue que mientras se iba la primera para dejarle el espacio a la segunda (de izquierda a full y crí­tica del Gobierno, como un tal Garcí­a), un grupo de militantes del Partido Obrero armaron un escandalito muy forzado para tener un espacio en los diarios rancios de derecha que, como venimos viendo, de pronto son más revolucionarios que Santucho si sirve para criticar a La Cámpora. Es que con tal de criticar a la militancia, estos garcí­as no tienen problemas en decir que cualquier funcionario del gobierno nacional es un ejemplo de republicanismo y eficiencia desde el momento en el que un militante es designado para cumplir esa responsabilidad. Incluso no importa si lo que se critica de los militantes es malo o no. Eso ya no importa. Lo que interesa es el tono con el que se escribe, para que parezca raro, sospechoso, oscuro. Un recurso literario, nomás. Nunca se sabe si es malo o bueno que la nota de un tal Garcí­a diga que Wado es uno del los pocos diputados que habla con los de la oposición. Si no es el único, quiere decir que otros también lo hacen. Como vimos, tampoco importa si eso es cierto o no. Pero hace un dí­a, lo malo era que nadie hablaba. Ahora lo malo es que hablamos. Algo de todo eso puede ser verdad? Qué importa? Eso sí­. No podemos dejar de admirar ciertos giros borgeanos en la pluma de Garcí­a para criticar a Wado por haber ido a la tele: "a su madre la abatieron entonces cuando lo tení­a en brazos en una bañadera, de ahí­ que por largos tiempos le provocaba rechazo el ingreso a los baños". Ahora que resulta que está bueno para el periodismo derechoso y amigo de los servicios de inteligencia conversar con todos los opositores, vamos a tratar de que Garcí­a no se entere de que a Wado, efectivamente no le gusta ir a los baños del Congreso pero porque parece que ahí­ está lleno de cagadores. Por último y hablando de diálogo, concordia y pacificiencia nacional, vamos a citar una frase de un tal Garcí­a que sin darse cuenta está inspirada indudablemente en una de Néstor: "el trastorno suele poner nerviosos al protagonista y a sus interlocutores".