“En la Argentina tenemos que hacer nuestra revolución, nuestro socialismo. Estoy seguro de que ese proceso pasa, aquí, por el peronismo.ˮ (Entrevista a Carlos Mugica Revista 7 Días , Junio de 1972.)
Para quienes comenzamos a militar en los aciagos años noventa, la figura del Padre Carlos Mugica ha sido uno de los elementos fundamentales que nos permitió recuperar el sentido de la práctica política en medio de la infamia neoliberal.
Pocos eran por entonces los lugares o espacios donde desarrollar una práctica militante vinculada a la tradición nacional y popular, ya que los tecnócratas se ufanaban de haberla desterrado de la faz de la tierra y de la historia. Uno de los principales lugares de resistencia que encontraron miles de jóvenes dispersos, fueron las villas y los asentamientos. Aquella escuela de militancia volvía a las fuentes, en la búsqueda de lo que nos decían que había terminado: la historia, nuestra historia como pueblo.
Mientras nos querían hacer creer que el peronismo era un movimiento sin doctrina ni valores, vacío ideológicamente, sólo volcado al más puro pragmatismo, que podía impulsar las relaciones carnales con EE.UU. y la liberalización absoluta de la economía, dejando millones de compatriotas desamparados, la figura, las enseñanzas y la práctica del Padre Carlos Mugica se nos apareció, gigante, para decirnos lo que era el peronismo, qué significaba el movimiento nacional y popular y, en definitiva, qué era la política.
Esa aparición no tuvo que ver con un libro o un folleto, fue el testimonio vivo de miles de villeros que seguían viendo en el Padre Carlos la expresión del compromiso, la nobleza, la lealtad y en ellas el recuerdo de un tiempo que parecía no tener retorno.
Luego sí, la sabiduría popular de quienes mantenían viva la llama de la memoria en el medio de aquel zafarrancho ideológico, nos llevó a estudiar, conocer e indagar más de la vida de aquel cura que pretendieron “inmunizarˮ transformándolo en una especie de figura caritativa; nada más alejado de la intención de aquel hombre que se propuso la redención del villero por la vía de la transformación estructural de la sociedad y su manera de producir y distribuir el ingreso. Por eso, su compromiso cristiano lo llevó a estar con los pobres y estar con los pobres lo llevó, lógicamente, al peronismo.
Lo demás ya es conocido, cegaron su vida de 14 balazos un 11 de mayo de 1974. Durante años, asistimos a charlas, homenajes, marchas y demás recordatorios de aquella fecha trágica. Ayer, 36 años después, una Presidenta de la Nación se hizo presente en la Villa 31 de Retiro para cumplir con la Historia y rendir homenaje al ejemplo de militancia y compromiso del Padre Carlos Mugica, en nombre del Estado Nacional y a los efectos de inaugurar un centro de atención jurídico dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación para todos los compañeros villeros.
Mientras Cristina Fernández de Kirchner se dirigía a la multitud de vecinos, militantes de varias generaciones que crecimos con el ejemplo del Padre Carlos, nos preguntábamos con la mirada si lo que estábamos viviendo era real, era algo inimaginable antes del 2003. No es casualidad, el proyecto político que se propone redimir dichos ejemplos, lo hace sobre la convicción irrenunciable de que allí yace nuestro futuro.