El día miércoles pasado estuvimos junto a compañeros de la organización en la Asamblea Popular que trabajadores, vecinos y distintos gremios realizaron en la ciudad de Unquillo, provincia de Córdoba. Sucede que allí, el nuevo intendente Jorge Fabrissín (Cambiemos) decidió despedir por decreto el día 30 de Diciembre a 182 trabajadores entre contratados y personal de planta luego de declarar a los medios locales que el municipio es inviable económicamente. Al presentarse a su lugar de trabajo el primer día hábil de este año los empleados se encontraron con oficiales de infantería de la policía de la provincia y un listado con los nombres de quienes seguían en funciones. Rememorando a oscuras épocas, replicando mecanismos que por estos días hemos visto en otras dependencias, vemos como se atropellan los derechos laborales. La violencia y arbitrariedad de estas prácticas es innegable, la decisión política de que la variable de ajuste sean los trabajadores es evidente. Tanto, que no hubo auditoria, balance de gestión, mesa de diálogo con el gremio ni análisis de alternativas. Está claro que no hubo intención de buscar otras salidas, ni creatividad ni voluntad de acuerdo.
Con preocupación, y sin dejar de ocuparnos, observamos que este no es un hecho aislado, sino que es parte de un mecanismo que se replica en los últimos días en diferentes localidades y organismos de nuestro país, en una ofensiva contra los trabajadores del Estado sin precedentes.
No resulta casual que volvamos a escuchar aquellas definiciones que hablan de provincias y municipios inviables, de recortes y desaparición de reparticiones en nombre de la eficiencia estatal. Tampoco lo es que quienes ahora gobiernan consideren al trabajador como una variable de ajuste que debe "optar por su puesto de trabajo o un salario menor". En estas declaraciones vertidas con impunidad se hacen presentes las ideas del neoliberalismo que no sólo tienen por objetivo al trabajador, que para ellos implica un gasto más. Sino que además y en sintonía con lo primero, procurar retornar a un Estado pequeño. La eficiencia y modernización no es más que una versión actualizada de los achicamientos vividos en décadas anteriores. Así, al disminuir los controles en nombre de una economía más libre se vuelve carente de sentido muchas reparticiones de gobierno que son desintegradas. En definitiva, no es solo el puesto de trabajo lo que está en juego sino también la capacidad de acción del Estado.
Por eso es que Jorge Fabrissín junto a los 182 despidos, desaparece áreas del organigrama estatal dedicadas a brindar servicios a la comunidad, de allí los recortes en deportes, salud, defensa civil, participación ciudadana, etcˮ¦
Todo esto configura un escenario gravísimo para el conjunto de la sociedad. Se persiguen trabajadores en nombre de ideologías políticas o de la eficiencia, se los maltrata a ellos y su familia sin que medie atención por los derechos laborales vigentes y finalmente se atenta contra la comunidad lesionando al Estado en su capacidad efectiva de respuesta, ya conocemos por recortes del pasado que una administración más pequeña no es garantía de mejor gestión.
A su vez, es necesario resaltar dos aspectos vinculados a esta situación que parece generalizarse con el pasar de los días y que tenderá, en las palabras de la vicepresidenta, a profundizarse. Por un lado, detrás del intento de revisión de 65 mil puestos de trabajo en toda la órbita del Estado Nacional y del avance en el mismo sentido que se ha dado en distintos municipios, está la intención de generar un clima que propicie la preocupación por el puesto de trabajo más que por el nivel adquisitivo del salario, de cara a unas paritarias donde no habrá cifras oficiales, por decisión del actual gobierno y además se intentará que los trabajadores asuman con sacrificio el costo de la restauración conservadora, luego de una brutal devaluación con la incidencia lógica en los precios. Por otro lado, todo esto se teje en medio de una complicidad de los medios de comunicación concentrados y de consumo masivo. Ellos, tanto en las señales de Buenos Aires como en sus repetidoras o señales a nivel local, repiten sin crítica ni repregunta la idea de que se trata de medidas necesarias. Desde sus artículos y editoriales justifican los ajustes y despidos.
El entramado que desnuda Unquillo, deja expuesto a las claras los objetivos que se propone un gobierno de corte neoliberal que tiene en sus funcionarios a los mismos que otrora llevaron adelante las mismas medidas, aunque el eslogan suene a nuevo.
Como dejó claro y quedó de manifiesto en el documento de cierre de la asamblea, impera en este tiempo y ante las medidas tomadas que el frente gremial se organice para manifestar y proteger los derechos laborales del conjunto de los trabajadores. Pero además deberá ser un esfuerzo de articulación y construcción con los representantes del pueblo, legisladores, diputados y senadores, para que tanto en el territorio como en el Parlamento se lleven adelante las iniciativas que impidan retroceder en lo conseguido y que discutan el rumbo que parece haber decidido este gobierno, que en nombre de la patria exige sacrificios al conjunto de los trabajadores y sus familias.
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