Fue el femicidio de Lucia Pérez, ocurrido el 8 de octubre del 2016 en la Ciudad de Mar del Plata, el puntapié inicial para que los movimientos de mujeres se decidieran a parar el país, logrando el primer paro nacional al gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Paro que, año tras año, lograron consolidar y profundizar cada 8 de marzo, para encontrarse en las calles y reclamar por sus derechos.
El 2019 enfrenta nuevamente a un escenario desolador a la sociedad en general y a las mujeres y diversidades sexuales en particular. Un contexto de crecientes desigualdades que azotan la realidad: desocupación, pérdida en la calidad de vida, pérdida de poder adquisitivo de las titulares de la Asignación Universal por Hijo y otras pensiones y programas sociales destinadas a disminuir las inequidades. No se puede dejar de mencionar la creciente violencia contra las mujeres que no encuentra límites: femicidios y prohibiciones del acceso a la interrupción legal del embarazo, como así también el desfinanciamiento de políticas públicas que intenten prevenir y erradicar dicha violencia. Ante esto, se vuelve inminente e imperiosa la realización efectiva del cese de actividades en los distintos ámbitos laborales y la consecuente concurrencia masiva de compañeras y compañeres al Cuarto Paro Nacional de Mujeres.
Una nueva época de crisis vuelve a encontrar a las mujeres en las calles como protagonistas. Como lo hicieron en la época más oscura de nuestro país saliendo a buscar a hijxs y nietxs, denunciando a la dictadura más sangrienta de la historia. Como también las encontró cortando rutas y haciendo piquetes, visibilizando las consecuencias de las políticas neoliberales de la década de los ˮ˜90. Hoy no es la excepción un nuevo avance del neoliberalismo en el país y la región, hace que se abracen en las calles para decirle “bastaˮ a esta realidad de hambre, desempleo, violencia y endeudamiento a las que las somete el gobierno de Macri.
Pero sin dejar de lado la reivindicación y el empoderamiento de las mujeres gracias a políticas públicas y a un modelo de inclusión durante doce años de gestión de un gobierno popular. Afirmando que es la participación política y la organización popular la mejor herramienta para defender derechos y para seguir construyendo políticas que tiendan a la equidad y a la igualdad de género.
Las mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries de La Cámpora y del resto del campo popular marcharon en todas las provincias del país, en unidad, reuniendo a miles de mujeres que cantando, llevando sus consignas, alzaron alto sus carteles, pidiendo justicia y rindiendo homenaje a las que ya no están en un solo grito colectivo que hizo templar toda la Argentina “vivas, libres, unidas y gobernando nos queremosˮ.
poniendo en valor la decisión de hacerse cargo de la enorme tarea de acompañar la reconstrucción de la Patria libre, justa y soberana.
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