Más de 300 mil personas se concentraron frente a los tribunales de Comodoro Py para acompañar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en una movilización que dejó bien claro quién conduce el movimiento nacional y popular. Un aluvión de pueblo se volcó a las arterias de todo el territorio nacional en caravanas que durante toda la noche y la madrugada se hicieron sentir a lo largo y a lo ancho del país, pese de un diluvio que no sirvió para estremecer ni a los más chicos.
Era “un regalo de bienvenida de amorˮ, que Cristina agradeció, al dirigir unas palabras a los miles de movilizados. Ante sus primeras palabras, dejó de llover. Los miles y miles de argentinos que se habían acercado para abrazarla ahora hacían silencio para escucharla a varias cuadras de distancia. “Quiero que estén todos tranquilos. Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero nunca me van a callarˮ, aclaró la ex presidenta ante las miles de personas movilizadas. Llamó a conformar un “gran frente ciudadanoˮ, con el objetivo de reclamar por “los derechos que les han arrebatado a los argentinosˮ a través del Congreso Nacional.
“Les propongo un frente en el cual se le pregunte a cada ciudadano no lo que votó, en qué sindicato está, o si es trabajador formal o informal. Propongo un frente que le pregunte a cada uno cómo te está yendo, si están mejor que antes o peor. Ese es el punto de unidad de los argentinos, reclamar por los derechos que les han arrebatado", afirmó la conductora del campo nacional y popular, frente a miles de banderas que cubrían más de cinco cuadras de la avenida Comodoro Py.
“No quiero que los argentinos tengan miedoˮ, expresó Cristina. Al tiempo que repudió el encarcelamiento de Milagro Sala, los “cientos de miles de despidosˮ y la “persecución ideológicaˮ en el Estado. Pidió “libertad para volver a crecer, a trabajar, para que hacer compras no sea una tortura, libertad para todos aquellos compatriotas que necesitan volver a creer que el gobierno los cuida, y no que los maltrataˮ.
Cerca del escenario escuchaban atentas las Madres de Plaza de Mayo y otros referentes de los organismos de Derechos Humanos. En medio de los miles de movilizados también había banderas de HIJOS, se podía ver a los dirigentes de las organizaciones del Frente para la Victoria, sindicatos, organizaciones sociales y artistas que acompañan el proyecto nacional.
Ante el hostigamiento y la persecución judicial, planteó: “Había renunciado a tener fueros, no les tengo miedo. He sido honrada por el voto de ustedes y de muchísimos más. Siento la responsabilidad de ayudar a que mis compatriotas vuelvan a vivir un poco mejor, que es lo que les habían prometidoˮ. Cristina respondió a los ataques del Partido Judicial, y recordó que “sin su complicidad, no podrían haberse consumado los atropellos, las entregas y las desgracias sobre tantos argentinos y argentinasˮ.
Se refirió de esa manera al “hilo conductor de procesos moralizadoresˮ que a lo largo de la historia se dedicaron a justificar golpes de Estado contra los gobiernos populares acusándolos de corruptos. Recordó a gobiernos de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón, derrocados por la alianza entre medios de comunicación hegemónicos y corporación judicial.
Explicó que en esos momentos también “venían por los derechos y conquistas que habían logrado millones de argentinosˮ, porque esos proyectos políticos “no son otra cosa que el movimiento nacional y popularˮ. Definió esa estrategia antipopular como parte de una “matriz comunicacional, política y judicial que se extiende en toda la regiónˮ. Y recordó la proscripción del peronismo con una ironía: “Si pudieran prohibir la letra K del abecedario, lo haríanˮ.
Cristina también aludió al Panamá Gate, que involucra a Mauricio Macri y varios de sus ministros. “En mi gobierno se la pasaron buscando la 'ruta del dinero K' y se encontraron con la ruta del dinero Mˮ, sentenció. A los aplausos les siguieron los masivos saltitos de miles de compañeros, al compás de un “hay que saltar, hay que saltar, el que no salta tiene cuenta en Panamáˮ. Y cerró: “Esto demuestra claramente que los argumentos moralizantes tienen un solo objeto: ir por los derechos adquiridos y por el bienestar que los argentinos ganaron en 12 años de gobiernoˮ.
Mientras dirigía las últimas palabras no sólo a los militantes presentes, sino a todo el pueblo argentino, en medio de los aplausos se despejaba el cielo y salía el sol, ante el sonido unánime de los versos “te juro que a mi Néstor me enseñó que al odio se le gana con amor, vamos a seguir lo que él empezóˮ y el fuerte grito de “no se va, Cristina no se va; con el pueblo en la calle va a estarˮ.
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