Política

A 44 años del asesinato de Paco Urondo

Militante, poeta, novelista, cuentista, dramaturgo, ensayista, guionista y periodista. Autor, entre otros, del libro "La patria fusilada", donde denunció la Masacre de Trelew llevada adelante por oficiales de la armada el 22 de agosto de 1972.
por La Cámpora
17 jun 2020
El 17 de junio de 1976, Francisco “Pacoˮ Urondo fue asesinado por la dictadura cí­vico militar en Guaymallén, Mendoza, cuando el auto que compartí­a con su compañera, Alicia Raboy, y su hija, íngela, fue interceptado por miembros de las fuerzas de seguridad. Alicia se encuentra desaparecida y íngela recuperó su identidad 36 años más tarde. Para recordarlo, queremos compartir uno de sus poemas emblemático, escrito desde la Cárcel de Devoto en abril de 1973. Pasen y lean.   La verdad es la única realidad   Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad; la única irreal es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien si pertenece al mundo de los vivos, al mundo de los muertos, al mundo de las fantasí­as o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción. Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel cuerpo, ese vaso de vino, el amor y las flaquezas del amor, por supuesto, forman parte de la realidad; un disparo en la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos gritos irreales de dolor real de los torturados en el angelus eterno y siniestro en una brigada de policí­a cualquiera son parte de la memoria, no suponen necesariamente el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente es la reja cuadriculando el cielo, el canto perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz fusilada, resucitada al tercer dí­a en un vuelo inmenso cubriendo la Patagonia porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar lo suyo, su realidad. Aunque parezca a veces una mentira, la única mentira no es siquiera la traición, es simplemente una reja que no pertenece a la realidad.      
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