Política

Una trágica historia que se repite

Ajuste, dependencia y represión: el FMI y la última dictadura

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Entre 1976 y 1983, Argentina recibió numerosos desembolsos provenientes del Fondo Monetario Internacional, atados a planes de estabilización, congelamiento de salarios y liberación de precios. Como de costumbre, las medidas impuestas por el FMI perjudicaron gravemente a los trabajadores y las trabajadoras, no mejoraron la economía general y contribuyeron a fortalecer la valorización financiera.

por Santiago Fraschina *
21 mar 2025

Aunque la relación de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional no comienza el 24 de marzo de 1976, la última dictadura cívico-militar tuvo fuertes vínculos con el organismo. Ni bien asumió, el gobierno de facto solicitó un préstamo, el octavo stand-by, con el objetivo de respaldar su programa de estabilización económica. Este programa consistía en liberar los precios y mantener congelados los salarios.


El monto, que alcanzó los USD 300 millones, representó el mayor préstamo otorgado hasta ese momento a un país de América Latina. El país recibió de manera casi inmediata USD 180 millones y, además, obtuvo la posibilidad de gestionar un crédito adicional con un consorcio de bancos de Estados Unidos, Europa y Japón por el que se recibieron USD 1.000 millones, lo que marcó el inicio del rápido crecimiento de la deuda externa pública.


En septiembre de 1977, la Junta Militar volvió a solicitar al FMI un nuevo stand-by por USD 194 millones. Argentina no llegó a utilizar estos fondos, ya que en ese momento su balance de pagos se encontraba equilibrado. Hasta 1980, los créditos otorgados por bancos comerciales contribuyeron a fortalecer las reservas internacionales y permitieron mantener un tipo de cambio cada vez más atrasado, facilitado por la implementación de la llamada "tablita cambiaria".


En ese entonces, si el gobierno argentino hubiera intentado acceder a financiamiento del FMI, el representante de Estados Unidos habría votado en contra, debido a las sanciones económicas impuestas por el Congreso y la administración de Jimmy Carter en respuesta a las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el régimen militar.


Para 1981, la deuda externa había alcanzado un nivel equivalente a cinco años de exportaciones, mientras que la fuga de capitales había debilitado significativamente las reservas del país. En este contexto, Argentina entró en una situación de virtual cesación de pagos y, tras la derrota en la guerra de las Islas Malvinas en 1982, recurrió nuevamente al Fondo. 


Hacia finales de 1982 y principios de 1983, el gobierno utilizó el tramo de reserva y, en enero de 1983, el FMI otorgó dos préstamos por un total de 2.200 millones de dólares –uno correspondiente al décimo stand-by y otro destinado a compensar la caída de las exportaciones– con la condición de reducir el déficit fiscal, controlar la inflación y mejorar la situación del sector externo. Debido al incumplimiento de las metas establecidas, el FMI decidió suspender los desembolsos.






Las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, en sintonía con el lineamiento neoliberal del gobierno, provocaron un grave deterioro del salario en el período de 1976-1983.

En total, en la dictadura, el pueblo trabajador tuvo una pérdida de poder adquisitivo del 46%, que se logra casi en su totalidad en el primer año de gobierno, cuando se congelaron los salarios, mientras se devaluó la moneda.


Evolución del salario medio real base 1975=100



Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Seguridad Social e INDEC.


La participación del salario en el PBI también muestra una drástica reducción en el período mencionado. Mientras que en 1975 la participación de los trabajadores en el PBI era del 48,2%, en 1982 era de tan solo el 29,3%. Este fue uno de los propósitos de la última dictadura militar en nuestro país: garantizar que las ganancias de la producción queden en su totalidad en manos de los empresarios y que estos solo paguen salarios de subsistencia.

Nada de esto se hubiera logrado sin la violencia, la persecución y la represión contra el pueblo organizado.

Participación de los asalariados en el PBI (1976-1982)



Fuente: Elaboración propia en base a datos Graña y Kenedy (2009).


Para sorpresa de nadie, el modelo neoliberal de la dictadura también tuvo muy malos resultados en términos de actividad: lo único que funcionó en plenitud en este período fue la valorización financiera –además de las empresas que se vieron beneficiadas por la estatización de sus deudas-. La economía permaneció estancada y a partir de 1981 entró en crisis por la culminación de un proceso de bicicleta financiera y toma de deuda externa por parte del sector público y privado.


Evolución del PBI entre 1976 y 1982.



Fuente: Elaboración propia en base a datos de Ferreres (2005).


El FMI financió y, en gran medida, dictó el programa económico de la dictadura. Y aunque Videla y Martínez de Hoz fantasearon con la “estabilización”, igual que todos los gobiernos con programas del Fondo terminaron fracasando hasta en este objetivo: la dictadura argentina se fue con 300% de inflación.



El Gobierno de Javier Milei, como el de Mauricio Macri, vuelven a traer a nuestro país al FMI y, con él, el feroz neoliberalismo que concentra la riqueza en unos pocos. Como en el cuento de la buena pipa, se repite la fórmula otra vez: miseria planificada y represión para quienes levanten la voz.