El Hospital Nacional en Red Laura Bonaparte es un símbolo nacional de las políticas en salud mental, representa modelos de atención integral, inclusiva, con respeto de los derechos humanos de las personas con padecimientos mentales y problemáticas de consumo y tiene una perspectiva de la salud de base comunitaria y en red.
Representa un modelo que fue construido a lo largo de la historia de tratamiento de la salud mental y los consumos tanto a nivel local como internacional. Algunos lo conocieron como Hospital CENARESO, un Centro de Rehabilitación Social que empezó a funcionar con pacientes internados en 1973 por la Ley 20.332, previo al inicio de la última dictadura militar.
Con la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental (sancionada por unanimidad en ambas cámaras en el período de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y que incorpora tratados y acuerdos internacionales de Salud -OMS- y Derechos Humanos -ONU-) el Hospital asume la iniciativa de dar un vuelco institucional en lo que hace a su sistema de atención que lo sitúa, desde aquel entonces, como un hospital de referencia en la atención y en la formación de profesionales en todo el país.
El nuevo modelo deja de centrarse exclusivamente en la internación (incluyéndola y dignificando sus condiciones) y despliega una enorme variedad de alternativas de atención y cuidados de la salud mental desde una perspectiva de Derechos Humanos, inclusiva y en red. Ello tanto dentro del Hospital como fuera, en diferentes barrios populares de la CABA y PBA, contribuyendo así a una ampliación y mejora sustantiva en el acceso a la salud y la salud mental.
De este modo, la mirada que propone el Bonaparte y propone la Ley Nacional en sus intervenciones refleja una comprensión más profunda y multidimensional de la salud mental y los consumos, incluyendo la intersección de un conjunto de otras vulnerabilidades posibles en la vida de las personas a quienes brinda cuidados.
Por tal motivo, junto a los dispositivos de asistencia se organizan intervenciones comunitarias y abordajes psicosociales que hasta hace poco tiempo no eran la regla en la Argentina, incluyendo también a organizaciones religiosas y sociales para el armado de puentes, estrategias de enlace y el despliegue de prácticas de cuidado que muchas veces se ven limitadas si solo se piensan o se ofrecen desde los muros hospitalarios.
Como parte del trabajo en red que despliega el Hospital, también se abrieron centros comunitarios, hospitales y centros de día para garantizar la continuidad de cuidados de las personas que estuvieron internadas. Dicha red de abordaje territorial cuenta con diversos dispositivos en Villa Fiorito, La Cárcoba, Villa Palito, Isla Maciel y Zabaleta.
Las internaciones por motivos de salud mental y consumos problemáticos se llevan adelante en aquellas situaciones en las que los recursos comunitarios y ambulatorios de salud resultaron insuficientes y se evalúa necesaria esta forma de cuidado.
Cabe destacar que las condiciones de la internación también fueron sustancialmente mejoradas, pasando de estructuras de pabellones con decenas de personas en una misma sala a habitaciones con baños y un enorme avance en las condiciones de atención para garantizar un trato digno.
También cumplió y cumple un importante rol de formación de profesionales y trabajadoras/es de la salud y la salud mental, constituyéndose para varias generaciones de trabajadoras/es en una marca especialmente significativa en su recorrido profesional.
Crisis de atención: ¿Qué significa cerrar el Bonaparte?
Por su ubicación atiende a una amplia franja poblacional que generalmente reside en CABA y en Provincia de Buenos Aires, pero también brinda asistencia a personas que provienen de otras jurisdicciones.
Para brindar ahora algunas cifras, en lo que va del año 2024 se atendieron a más de 25.000 personas, se brindaron 98.000 consultas ambulatorias y 15.000 intervenciones en territorio. Además atiende por Guardia a numerosos pacientes e interna a aquellas personas para las que se evalúa necesaria esa forma de atención y cuidados.
En este Hospital también funciona la Línea Nacional de Orientación y Apoyo en la Urgencia de Salud Mental 0800-999-0091. Es una línea gratuita que funciona las 24 horas, los 365 días del año, recibe llamados de todas las jurisdicciones del país y deriva a los Centros de Atención de referencia, de acuerdo a los recursos con los que cuenta cada localidad o territorio. Además cuenta con un servicio especializado en la atención por salud mental y consumos problemáticos para niñas, niños y adolescentes de hasta 18 años y emprendimientos productivos para la inclusión social de las personas. Y cuenta con una Consejería en salud sexual reproductiva y no reproductiva como parte de la atención integral en salud.
Se subraya también que todas estas acciones se han venido desplegando como parte de la reforma del Bonaparte que tuvo inicio en el período de gobierno de Cristina a través de la intervención de la psicóloga Edith Benedeti y pudo continuar a lo largo de los años. Que estos cambios se hayan desencadenado en aquel período se explica por la integralidad de reformas legales y de políticas de Estado que situaron en el centro la ampliación de derechos pero a su vez el esfuerzo por dignificar las condiciones de vida y las instituciones públicas destinadas a los sectores populares.
Esta breve reseña acerca de qué es y qué simboliza el Bonaparte pretende dar cuenta de la potencia de una institución sanitaria reformada pero a la vez busca quizá algo más importante: mostrar de qué se trata cuando se construyen políticas de salud mental y consumos en clave de Derechos Humanos. Esas políticas, como todas las políticas serias en salud, no pueden remitirse solamente a cálculos reduccionistas e ignorantes referidos a la cuantificación de las prestaciones. Menos aún la referencia a la cantidad de personas internadas como única unidad de medida de éxito de una institución de salud, ya avanzado el siglo XXI. Por cada internación en Salud Mental hay cientos de otras intervenciones, prestaciones y acompañamientos territoriales.
Hace un siglo y medio, cuando se inventaron los manicomios (porque no había ninguna otra política de cuidado en salud mental) la unidad de medida de dicha política sí era la cama de internación. Se los llamaba “colonias de alienados”, lo que es más asimilable a grandes asilos qué a hospitales. Por eso resultan tan erráticas y extemporáneas las palabras de la Viceministra de Salud cuando dice que se atiende poco en el Bonaparte al mirar la cantidad de camas como único indicador del volumen prestacional. Lo que ella dice da cuenta de su profundo desconocimiento de lo que involucra un sistema de atención y cuidados con base en la comunidad y desde un enfoque de Derechos.
Recordamos también, en este trágico y brutal contexto de búsqueda de cierre del Bonaparte, algunas palabras del actual presidente de la Nación, él que incluso antes de asumir ya nos había adelantado que su visión era que “quien quiera drogarse que se drogue, que quien quiera suicidarse que se suicide, mientras no genere un gasto al Estado”.
Sin embargo, nunca imaginamos que esos dichos podrían llegar a convertirse en una política de Estado e implementarse del modo trágico, cruel, deshumanizado e irresponsable, en que se ha venido implementando, así como fue el anuncio realizado a tan solo 6 días de conmemorarse el Día Internacional de la Salud Mental, ante la comunidad de trabajadoras/es que realizaban sus tareas de manera cotidiana en las Salas de Internación, en la Guardia y en los Consultorios Externos. Esta decisión genera una enorme preocupación y absoluto desconcierto y sorpresa frente a un tipo de medida que no debería estar incluida en las opciones de un Estado garante de la Salud de su pueblo.
Se pueden redefinir modelos, discutir orientaciones, lo que no se puede es cerrar servicios y menos Hospitales en un momento en el que como nunca en la historia se están haciendo visibles los padecimientos mentales como consecuencia de muchas causas entre las que cuenta también la asfixia económica en general y el contexto de post pandemia en particular. Se están haciendo visibles con una claridad feroz las determinaciones sociales de la salud mental en los procesos salud-enfermedad-atención-cuidados.
Puede observarse que muchos de estos padecimientos están vinculados a la situación argentina y a la crisis económica en todo el país. Nos encontramos en un momento de aumento exponencial de internaciones por motivos de salud mental en Hospitales Generales, de demanda de consultas ambulatorias crecientes. Deberíamos reforzar los sistemas de salud mental y no lo contrario, tal como se está proponiendo desde el Ejecutivo Nacional.
Se suma que no existen muchos antecedentes en Argentina de cierre de instituciones y que nuestro país (si bien comparativamente en la región tiene mucha fortaleza de su sistema de salud) continúa con una importante deuda en materia de atención y cuidados de la salud mental, y esa deuda se agudiza en lo que hace al acompañamiento de las personas con consumos problemáticos de sustancias, de tecnología, entre otras.
Un futuro incierto para la salud mental en Argentina
Lo ocurrido en el Hospital Bonaparte es un reflejo de la oscuridad y violencia con la que el gobierno nacional trata cotidianamente a nuestro pueblo y el particular ensañamiento y empuje a la soledad con aquellas personas con menos recursos y con más necesidades de cuidados. En este caso personas con padecimientos de sectores populares y empobrecidos de nuestro pueblo, que a lo largo de muchos años fueron encontrando en este Hospital un espacio de alojamiento, tratamiento digno y cuidado.
En la actualidad hay 30 personas internadas y el Hospital tiene capacidad para internar a más personas aunque una de sus Salas se encuentra en refacción. La manera de atender y de brindar cuidados en salud mental prioriza los abordajes en la comunidad y en su extremo están las internaciones cuando se agotaron otros recursos, ahi la internación constituye un legítimo recurso de intervención terapéutica también establecido en la Ley Nacional de Salud Mental.
En la Argentina se puede internar, se interna, en la Provincia de Buenos Aires durante 2023, sólo en el sector público, se produjeron 41.125 internaciones por motivos de salud mental voluntarias e involuntarias. Pero a ese número de internaciones debe vincularse un número exponencial de consultas e intervenciones ambulatorias como por ejemplo las intervenciones desde los dispositivos de hospital de día, centros de día, consultorios externos, atención en el primer nivel, talleres de promoción y prevención, entre otras intervenciones realizadas.
Y sumamos, si la preocupación fuera la baja ocupación de camas, existen infinitas maneras de poder ofrecer más camas para internación, que continúan siendo también un recurso escaso, y en particular se trata de un recurso especialmente reclamado por organizaciones de familiares de personas con consumos problemáticos para las situaciones de crisis, dado que gran parte de las internaciones por consumos (una vez resuelto el episodio agudo en el hospital) continúan en ámbitos subsidiados por el Estado (Sedronar y otros organismos) pero no gestionados por el mismo, un modelo que tenemos que continuar revisando a futuro.
En la Provincia de Buenos Aires en el marco de una gran reforma del sistema de salud y salud mental hemos ampliado en un 69% por ciento el porcentaje de camas de internación en Hospitales Generales provinciales, sin embargo la demanda continúa en aumento. Las internaciones siguen siendo un recurso terapéutico necesario y el Hospital Bonaparte cumple una función importante a nivel nacional.
La sociedad se ha manifestado, las movilizaciones y acompañamiento han sido masivas. No hay organización vinculada al campo de la salud mental que no se haya expresado solicitando que se retroceda en la medida de cierre y re abra todos sus servicios.
Siempre dijimos, y la Ley Nacional de Salud Mental lo expresa de manera muy clara en su definición acerca de la salud mental, que la salud mental no puede pensarse solamente como un campo vinculado a lo psicológico, o a lo biológico, también dijimos muchas veces que no puede exclusivamente pensarse desde los singular sino que hay otro conjunto de determinaciones que la Ley contiene en su definición, culturales, sociales, económicas, políticas, que determinan la salud mental y que no hacen meramente de contexto sino que también hacen a la sustancia con la cual el psiquismo y la subjetividad se producen en un momento histórico, en este caso de nuestro país.
Por eso pensamos que la particularidad de la realidad argentina que estamos viviendo y que tiene también sus contextos latinoamericanos, y a nivel mundial también, exigen un impasse, un tiempo de reflexión donde podamos pensar elementos que tal vez no veníamos pensando tan directamente, como puede ser la crueldad, como un elemento que empieza a circular con una magnitud llamativa, sorprendente, preocupante en la cultura y en la sociedad.
Es urgente incorporar la reflexión acerca de la crueldad y la particularidad acerca de cómo el individualismo en este momento histórico, a partir de los cambios políticos que se vienen dando en Argentina comienza a exacerbarse. Se convoca a la construcción de una vida individual, de un sálvese quien pueda de manera individual y ello eso tiene consecuencias.
Necesitamos construir un espacio de reflexión para este tiempo histórico en el que vivimos, donde la manera de hacer salud mental es para nosotros también una necesaria reflexión sobre estas dimensiones históricas y políticas.
*Militante de La Cámpora y Subsecretaria de Salud Mental, Consumos problemáticos y Violencias de la provincia de Buenos Aires.