Política

Eso de andar haciendo universidades por todos lados

La situación de alerta en las universidades del paí­s: clases públicas y la movilización educativa más grande en quince años. La estrategia de Cambiemos para ajustar en las universidades del interior.
por La Cámpora
14 may 2016
Hacen sólo 5 grados de temperatura y un grupo de jóvenes acomodan algunas sillas en una avenida de Ushuaia. Mate en mano y con los picos nevados como telón de fondo, compañeros de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego llevan adelante una clase pública en reclamo por el presupuesto. La escena se repite a 3.000 kilómetros de allí­, en la ciudad de La Plata, donde militantes del Centro de Estudiantes de Bellas Artes exponen el plan de lucha frente a una clase que se da en la vereda. Lo mismo ocurre en Mendoza capital, donde las cátedras se trasladaron a la puerta de la Legislatura provincial a modo de protesta, o en la Ciudad de Buenos Aires, donde esta semana se vio a docentes de la UBA dictando sus clases en calles, plazas, en vagones de tren -andando- o incluso en el hall del Aeropuerto Internacional Jorge Newbery. Postales como éstas no se veí­an en el paí­s desde hace más de quince años, cuando López Murphy realizó un fenomenal ajuste en la educación superior. Estas semanas volvieron a ser imágenes frecuentes, como si fuera un enorme déjí  vu colectivo, y prepararon el terreno para la movilización masiva que se llevó adelante en el dí­a de ayer. Casi 50 mil personas desbordaron la Avenida Córdoba en reclamo por el presupuesto universitario y la paritaria docente. Cuadras enteras repletas de estudiantes, docentes y trabajadores de la educación, con representaciones gremiales de todo el paí­s, que le advirtieron a la sociedad que algo grave está pasando en las universidades. Ocurre que finalmente el sinceramiento llegó a la educación superior. El presupuesto votado en 2015 preveí­a un aumento que resulta insuficiente para hacer frente a la devaluación de diciembre, el aumento generalizado de precios, el incremento en tarifas de servicios y la consecuente depreciación de los salarios de docentes y no docentes. Pero el conflicto no termina ahí­: hay universidades del interior del paí­s que, estando en mayo, aún hoy no recibieron los fondos del presupuesto aprobado en el Congreso. A modo de ejemplo, universidades como la de La Rioja ya están suspendiendo cursos nocturnos para ahorrar energí­a y otras como La Matanza informaron que no pueden afrontar los pagos de servicios. A esto se suman obras frenadas, comedores que dejan de funcionar, becas que se recortan y, como si fuera poco, una paritaria docente irrisoria. Pero despejemos algunas dudas. La semana pasada, el Gobierno nacional anunció ante los medios una partida de 500 millones para un total de 59 universidades. Sin explicar si se trata de una partida extra, o si por fin está disponiéndose graciosamente a cumplir con las partidas votadas en la Ley de Presupuesto y que aún no fueron remitidas. A su vez, la UBA informó el miércoles felizmente que del total de ese monto, el 30% (150 millones) irí­an a parar a esa casa de estudios, con lo cual no podemos menos que preguntarnos cómo se distribuirá lo restante entre las otras 58 universidades. La alarma está encendida. Está claro que para el partido gobernante la educación no es una prioridad y menos aún las universidades del interior. Al dí­a de la fecha, el Ejecutivo retiene partidas que deberí­an ser remitidas a instituciones de las provincias. Vemos con preocupación la estrategia que asoma por parte del Ministerio de Educación, tratando de calmar las aguas en las universidades centrales para acallar el reclamo y desfinanciar en silencio al sistema de educación superior que se desarrolló en todo el paí­s a lo largo de esta última década. En suma, por su desempeño en el Gobierno porteño, sabemos que son expertos en subejecutar presupuesto educativo y en esta lí­nea, simplemente basta recordar palabras del propio Presidente de la Nación en 2014: “ ¿Qué es esto de andar haciendo universidades por todos lados?ˮ (discurso en pleno salón auditorio de la Facultad de Cs. Económicas de la UBA). La UBA, al pie del Cambio En este sentido, llamó la atención el modo de proceder respecto a la Universidad de Buenos Aires. Según el propio rector Alberto Barbieri, le anunciaron por teléfono desde el Ministerio de Educación la noticia de una partida extra para la UBA. Casualmente, fue sólo algunas horas antes de que esa Universidad se dispusiera a emitir su segunda declaración de preocupación y a acompañar la movilización del jueves, iniciativa que fue congelada ante este aparente salvataje. Si bien dicho anuncio no logró frenar la masiva participación en la movilización, ni el centenar de clases públicas que se siguieron realizando ayer y hoy, resulta clara la maniobra. Más aún, cuando sólo algunas horas después se pudo escuchar a las autoridades de la UBA, muchas de ellas integrantes de la Alianza Cambiemos, repitiendo en radios y otros medios las definiciones del ministro Esteban Bulrrich: que no existe tal crisis en la educación. Al momento, continúan las clases públicas en las Facultades. Ayer, además, un grupo de autoridades y militantes del kirchnerismo universitario entregaron al Ministro de Educación un petitorio con más de 43.000 firmas de estudiantes, docentes y graduados exigiendo la defensa de la educación pública. Macri lo hizo La unidad en la lucha fue clave para poder visibilizar el reclamo. Por primera vez en años, todos los gremios y todos los espacios polí­ticos universitarios confluyeron en un mismo plan de acción, articulando en conjunto todo tipo de iniciativas. Desde La Cámpora, entendemos que es fundamental sostener esta iniciativa con aquellos espacios que identifican en el Gobierno de Cambiemos una amenaza para la educación pública. Celebramos el compromiso masivo de militantes y no agrupados con la defensa de las universidades porque entendemos que en ella radica, sobretodo, el futuro de quien es su principal beneficiario: el pueblo. [huge_it_slider id="3"]  
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