Luego de la eliminación de la obra pública en un 80%, un ajuste de las jubilaciones en torno al 20% y el efecto del Impuesto País (impuesto que se cobra por la compra de dólares), el ministro Caputo anunció el sábado la finalización de la primera parte del plan económico que se componía de dos etapas. La primera consistía en conseguir un superávit fiscal duradero en el tiempo a fin de eliminar luego los pasivos remunerados (deuda) del Banco Central.
Más allá de la contabilidad creativa que se utiliza para demostrar el cumplimiento de este objetivo mes a mes, esa etapa culminó con el fallido anuncio del 28 de junio donde los mercados reaccionaron negativamente ante la falta de certezas sobre la salida del cepo cambiario. La segunda etapa, que lo único que hizo fue realizar un pase de deuda del Banco Central al Tesoro (que se creó como una etapa intermedia solamente para ganar algo de tiempo luego del desastre del 28 de junio), culmina con el nuevo anuncio del sábado pasado.
Ahora, los profetas del libre mercado anunciaron la intervención directa en el dólar contado con liquidación (CCL). ¿Por qué sucede esto? Básicamente porque desde el 28 de junio a la fecha, la brecha cambiaria se había incrementado y había alcanzado el 50% (entiendase a la brecha cambiaria como la diferencia que hay entre el dólar oficial y el dólar CCL). La más alta desde la devaluación del 13 de diciembre de 2023.
Este escenario es un círculo vicioso en el que, a mayor brecha cambiaria, menor es la posibilidad de la salida del cepo, por lo que el mercado sigue dolarizando su cartera y, por ende, continúa aumentando la brecha. Esto básicamente significa que, como para salir del cepo de forma “ordenada” la brecha no puede ser muy grande (ante una brecha grande la salida del cepo puede hacer que el dólar oficial tienda al paralelo, generando una fuerte devaluación), el hecho de que esta continúe creciendo da la pauta de que el cepo no se eliminará en el corto plazo. Por ende, el mercado ante esa falta de previsibilidad decide comprar más dólares, lo que hace aumentar aún más la brecha.
¿Qué demuestra esto? Principalmente, que solo con tener superávit fiscal no se ordena la economía. Si bien en momentos de elevada inflación como la actual, una baja del déficit fiscal puede ser positivo en el mediano plazo con el objetivo de estabilizar la economía (esto bien podría lograrse gravando más a las riquezas, en vez de bajar bienes personales), no puede verse como la única herramienta a implementarse.
Tampoco, la única herramienta puede ser el financiamiento absoluto de toda emisión por parte del Banco Central a través de deuda del tesoro. Lo que significa que por cada peso que emite el central para comprar dólares o para pagar deuda, el tesoro debe generar una deuda como respaldo a ese peso emitido. Con la realidad golpeando de frente, a fin de cuentas, el gobierno optó por intervenir.
Ya rige desde hace meses lo que se conoce como el “dólar blend”, que no es más que una intervención indirecta en los mercados paralelos por parte de los exportadores cada vez que liquidan sus divisas (en este caso un 20% del total liquidado va a este mercado y el 80% restante va al oficial). Esta intervención, hecha por los privados y habilitada por el Estado, es una forma de no “mancharse las manos” por parte del gobierno para intervenir en el mercado paralelo. Esto hoy no alcanza, por las expectativas devaluatorias que hay a futuro (producto de la falta de acumulación de reservas, el atraso cambiario y la falta de un horizonte en cuanto a resoluciones cambiarias) y por esto definen, finalmente, intervenir.
¿De qué forma se realiza esta intervención? Lo que hará el gobierno es que, cada vez que le compre a un exportador los dólares correspondientes por su venta al exterior, todos los pesos que emita para poder comprar esos dólares van a tener que ser vendidos (en su valor de dólar CCL) en el mercado paralelo. Por ejemplo, un exportador liquida USD100 dólares por su venta al exterior y para el Estado poder hacerse de esos dólares debe emitir $93.000 ($930 por dólar). Así, el Estado se queda con USD100 y el exportador con $93.000. Lo que hará ahora el gobierno es esos $93.000 que tuvo que emitir, recuperarlos en el mercado CCL, cuyo valor hoy por dólar es de $1350. Esto da ($93.000 dividido $1350) USD69. Entonces, de los USD100 dólares que se hizo el Estado, sale a vender USD69, lo que genera un impacto a la baja en el precio del dólar CCL (dado que ahora hay más oferta que antes generada por el Estado).
Esto es el Estado interviniendo en el precio del dólar de forma directa. No hay libertad de mercado, intervencionismo puro y duro.
A su vez, como el valor del CCL es mayor al oficial, el porcentaje de los dólares comprados que venda en el paralelo dependerá de la brecha. Cuanto mayor sea la brecha, menos dólares necesitará para cubrir los pesos emitidos, por lo que son menos los dólares que venderá en el BCRA. Esto significa que la medida es procíclica. A mayor brecha, menos intervención, por lo que el dólar paralelo podría seguir subiendo. Siguiendo el ejemplo anterior, si el CCL en vez de valer $1350, vale $1500, para cubrir los 93.000 debería vender USD62 en vez de USD69.
Si bien es cierto que la menor intervención podría dar una señal positiva al mercado por el aumento de acumulación reservas internacionales en el Banco Central (si vende menos dólares al CCL se los guarda y así subirían las reservas), ahí el precio del dólar CCL ya no se regiría por una cuestión de oferta y demanda, sino por expectativas del mercado. Habrá que ver qué pesa más.
Lo cierto es que, mientras, el Judas de la economía interviene en los precios de los servicios (ya sucedió con las prepagas) y ahora en los dólares paralelos. Conteniendo la brecha, al menos por unos días, el gobierno aún sufre un fuerte atraso cambiario producto de la flotación administrada o “crawling peg” del 2% mensual (esto significa que el dólar oficial solo sube un 2% todos los meses por decisión del gobierno), mientras que la inflación mensual continúa siendo mucho mayor. Con los mercados paralelos intervenidos, esta variable es la única que podemos observar para intuir cómo será la salida del cepo (si es que ocurre).
Entonces, ¿cómo nos afecta esto a todxs nosotrxs? En este escenario, una salida del cepo solo puede darse con dos factores: una nueva devaluación fuerte que termine de liquidar los ingresos de la población (esto es porque el precio de $930 del dólar oficial no es el que está queriendo el mercado), o un nuevo mega endeudamiento con el FMI que permita eliminar el cepo en valores del dólar cercano a los actuales. El problema ya lo conocemos, en este escenario no difiere mucho: es hambre hoy o hambre mañana.
*Militante de La Cámpora, docente, director de la carrera de Economía de la UNDAV y ex titular del Fondo de Garantías de Sustentabilidad de ANSES.