Ojalá todes hubieran escuchado su voz. Sele cantaba desde el nacer de su vientre con el corazón en mano. Nos regalaba su alma. De sangre peronista, hija de nuestro compañero militante villero Fabián Zalazar, desde los 11 años eligió cómo forma de vida la construcción colectiva de familia y militancia.
A veces en apoyo escolar, a veces jugando, pero siempre con un sentimiento urgente de pelear contra lo injusto: lo injusto de que le falten zapatillas a los pibes, lo injusto de que te duela la panza cuando el fondo de la olla está vacío.
Siempre estuvo para su comunidad: nunca dudó en poner el cuerpo, ni que se rasque el fondo de su olla, aunque le faltaran sus propias zapatillas o se inunde su casa; porque nadie se salva solo. Disfrutamos su empuje y su entrega, nos iluminó con su sonrisa, que hoy es eterna en nuestros corazones.
Sele te cagaba a pedos cuando no estabas cumpliendo con el prójimo. Era organizadora serial de bingos para que las jubiladas puedan tener la merienda de cada semana, y la remera de su centro de jubiladxs. Puso su oreja para todes y tuvo el mejor programa de la radiofonía comunitaria: “El Clan de las Z”.
Se le paraba de manos a cualquiera que atentara contra su familia, que éramos todes, su unidad básica también. Decidimos ser una familia militante hace mucho tiempo ya.
Sele te llevaba puesto. Se le iluminaba la carita cuando aparecía la Jefa: la defendió en Juncal, en el barrio y en las mesas de fiscalización. Y ahora nos cuida desde arriba, en el cielo de los justos.
Porque acá hizo su trabajo hasta donde su corazón aguantó y ahora nos empuja a nosotres. Nos susurrará un bolero, o la marchita. Hasta que todo sea como Sele lo soñó.
Selena Lucía Zalazar. ¡Hasta la Victoria Siempre!