24 de marzo. Nos encontramos en la Av. Libertador frente a la ex ESMA. Hoy se cumplen 21 años desde que Néstor Kirchner bajó el cuadro de Videla del Colegio Militar y recuperó el espacio de derechos humanos para el pueblo argentino.
Nos vamos saludando y entre ronda de mate, cada quien agarra su pechera y su bolsa de lienzo con la insignia del Frente Ambiental para luego dirigirse a su nodo y comenzar a marchar. Son las ocho de la mañana. Ya todxs conocemos los puntos de acopio y nos miramos con la complicidad de quienes sabemos que compartiremos una larga jornada.
"Sí, compa, la botella sí. No, el chicle no”. Suena reiterativo, pero cada vez que lo decimos, algo cambia. Alguien siempre lo escucha por primera vez. Separar residuos durante una marcha es un acto ambiental básico, pero también que incomoda por su singularidad.
Incomoda al poder: el presidente es un negador del cambio climático. O peor, un consciente que avala y alaba a Elon Musk, el mismo que dijo sin reparos que haría un golpe de Estado en Bolivia para apoderarse del litio. Para Milei, una empresa puede contaminar el río todo lo que quiera.
Incomoda a los compañeros. Quedan algunos que todavía no conocen de lo que se trata o no están convencidos de su prioridad en la agenda. De hecho, hay un escéptico con el que me obsesioné y que, al final del día, terminará alcanzando todos los residuos.
A veces, es así: separar en origen es militar, como dijo Máximo. Conducir es persuadir. Será tarea nuestra sumar todas las voluntades posibles como lo hicieron los compañeros y compañeras en los setenta, luchando por un presente más justo. Para poder discutir cómo hacer y poner en valor nuestro ambiente, es necesario que el endeudamiento externo con el FMI no ahogue los esfuerzos de los argentinos y las argentinas, reforzó Máximo.
Sigo la marcha con la bolsa de lienzo a cuestas y -como evocó Cristina la semana pasada- los zapatos de Isauro Arancibia puestos. Es el cuarto año consecutivo que el Frente Ambiental organiza este esquema de gestión con las cooperativas cartoneras. Aunque el método se repite, cada jornada tiene su propio ritmo.
Hoy el clima es fresco, y esa llovizna mínima le da un toque especial a la jornada. Luego, va a salir el sol. Ya saben cómo es esto. Pero para eso falta un poquito.
Llegó el mediodía. Un niño con una remera de la organización de su talle, tímido y mirando a su mamá mientras habla, me pregunta qué voy a hacer con lo que estoy juntando. ¿Lo vas a vender? No. Lo estamos separando, para que luego las cooperativas lo vendan y transformen esos residuos en trabajo y recursos.
La marcha sigue. Bombos y redoblantes marcan el ritmo, banderas que flamean, miradas que se cruzan entre el ruido de la ciudad. Compañeros y compañeras que corren por el cordón. Vecinas que salen a curiosear y saludan desde los balcones.
Me sorprende, con ternura, la sinergia con la que una puede encontrarse con quien busca en silencio en medio de tanta gente. Nunca falla. Veo cómo compañeros y compañeras se saludan con abrazos rápidos, con palmadas en la espalda que refuerzan el amor entre quienes pertenecen a una causa común.
Casi al final de la jornada, las piernas están más pesadas. Levanté una colilla de cigarro amarillenta, escondida en una grieta del adoquinado. “Es del 76,” pensé. "El pucho es rosca", le dije a una compañera, mostrándole mi hallazgo.
El pucho es rosca. Como si en cada pitada hubiera un código, un pacto, una forma de pasar la historia. Es mi abuelo con la premura de no ser atrapado, como si en cada pitada se escondiera un acto de rebeldía silenciosa. Cómo si el fuego de la colilla, la luz entre aquello oscuro que se apaga, es lo que queda en pie. Es absurdo, pero real. Es herencia.
La dictadura fue devastadora en múltiples aspectos. También dejó una huella ambiental. En la provincia de Buenos Aires, creó el CEAMSE y, luego, por el decreto ley 9111 en 1978, obliga a los municipios del área Metropolitana a disponer allí y a pagar tarifas por la disposición final de sus residuos, diseñando un modelo de gestión que consolidó la exclusión. Al transformar la basura en un problema de "desecho" y no de recuperación, se creó una economía de lo descartable que sigue vigente.
La lógica de la “miseria planificada” de la que habló Rodolfo Walsh se reinventa. No hace tanto, se nos dijo que no había que usar barbijos por la “inmunidad de rebaño”, y que la responsabilidad era solo individual, que cada uno se salva solo. Desde el Frente Ambiental de La Cámpora vamos a contar y repetir lo necesario, porque ese discurso individualista, que en la pandemia fue anticiencia y vacunas, es el mismo que hoy niega la magnitud del cambio climático y respalda políticas como las de Macri en 2016 y Milei actualmente.
Me gusta recuperar lo perdido, lo escondido, el olvido. ¿Cómo habrá sido hacer política a escondidas, a los apurones, con la misma urgencia con la que se termina un cigarrillo? Hablo del pucho, pero podría ser del mate. Creo que los argentinos hacemos todo rápido con tal de detener el tiempo.
Vuelvo. El colapso ambiental, eso sí, no es ficción. Es un hecho que nos golpea y lo hace más fuerte en nuestros barrios, donde el calor es insoportable, la proliferación de mosquitos aumenta y la contaminación se huele.
Hay que repensar la movilidad, el cultivo de la tierra y la transición energética, porque ellos no lo harán. La discusión es nuestra, de quienes pensamos en plural y cruzamos juntos el puente.
Son esos gestos los que lo cambian todo. Dan vuelta la taba.
Llegamos. Alguien dice: “Me da orgullo que nuestra orga tenga una pata ambiental tan visible.” Nuestra compa sonríe: hay bolsones con material reciclable yendo para la cooperativa.
Los desechos no siempre fueron un problema. Comenzaron a impactar cuando las sociedades pasaron de ser nómades a sedentarias. Pero en un sistema donde todo se descarta, la basura no es solo un problema ambiental: es una construcción política.
Y si hay algo que aprendimos de la historia es que los ciclos se rompen, pero siempre se pueden reconstruir. Sobre todo cuando se está en movimiento.
Militar en La Cámpora hoy requiere tres cosas fundamentales: amor a la Patria, a Cristina y no permitir que te nublen la vista. Seguimos caminando.
* Militante del Frente Ambiental de La Cámpora.