(*) Por Facundo Tignanelli.
Ayer a la noche hablaba por teléfono con un compañero, que me hacia algunas preguntas sobre la Asignación Universal por Hijo. Desde ese momento quedo repicando en mi cabeza ese tema, a partir de ello logre llegar a algunas conclusiones.
Si uno se pone a pensar en el hecho de que desde el año 2009, existe en nuestro país un ingreso básico garantizado a todos los niños en edad escolar, se encuentra rápidamente ante un hecho revolucionario, hecho comparable a las vacaciones pagas para los trabajadores o a la jubilación con o sin aportes.
Una vez vi en una foto una consigna de los años 70 que me llamo la atención, la misma enunciaba “los privilegiados de ayer, somos tus soldados de hoyˮ. Esa frase no hacia otra cosa más que resumir la lucha de un pueblo; en la Nueva Argentina de mediados de los 40 los únicos privilegiados eran los niños. Esos niños en los años 70, se habían transformado en jóvenes que disfrutaron de esos privilegios y estaban dispuestos a dejar su vida para que las nuevas generaciones sigan gozando de ellos.
En ese momento lamentablemente el campo Nacional y Popular se encontraba dividido, ellos dejaron su vida, los privilegios no siguieron y esto ocasionó un duro revés, esa historia todos la conocemos. Decía un viejo General que “las revoluciones se hacen con sangre o con tiempoˮ, frente a esta disyuntiva él prefería el tiempo.
Hoy han pasado mas de 60 años desde los inicios de aquella revolución y la historia le da la razón a aquel viejo, ya que seguimos en esa misma lucha revolucionaria y nos encontramos materializando conquistas que no hacen otra cosa más que confirmarlo. Por otra parte, considero que así como el objeto de interés de los historiadores es la historia y el de los periodistas (o comunicadores) es el presente, el rol que nos ocupa como militantes políticos lograr hacer una síntesis entre el pasado y el presente para poder anticiparnos al futuro.
A mediados de la década del ´50 la revolución sufrió su primer revés, la proscripción de su líder y la persecución de sus dirigentes, obligaron a una generación de militantes a tomar el bastón de mariscal y seguir sosteniendo la lucha en cada uno de los frentes. Así nacieron los “cañosˮ y la tiza y el carbón. Hoy si bien el contexto es diferente, la situación es similar. Existe una proscripción ideológica desde el monopolio, proscripción que nos impide expresarnos y dar el debate como corresponde, sin embargo contamos con una ventaja, no es necesario recurrir a la violencia para hacer frente a esta batalla. En estos días, nuestras radios abiertas, volantes, blogs, audiencia radial y televisiva en los pocos lugares que tenemos, son los caños y la tiza y carbón de ayer. Es decir, sabemos que con todo esto no alcanza para la liberación definitiva, pero si nos permite darle preocupaciones al enemigo.
Decía un tipo al que admiro hace algunos meses que este proyecto no tendría su fin en el 2011, aseguraba que era necesario que se extienda hasta el 2020 (escuche a un amigo decir que no alcanza, que será hasta el 2050). En síntesis la idea es la misma, se debe continuar con esta lucha.
Cuando uno pregunta a un militante del campo Nacional y Popular cual es su sueño, todos coinciden en la Liberación Nacional (Justa, Libre y Soberana soñaban algunos hace unos años). Entonces, hoy nos encontramos con cuestiones objetivas que no podemos dejar pasar por alto. Existe un gobierno que con las medidas que lleva adelante, nos simplifica bastante el trabajo a los militantes (Asignación Universal por Hijo, Plan Argentina Trabaja, Ley de Servicios Audiovisuales, Movilidad Jubilatoria, entre otras). Por eso esta vez no podemos permitir que pase lo mismo, nos tenemos que dar el ámbito de discusión necesario para que los próximos años nos encuentren unidos en la concepción de las ideas y en la acción de nuestra tarea.
Necesitamos que no exista divorcio alguno entre los trabajadores, los estudiantes y los intelectuales. Es hora de que tomemos con responsabilidad nuestro bastón de mariscal, nos organicemos, nos formemos y salgamos a reproducir y multiplicar todo aquello en lo que creemos y no tenemos dudas. Nuestra tarea es fundamental en la lucha revolucionaria que venimos dando a través de generaciones. Hoy en la Argentina existen nuevos privilegiados, es nuestro deber que sean ellos los generales del mañana.
(*) Responsable Zona Oeste La Cámpora Provincia de Bs. As.