El Frente de Adultos Mayores de La Cámpora de la Ciudad de Buenos Aires fue lanzado en 2016 con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, y como parte de una serie de definiciones políticas que la organización materializó para enfrentar la tercera experiencia neoliberal en nuestro país. Tal como se apostó, la construcción política fue un hecho, porque las compañeras y compañeros fueron un bastión de resistencia al modelo de saqueo y endeudamiento de Cambiemos, en especial, en lo referido al eje previsional, y a la reforma que impusieron en el Congreso, con una brutal represión contra el pueblo en la calle.
Frente de Adultos Mayores
Militantes de toda la vida
Luis y Mónica son los referentes del Frente de Adultos Mayores de La Cámpora en la Ciudad de Buenos Aires. Con motivo del Día del Militante, conversamos con ellos acerca de la agenda de lucha del sector, y de sus experiencias de vida y militancia, a lo largo de más de cuarenta y cinco años.
Las compañeras y compañeros del espacio de personas mayores fueron un bastión de resistencia al modelo de saqueo y endeudamiento de Cambiemos.
El Frente de Adultos no paró en ningún momento de construir. Desde 2018, el espacio está a cargo de Mónica Revelli, militante de la Unidad Básica “Lucio Leone” de Villa del Parque (Comuna 11) y de Luis Rivadeneira, militante de la UB “Mariano Moreno”, en Balvanera (Comuna 1). Ella tiene 67 años, y él, 76. Ella se sumó a La Cámpora en 2011, y él en 2015.
En el marco del Día de la Militancia, conversamos con ellos para repasar sus historias de vida y militancia política, y también la historia de conformación y fortalecimiento del Frente.
Cuando la organización creó sus primeras mesas de adultos mayores en la Ciudad de Buenos Aires, en el transcurso de 2011, todavía no existía la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la OEA, creada en 2015. Por eso se incluye en su nombre la palabra Adultos, y no Mayores.
Cuenta Mónica: “El objetivo de la mesa era difundir los derechos que iba otorgando Cristina a los adultos mayores y también tender un puente entre el Estado y el pueblo, por ejemplo para asesorar sobre los trámites de ANSES”.
La Cámpora: ¿Qué edad tenías en ese momento?
Mónica: Cincuenta y pocos, y no me consideraba una adulta mayor.
LC: ¿Cuál es la edad para ser considerado adulto mayor?
M: Según la convención, a partir de los 60.
LC: ¿Y cuáles eran las características de las mesas?
M: Nos juntábamos en distintas unidades básicas del distrito con el objetivo de difundir las políticas del sector y acompañar a sus beneficiarios, y comenzamos a conocernos, a militar juntos en las distintas actividades de la organización. Se trató de un tiempo maravilloso, de avances y buenas noticias. En aquel momento los referentes de la mesa en las distintas comunas eran pibas y pibes, y en un momento nos planteamos ser nosotros mismos los conductores del espacio. Y eso llegó durante 2016: crecimos y pasamos de ser una mesa, a un frente. Agrega Luis: “Cambiaba la etapa política y comenzaba un tiempo de confrontación, y por lo tanto cabía otro tipo de organización interna para nuestro espacio”.
Fue entonces que la generación de las personas mayores tomó el mando. A partir de ahí, el gran ordenador de la agenda militante del Frente fue la defensa del piso de derechos para jubilados y jubiladas que habían dejado los gobiernos de Néstor y Cristina con la estatización de las AFJP, las jubilaciones más altas de la región y una cobertura previsional de más del 90%, y en contra de la reforma previsional que el gobierno de Cambiemos sancionaría en el Congreso en diciembre de 2017.
Fueron a ver a diputados y senadores, juntaron firmas en la calle, repartieron cartas, realizaron semaforazos en los barrios y participaron también de marchas del silencio en las que portaban consignas a favor de los jubilados.
“Además, podíamos participar de actividades en la que a veces los jóvenes no por los horarios de sus laburos, y siempre defendimos los derechos del conjunto, no solo de nuestro sector”, agrega Luis. “Donde la organización nos necesitaba, ahí estábamos”, apunta Mónica.
Ambos recuerdan un episodio en la comisión bicameral conformada en aquel tiempo para tratar la reforma de la movilidad jubilatoria. Junto a otras y otros jubilados, lograron ingresar a una audiencia, hacerse escuchar y desplegar una bandera con la consigna “Jubilaciones dignas”. Resultado: los expulsaron y les prohibieron el ingreso al Senado durante cuatro años.
Otra tarea que se dieron como Frente fue la coordinación de actividades y acciones junto otros grupos representativos del sector. “Entre el 2016 y el 2019 tuvimos un crecimiento exponencial, hasta que llegó la pandemia. Ahí cambió todo”, remarca Luis.
Otro hito del Frente, ya con el gobierno del Frente de Todos en el poder, fue haber marchado durante 22 martes consecutivos en apoyo a la compañera y entonces vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, luego de la apedreada contra su despacho, y el clima creciente de violencia política, mediática y judicial en su contra, que daría pie al intento de asesinato en su contra.
Luis y Mónica relatan qué consideran relevante cuando un adulto o adulta mayor se suma a militar. “Lo primero que pretendemos lograr es que la persona se auto perciba adulto mayor y romper el cliché de que el centro de jubilados es un ámbito para jugar a las cartas o al dominó. No renegamos con la recreación y el ocio, pero para nosotros son lugares de militancia. Nosotros somos militantes políticos de más sesenta años”.
Hacen hincapié en la pandemia como un momento bisagra. “Nos hizo mucho daño el aislamiento, relacionarnos por Zoom, la soledad y las enfermedades, porque hay que decirlo: ir a las marchas te garantiza más años de vida, por lo menos en lo espiritual”, plantea Luis, y se ríe. “Nosotros dos tuvimos la suerte de que estábamos trabajando, pero nos costó mucho recomponernos”.
Con el paso del tiempo, el Frente de Adultos Mayores se ganó un reconocimiento y un lugar entre los distintos actores políticos del sector. Convocaron, escucharon, confluyeron, armaron. Y con la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, se conformó una Multisectorial para defender los derechos del sector, en especial las políticas públicas que emanaban de organismos como PAMI y ANSES.
LC: ¿Qué espacios conforman la Multisectorial, y cuál es su agenda?
L: En la Multisectorial en defensa de la Seguridad Social confluimos con otros espacios de personas mayores de sindicatos, fuerzas políticas y espacios culturales del campo nacional y popular. Las dos CTA, La Bancaria y otra media docena de gremios, Peronismo por la Ciudad, Peronismo Militante, la CCC, el Partido Solidario, nosotros, entre otros.
El Frente, junto a las y los legisladores de la organización, este año además consiguió que en la legislatura porteña se constituya una comisión hasta entonces inexistente: Personas Mayores. “Estamos trabajando en distintos proyectos como gratuidad en el subte, atención y prevención en relación al dengue, la inspección de los hogares de larga estadía (geriátricos)”, cuenta Luis.
Orgullosos por todo lo construido, cuentan que son cientos y que militan en catorce centros de jubilados y en diversos barrios de la ciudad. “Además, periódicamente tenemos una reunión unificada”, agregan. “Ahora, por ejemplo, estamos volanteando junto a los compañeros de todas las básicas la última carta de Cristina”.
“Ella genera un magnetismo único. Y esperanza, un sentimiento fundamental para atravesar esta etapa”, relatan.
LC: ¿Cómo están funcionando hoy con la recesión económica y la quita de derechos?
“Es clave el factor económico. Hay mucha gente que está sola, con muchos problemas económicos, falta de medicamentos, y la lesión de la autoestima”, puntea Luis, y Mónica advierte que “seguimos organizados, pero nos cuesta mucho la convocatoria porque las compañeras y compañeros tienen problemas de todo tipo de naturaleza, por ejemplo, el costo del transporte público”.
LC: ¿Próximas actividades?
“El jueves que viene vamos a ir al Patria para presentar unas cartas de apoyo a Cristina junto a otros espacios de personas mayores de las fuerzas políticas y sindicatos. En una de esas se alinean los planetas, y la podemos ver a ella”, dicen y sonríen.
Militantes de toda la vida
Mónica fue una de las integrantes del ballet estable de la provincia de Tucumán durante más de veinticinco años. Esa fue su profesión, allí se jubiló, y allí también, lejos de su lugar natal y del corazón, en la Ciudad de Buenos Aires, todavía en tiempo de dictadura, dio sus primeras luchas por salarios y condiciones de trabajo justas. Fue elegida delegada por sus compañeras. Con la recuperación democrática, fue parte de una lucha con la que se logró la sanción de la ley de Estabilidad del Ballet Estable de los Cuerpos Artísticos de la Provincia de Tucumán. Ya de vuelta en CABA, admiradora de Cristina desde que era diputada, votó a Néstor en 2003 y, luego de algunas experiencias militantes, se sumó a La Cámpora tras escuchar por primera vez a una entonces muy joven Delfina Velázquez, actual legisladora porteña.
“A los pocos días me sumé a un ciclo de formación”, recuerda Mónica, quien en 2023 se recibió de abogada en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.
Luis es de Berisso. Trabajó en Techint, en la planta de Ensenada. Fue delegado, y militaba en el peronismo revolucionario de la zona sur. En abril del ‘76 lo secuestraron, y a fin de año lo legalizaron y llevaron a la Unidad 9 de la Ciudad de La Plata. Recuperó la libertad a finales de 1981. En los ‘80 militó en Intransigencia y Movilización, un espacio conformado por sobrevivientes de las distintas organizaciones revolucionarias, y en 1987 militó en el Frente Renovador Peronista, con el que ganaron la intendencia de su ciudad. Fue secretario de Bienestar Social durante dos años. Luego trabajó mucho tiempo en comercio y en ventas. En 2010, entró a trabajar al organismo ONABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado). Se jubiló en 2015. Y luego, en Balvanera, comenzó a juntarse en la plaza barrio con un grupo de jubilados que tenían interés por la política.
“Yo veía las marchas, el color, la fuerza de los pibes, y se me movía todo”, reconoce ahora Luis. “Lo que más me llamaba de la organización es que se parecía en mucho a la orga que yo integré en los ‘70. La estructura, la formación, el compromiso”.