Dos ministros porteños penden de un hilo.
Para muestra hace falta un botón. La gestión de Mauricio Macri en la ciudad es una muestra de sus verdaderas intenciones en el caso de llegar a la presidencial con posibilidades. Los despidos masivos, la suba de impuestos y la violencia de la Ucep son algunos ejemplos, pero el destape de la olla que ocasiono un personaje llamado Ciro James, acusado de espiar a familiares de las víctimas del atentado a la AMIA y ligado a Jorge "Fino" Palacios, se convirtió en un escándalo donde Mauricio no podrá salir tan fácil.
Ciro James espiaba desde el Ministerio de Educación porteño ( ¿?), y por el tipo de escuchas comprobadas, se deja entrever que no solo espiaba por razones políticas, si no también por temas de negociados directamente relacionados con el jefe de gobierno. En la volteada hay dos funcionarios pendiendo de un hilo: Los ministros de Seguridad, Guillermo Montenegro, y de Educación, Mariano Narodowski.
La policía porteña del Pro va de mal en peor: primero por el repudio que generó el Fino Palacios, ahora porque quedó al descubierto la improvisación y los verdaderos objetivos de su formación: la criminalización de la protesta a través de métodos como el espionaje, la extorsión y la persecución a opositores.
Durante una conferencia de prensa, brindada junto con todo su gabinete, el jefe de Gobierno adjudicó a una campaña del gobierno nacional y de la Federal contra la creación de la nueva Policía Metropolitana la trascendencia del escándalo que envuelve a sus ministros de Justicia y Educación. Tirando un manotazo de ahogado y con la premisa de que “miente que algo quedaraˮ, Mauricio desvió la acusación y la sumo a la ola de mentiras que ciertos medios y la oposición le están indagando a las organizaciones sociales.
"Lamentablemente nuestro país vive un clima enrarecido después del 28 de junio", aseguró el jefe de Gobierno porteño al empezar la conferencia, en un intento de querer instalar que el espía era en realidad “plantadoˮ por el gobierno nacional. El mismo contradice esto cuando confirma que James hablaba con el funcionario porteño Chamorro en el marco de la policía Metropolitana.
El rostro de Mauricio no era del mejor, pálido y desencajado, sabía que iba a tener que explicar algo sin demasiada explicación. Empleados del gobierno porteño contaron que hace unos días Macri había insultado a un ministro por “desprolijo y desordenadoˮ. Es que algunos negociados del gobierno habían llegado al oído de demasiados. Hay varias denuncias en camino que para la gente del Pro son una bomba de tiempo.
Ya no son tiempos tan tranquilos en el edificio de la jefatura, donde los nervios y la desesperación conviven con cierta paranoia. No hay mentira que dure demasiado, y la careta del jefe de gobierno se esta empezando a derretir, y mucho antes de lo esperado.