Haciendo hincapié en la necesidad prioritaria de comprender que, tanto el
cuidado de la salud como los impactos y daños que ejercemos en el medio
ambiente son cuestiones a solucionar entre todas y todos, los militantes acompañaron estas jornadas organizando además actividades en el merendero “Manos de íngelesˮ y roperitos comunitarios, que en este momento son una gran ayuda para quienes viven allí.
Confiando fuertemente en que -pese a las adversidades que también golpean a los compañeros y compañeras- el compromiso colectivo es el camino y la empatía una base fundamental para la construcción humanitaria que sostiene nuestro movimiento, la militancia organizada sigue construyendo futuro.
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