Opinión

Té para tres

por La Cámpora
26 mar 2013

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Un Papa argentino

Por Lucas Carrasco, periodista Matrimonio Igualitario, identidad de género, inversión en educación pública, juicios por derechos derechos humanos, resurgimiento de la Teologí­a de la Liberación y los Cristianos de Base. Ese cóctel argentino, tiene sus parecidos con el proceso sudamericano y sus diferencias, son el respeto a rajatabla de los marcos institucionales que son la fuente de legitimidad última, esto es, considerando sus adversarios: frágil, del poder polí­tico democrático. Se eligió un Papa contra el ejemplo de Chávez, mestizo que soñaba con la igualdad racial que deriva en pensar el espinoso asunto (para los poderes corporativos) de la igualdad social. Contra la Presidenta mujer, Cristina, que es creyente, católica, pero no tiene problema, incluso cobija y alienta, debates complejí­simos que atacan sus convicciones religiosas: el aborto, por ejemplo. Se eligió a Bergoglio por que el Vaticano necesitaba un Papa que frene, en la Europa de la megacrisis, la posibilidad de contagiarse de la salida latinoamericana. La única salida, pací­fica, del neoliberalismo, en el planeta, es la fórmula (diversa y a la vez convergente) sudamericana. La de Chávez, Cristina, Evo, Lula, Dilma, Correa, Ortega. Es la región del planeta con más católicos del mundo; sin embargo, la mayorí­a de los cardenales son europeos. No eligieron un sudamericano de pasado oscuro como Bergoglio, eligieron un Papa que sea capaz, polí­ticamente, de impedir que Europa mire el resurgimiento de la izquierda en este costado del globo terráqueo. También, por supuesto, Bergoglio es un Argentino. Es sudamericano. Despertará las pasiones y felicitaciones del pueblo argentino y de habla hispana, principalmente en Latinoamérica. La enorme rosca de elegir un Papa quizás colisione con la fe, hermosa y admirable, de los fieles de a pie. Pero una cosa, tajantemente clara, es el cristianismo en su versión institucional y otra, imprecisa y diversa, la manera en que la Fe se manifiesta en el pueblo. Creer en Dios es una decisión í­ntima, respetable, y repito: hermosa y admirable. Pero hay muchas maneras de creer en Dios. Y muchas maneras de creer en el Dios de los católicos. La iglesia católica no tolera esa diversidad. Su doctrina, su corpus de ideas, su doctrina, abomina de la diversidad. Dios es lo absoluto y la voluntad de Dios se realiza a través de los representantes de la Iglesia Católica. Es una creencia respetable. Pero a nadie se le escapa que la elección del Papa, cualquiera sea, tiene mucho que ver con la administración del poder. P}polí­tico, bancario, religioso, sexual, militar, financiero. Y ahí­ es dónde una mirada, desde el campo nacional y popular, se complejiza. Felicitaciones a Bergoglio, ha logrado la cúspide de su carrera. Pero, en términos absolutamente personales, me parece, que al fin, uno de los tipos que más detestan a Cristina, a Chávez, a Lula, a Correa, a Evo, a Pepe, a Dilma, al fin logró un sitial desde dónde estar a la altura de las circunstancias. De las circunstancias de la derecha reaccionaria. Esas circunstancias son de estar lejos, en Europa, con mucho poder, algo de influencia, muchí­simo odio y poco arraigo con la gente sencilla. La misma gente sencilla que se alegra, con orgullo nacional, de que Bergoglio sea Papa. ¡Un Argentino es Papa! La misma gente que vota a Cristina y tiene, en la repisa, al lado de las fotos de Perón y Evita, la de Néstor Kircher. Y una imagen de la Virgen y un Cristo crucificado. Un Cristo que quizás, de venir hoy, le pedirí­a al Vaticano que venda el oro y los bancos y salgan a prediar y hacer el bien, entre las gentes que más sufren. Que fueron, son y serán, los más pobres. Los que tienen orgullo por su Patria. Sentimiento que, aunque guardo un profundo asco por Bergoglio, comparto. Tenemos un Papa Argentino. Es una gran noticia. Que quizás ni Bergoglio entienda: en las gentes humildes puede más el sentimiento patriótico que las venganzas que Bergoglio planifica contra el gobierno nacional. Esa gente humilde es nuestra razón de militar, de hacer polí­tica, de luchar, de construir. Pero jamás iremos contra su religión mayoritaria. Hermosa y admirable. Pero déjenme sospechar que Jesucristo no rosquearí­a por la Presidencia de una monarquí­a, Cristo estarí­a con los iraquí­es, con los afganos, con los negros en EEUU, con los homosexuales en Irán, con los musulmanes en Europa, con los católicos en ífrica, con los piqueteros en Argentina. El cristianismo no puede ser el oro contra el moro. El cristianismo tiene que ser amor. Y un ateo, que los respeta y a veces los putea, como yo, les dice: ustedes tienen un sentimiento, una fe, hermosa y admirable. No la desperdicien en cuestiones mundanas como el odio ciego y estúpido contra los sectores populares. Ese odio que siente Bergoglio.

Francisco. El Papa Peronista.

Por Pablo Vazquez, adherente a La Cámpora Cuando se iniciaron las votaciones en el Estado Independiente del Vaticano para la elección del nuevo Sumo Pontí­fice de la Iglesia Católica, surgieron paralelamente especulaciones de todo tipo, sobre quien serí­a el ocupante de lugar que dejó Benedicto XVI. Jorge Bergoglio, quizás era un elector más, si lo trasladamos a la cotidianeidad de las elecciones democráticas. En el anterior conclave sumó 40 votos de los 77 necesarios para ser el nuevo Papa. Esto, lo situó en un lugar que requiere de cierto grado de grandeza y humildad. Dar un paso al costado, para que la celebración sea pronta y que todo continúe como la voluntad de quienes tení­an la responsabilidad emitir su voto lo hicieran sin mayores trabas. Así­ resulto elegido Benedicto XVI. Claro, que es muy difí­cil expresarse sobre la iglesia como estructura, teniendo en cuenta las controversias que se generan en torno al tema. No solo por cuestiones religiosas y creencias, sino también por la influencia que implica en la vida social, polí­tica y económica de un paí­s, en este caso Argentina. Entre la loterí­a de nombres, muy pocos pensaban que Bergoglio pudiera ser el nuevo Papa. Ciertos cambios en cuanto al reconocimiento de minorí­as que se dieron en Argentina, eran, quizás los argumentos por los que muchos pensábamos que no era posible. La tradición de que los hombres “Papablesˮ siempre fueron del viejo continente, era otra de las tantas teorí­as que se enunciaban sobre las posibilidades del hoy, Papa Francisco. En muy poco dí­as, ha corrido mucha agua bajo el puente y la polí­tica, los ideales, las creencias, son pasiones. Imposible aislarse para emitir una opinión. De repente, desde un alto Balcón de la Plaza San Pedro, un hombre anciano, en un italiano titubeante, felizmente anuncia que “Habemus Papamˮ. Quienes cubrí­an la noticia en directo, atónitos, felices, sorprendidos, se preguntaban Bergoglio? Dijo Bergoglio? Si el hombre elegido para realizar las transformaciones que la iglesia católica necesita, no es ni mas ni menos que Jorge Bergoglio. La información que se tení­a, hasta hace unos dí­as de Jorge Mario Bergoglio, era un tanto escueta, en relación a la que hoy tenemos. Muchas veces, desde los medios todo llega demasiado maniatado, filtrado. A veces, por eso que se le llama el proceso productivo de la noticia y mayormente por temas que nada tienen que ver con prácticas periodí­sticas nobles. Los argentinos tenemos un don, que pocos en el mundo tienen. Debatimos todo. Todo merece un tiempo en la mesa de café, en el colectivo, subte o donde haya al menos unos minutos. Entre tanto debate, discusión e intercambio de opiniones, nos olvidamos de lo concreto. El nuevo Papa es argentino. La designación de Francisco, debe ayudarnos a comprender que nuestro paí­s está ocupando un lugar que jamás pensamos ocupar. Un lugar que sirve de vidriera, justamente Francisco ya está en la vista del Mundo.

Habemus cada dí­a más proyecto

Por Franco Gallegos, militante de La Cámpora Más allá de toda explicación La designación del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como Obispo de Roma, hoy conocido en el mundo entero como el “Papa Franciscoˮ, puede tener diversas interpretaciones desde la fé, como así­ también múltiples lecturas polí­ticas. El Obispo de Roma es considerado la cabeza visible de la Iglesia Católica, cuya sede en tanto sujeto de Derecho Internacional, es la ciudad del Vaticano (también conocida como la Santa Sede). La ciudad del Vaticano es una ciudad-estado con aproximadamente 900 habitantes que tiene asiento en un enclave territorial dentro de la ciudad de Roma. Es uno de los 6 microestados de Europa entre los cuales se destacan también Mónaco, Andorra y Liechtenstein (principados de remanencia feudal). El Vaticano tiene rango de Estado independiente, y su forma de gobierno es teocrática (sí­ sí­, igual que Irán, teocrática). Esto significa que la sociedad considera que la autoridad del gobernante emana de Dios. El jefe de estado del Vaticano es el Obispo de Roma, es decir el Papa. Hoy, Su Santidad (así­ es el tratamiento protocolario que le corresponde) Francisco. Con este escenario objetivo, tangible e irrefutablemente verí­dico, serí­a hipócrita negar que la Iglesia Católica es un actor polí­tico global, y que la figura del Papa tiene un poder decisorio relevante en el concierto de las naciones. Lo cual no es necesariamente malo, pero llamemos a las cosas por su nombre. La designación de un Papa latinoamericano y argentino, nos conduce a pensar que los ojos del mundo occidental (por lo menos), están puestos en nuestra región. En este sentido, es loable destacar la mención que hizo el Papa en su reunión con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, respecto al concepto de “Patria Grandeˮ evocando a San Martí­n y Bolí­var; y la manera en que congratuló a la Presidenta y en su persona al resto de los mandatarios de la región por trabajar unidos por Latinoamérica. Un grito de corazón En lo que respecta a la fe, lo que debe primar es el respeto. En nuestro paí­s la gran mayorí­a de la población profesa el catolicismo, y la noticia de que el Papa serí­a por primera vez en los más de 2000 años de historia de la Iglesia latinoamericano, y como si ello fuera poco Argentino, ha desbordado de alegrí­a las calles de nuestra patria. Y el hecho de que haya tanta gente contenta y vitoreando a favor de algo o de alguien, debe ponernos contentos a todos. Sentir alegrí­a por la alegrí­a del prójimo es también un gesto humano inherente a los militantes del campo popular. Decí­amos recién que lo que debe primar es el respeto. Y si bien el artí­culo 2º de nuestra Constitución Nacional establece que el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano, es menester conocer que en la Argentina conviven una diversidad de cultos, y es esta diversidad la que le ha dado al paí­s ese matiz cosmopolita por el cual miles de ciudadanos del mundo lo eligen para vivir. ¿Un Papa Peronista? Es cómico observar como varios de los polí­ticos opositores trasnochados, vieron en la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa, un recoveco como para colarse por la ventana de quien sabe que construcciónˮ¦ Como siempre, no logran tener la capacidad de proponer un proyecto de paí­s, y buscan desesperadamente en otro ente la conducción polí­tica de la que ellos deberí­an hacer gala. Han ido de la Sociedad Rural a Clarí­n, y hoy parecen querer volver a las predicciones esotéricas. Lo cierto es que el sumo pontí­fice, al primer jefe o jefa de Estado que recibió es a nuestra Presidenta, incluso el dí­a anterior a la toma de mando. La agenda en común del Papa Francisco y de Cristina Fernández Kirchner incluyen temas de relevancia global como por ejemplo la descolonización definitiva que se merece el mundo y la posibilidad de un diálogo pací­fico y en el marco del derecho internacional público por la cuestión Malvinas, al cual el Reino Unido se niega a acceder. Lo manifestó Bergoglio a viva voz, en diálogo con los periodistas el 1º de abril de 2010 saliendo del Hospital Borda: “son nuestrasˮ, dijo. Otro tema de concordancia que se trató en dicho encuentro, fue la trata de personas. Bergoglio, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, se mostró muy preocupado, no sólo por la trata de mujeres a causa de la prostitución, sino también por la cantidad de talleres textiles con esclavos que habí­a en la ciudad, y sus conexiones con el poder local. En este sentido, la Presidenta dió cuenta del avance que significó la sanción de la ley contra la trata de personas votada por la Cámara de Diputados a fines del año pasado, luego de que ella convocará a sesiones extraordinarias por este tema, en su acompañamiento incondicional a la madre de Marita Verón. Porque Néstor no se fue Para finalizar cabe recordar las palabras sinceras de Francisco, en aquel momento Cardenal Bergoglio, en la misa en sufragio de Néstor Kirchner, el 27 de octubre de 2010 en la Catedral metropolitana: “(ˮ¦) este hombre cargó sobre su corazón, sobre sus hombros y sobre su conciencia la unción de un pueblo. Un pueblo que le pidió que lo condujera. Serí­a una ingratitud muy grande que ese pueblo, esté de acuerdo o no con él, olvidara que éste hombre fue ungido por la voluntad popular. (ˮ¦) Los que lo acompañaron más de cerca como su familia, sus amigos, y sus compañeros de militancia también sienten el desgarrón de su soledad y rezan por él; pero es precisamente el pueblo quien tiene que claudicar de todo tipo de postura antagónica para orar frente a la muerte de un ungido por la voluntad popular.ˮ