Política

Germán Abdala

Un imprescindible

German

Cuando Germán aún andaba entre nosotros, cuando marchaba a la Plaza, cuando compartía un plenario militante o una sobremesa con compañeras y compañeros, ya era un imprescindible. Pura claridad, puro carisma, pura sencillez, pura convicción. 

por Jorge Giles*
13 jul 2024

Vivía como pensaba y pensaba como vivía; lo que se dice, un hombre coherente, un hombre bueno, un hombre convencido que la revolución la hacen los pueblos y él se sentía parte indisoluble de ese pueblo. Ese hombre trascendió su tiempo y hoy sigue entre nosotros. 

Recuerdo esas últimas palabras que nos regaló a poco de partir: “A mí no me va a matar el cáncer, lo único que me puede matar es la tristeza de saber que no vamos a poder construir una nueva opción de los trabajadores. Es por eso que hoy en cada beso, en cada abrazo, en cada mano siento  el aliento y esa fuerza que lleva décadas de historia, que lleva la sangre de miles de compañeros, de saber que este compromiso, a pesar de los muchos conversos, los que se han cambiado la ropa, se han lavado la cabeza, nosotros seguimos creyendo que hay un país para cambiar, una sociedad nueva para construir, un camino nuevo que alumbrar…” 

Era el Germán invencible, el que despreciaba a la muerte que cabalgaba su cuerpo, el que solía decir que no hay muerte digna, lo único digno es la vida que elegimos para transformar la realidad con el pueblo y para el pueblo. 

Nació en Santa Teresita, en la costa marítima bonaerense. Militó desde muy joven, allá por los años setenta en una villa de Parque Patricios. Unos años después, encabezó la marcha a Ezeiza el 20 de junio de 1973 para recibir a Perón que tras casi 18 años regresaba a la Patria. Ese día Germán portó orgulloso la bandera argentina al frente de sus compañeros. 

Trabajaba en los Talleres de Minería del Estado, donde sus compañeros lo eligieron delegado y con quienes construyó una agrupación y recuperaron ATE para los trabajadores, con Germán como Secretario General. 

Durante toda su vida militó en el peronismo, en el sindicato, en el barrio. Y fue elegido diputado nacional por el Partido Justicialista. A poco de asumir su banca, confrontó abiertamente con el entonces presidente Carlos Menem y las políticas neoliberales de su gobierno, convirtiéndose en un referente ineludible de las luchas populares en los años noventa.   

Luego contrajo un cáncer y se fue de nosotros un día como hoy, un 13 de julio de 1993. 

Así de urgente fue su vida, como urgente fue la vida de su generación diezmada. Pero Germán fue mucho más que esta apretada síntesis. 

Como si fuera hoy, recuerdo el día en que nos dijo: “Tenemos que recuperar y reconstruir una mística militante; para lograr esto tenemos que tener una estrategia de poder, saber qué hacer con el país…y cuando uno tiene estrategia de poder es porque ha logrado sintetizar el anhelo de las masas y puede decir cosas viables, que lo motiven, que lo interpreten y salimos para adelante. Una estrategia de poder en este país, fue el Luche y vuelve”.

Y agregaba Germán: “Lo que nunca podemos hacer nosotros es justificar las situaciones sociales existentes, la pobreza, las injusticias, porque el peronismo nunca las justificó; demostró su fuerza y cuando pudo fue un movimiento transgresor; el peronismo nunca puede hablar con la lógica y con el pensamiento de quienes lo dominan, porque cuando se empieza a hablar con ese argumento se deja de ser peronista. Es como la séptima verdad que solía repetir Evita.


El día que una multitud de compañeros lo despidió se leyó este poema:


“Guardamos tu presencia, cara de pibe

botella en el mar, negro azucarado

duro timonel, poema huracanado.

Guardamos tu palabra y no nos alcanza

porque no te vemos, porque no te oímos

en las flacas marchas que hoy nos enamoran.

Hacete media suela, nueva,

con un trozo alegre de tus convicciones

y echáte a andar, tierra adentro, nuestra

hacia estos rincones donde te esperamos

para empezar de nuevo el canto más alto que a vos se te ocurra.

Tu silla vacía nos reprocha a todos y hacemos la vida rellenando ausencias

germaneando el alma para seguir enteros.

Te andamos guardando, cara de pibe ausente

mientras esperamos que vuelvas cantando

que hoy nos hacen falta, pero tanta falta

germanes que vuelen victoreando el cielo

sin dejar, porfiados, de labrar el suelo.

Y aunque no me creas, cara de pibe bueno,

te andamos esperando, Germán, Compañero.”

 


*Militante peronista, compañero de militancia de Germán y autor de su biografía “Los caminos de Germán Abdala.