Política

Una bicicleta financiera que va directo al precipicio

El Gobierno Nacional emitió nuevos instrumentos de deuda para cubrir el déficit fiscal, emulando el mismo camino que llevó a la Argentina a su peor crisis económica en el 2001.
por La Cámpora
11 oct 2016
En mayo de este año, luego de la devaluación y la eliminación de todas las restricciones cambiarias, el Gobierno acordó el (ruinoso e injustificado) pago a los fondos buitre. Para ello, tomaron deuda por U$s 16.500 millones donde el paí­s fue un mero pasamanos: obtuvo el dinero y automáticamente se lo giró a los usureros transnacionales, como ocurrió con el blindaje en épocas de De La Rúa. Completada aquella transacción, el Secretario de Finanzas Luis Caputo (recientemente denunciado por haber comprado dólar futuro y luego haber fijado el precio que iba a cobrar) aseguró que Argentina se retiraba de los mercados de deuda hasta 2018. Como ocurrió con el segundo semestre, la lluvia de inversiones, la pobreza cero, la eliminación del impuesto a las ganancias, y se podrí­a seguir por varias lí­neas más, la afirmación del funcionario fue desmentida en los hechos. A la emisión de hace unos dí­as de un bono por $50.000 millones y otro por $11.572, el Ejecutivo sumó dos nuevos instrumentos en euros por 2.500 millones cada uno. En un contexto de parálisis total de la obra pública evidenciado por la octava caí­da del cemento con una baja del 11,1% en septiembre respecto a 2015, la deuda no es para obras de infraestructura. Como señala el comunicado del Ministerio de Hacienda, estas emisiones son para afrontar el pago de vencimientos de capital e intereses con organismos multilaterales y bilaterales. Es decir, se toma deuda para pagar deuda vieja. Cabe subrayar también que la deuda en dólares por el Programa de Letras del Tesoro asciende a U$s5.873 millones. Según un informe del Centro de Economí­a Polí­tica Argentina, en tan sólo diez meses el paí­s aumentó su endeudamiento neto en U$s34.000 millones, que equivale a un 15% del PBI. En un escenario de fuga de capitales donde, desde que Macri asumió la presidencia, ya se fueron U$s10.000 millones, y de cese de toda la actividad económica manifestado en la caí­da del consumo y la actividad industrial, recurrir al endeudamiento cí­clico para cubrir el rojo financiero es un camino directo al precipicio. No hace falta mirar a Grecia. Con ver la Argentina posterior al blindaje y al megacanje es suficiente: la bicicleta financiera dejó un 25% de desempleo y un 50% de pobreza, además de una crisis polí­tico-institucional y las calles del paí­s manchadas de sangre. Porque el ajuste se hace con represión. Y el sendero de la timba financiera sólo lleva al ajuste.
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