Política

De la Ex-ESMA a Plaza de Mayo

Una columna de treinta mil

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Por séptima vez, una columna con más de 30.000 compañeros y compañeras militantes de La Cámpora y otras organizaciones hermanas, caminó desde la ex Esma hasta la Plaza de Mayo para recordar aquella generación que puso el cuerpo, el corazón y el alma para construir una Argentina que nos incluyera a todos y donde nuestro pueblo pudiera vivir en paz y feliz. 

por La Cámpora
26 mar 2025

La dictadura creyó que secuestrando, torturando y desapareciendo esos cuerpos destruiría también, definitivamente, las ideas que los movilizaban, el amor que los unía y que los llevaba a pensar cada mañana qué podían hacer por los otros, como alguna vez nos enseñó Hebe de Bonafini. Sin duda los militares y sus jefes se equivocaron. Porque las ideas no se pueden matar ni se pueden proscribir. Y a pesar del dolor y la tragedia, siempre confiamos que de la solidaridad, el coraje y el compromiso nacen las pequeñas y las grandes revoluciones. No cambiamos de idea.

 

Primero caminaron las Madres, en medio de la más angustiante soledad y el más horroroso terror. Caminando rompieron el aislamiento y la incomunicación, y de las pocas que eran en un principio, ahora somos un montón cada 24 de marzo levantando las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Las Abuelas nos convocaron y nos siguen convocando a la búsqueda de los nietos y nietas apropiados, que condensa la recuperación de la identidad que nos quisieron arrebatar como pueblo. Los Hijos, cuando el poder decretaba el olvido, se organizaron para luchar contra la impunidad. 


De ellas y ellos venimos y a ellas y ellos volvemos.

Imitando su ejemplo, decidimos comenzar esta caminata de 12 kilómetros en el 2017, tras una propuesta de Máximo Kirchner que entonces parecía una locura. Pero como, en la línea de Néstor, nos caracterizamos por convertir las locuras en bellas realidades y por amar el tiempo de los intentos-parafraseando a Silvio Rodríguez-, lo probamos. Y funcionó. Cada año mejor. Cada año con más fuerza y conciencia. Cada año más convencidos de lo que queremos y de por qué hacemos lo que hacemos.

 

El lunes, desde muy temprano, había compañeros y compañeras sobre Avenida Libertador para garantizar el armado de la columna, la cobertura de la marcha, el esquema de Salud y del Frente Ambiental para separar en origen los residuos, en articulación con cooperativas cartoneras. Miles y miles de militantes de la organización viajaron durante horas para hacerse presentes, provenientes de todos los rincones del país, con sus trapos, con su entusiasmo, con su tiempo. 


Porque como dijo Máximo, la nuestra es una batalla por el tiempo. El tiempo que damos como militantes es el tiempo que ganamos como pueblo.

Los tiempos del endeudamiento, la proscripción y la miseria planificada, el tiempo que nos robó el Terrorismo de Estado y que nos roban Macri, Caputo, Milei y el Fondo, son el tiempo que perdemos. Por eso entendemos que cada cuerpo que participa, que se pone al servicio de otros, que se moviliza en defensa de causas justas, que se da cita en la plaza, es una victoria sobre Videla y Martínez de Hoz, sobre Milei y el FMI. 


Antes de empezar a caminar, se descubrió en la ex Esma, junto con compañeros y compañeras de H.I.J.O.S., una gigantografía de Néstor bajando los cuadros de los genocidas Videla y Bignone en el Colegio Militar, imagen que el actual gobierno “libertario” (la nueva moda de los gorilas) mandó a retirar en el mes de febrero. Ese mismo día, 24 de marzo de 2004, Néstor ordenó la recuperación de la ex Esma como un espacio de memoria. 



En el lugar más oscuro de todos, prendió un foco de luz; pidiendo perdón en nombre del Estado nacional, derrotó también el proyecto neoliberal de la dictadura.

Al mismo tiempo que avanzaban los juicios contra los represores, se echaba al FMI de la Argentina y se generaban las condiciones para que nuestro pueblo pudiera volver a realizarse. 

 

No es casualidad que un gobierno que reivindica el accionar terrorista de las Fuerzas Armadas repita el plan económico de Martínez de Hoz y recurra al Fondo Monetario Internacional como sostén de su política en favor de los más ricos. En ese marco, marchamos con la consigna “FMI NUNCA MÁS”, que sintetiza el más importante desafío que tenemos en este momento para impedir que sigan poniendo de rodillas a nuestra patria mientras la saquean y humillan. 

 

Cerca de las 10 de la mañana una columna que parecía no tener fin comenzó a caminar por Libertador y todo fue fiesta y emoción. Porque sentimos al caminar eso que un compañero dijo durante la marcha del año pasado: que llevamos a los 30.000 hasta la plaza, porque también ellos y ellas, con su legado y ejemplo, nos llevan a nosotros y nosotras. Al ritmo de los bombos y con el fuego sagrado de nuestras canciones atravesamos la Ciudad de Buenos Aires con el noble orgullo de ser lo que somos, de pertenecer a la gloriosa juventud peronista. 


Hace un tiempo, Máximo definió a La Cámpora como un buen lugar.

Llegando a Santa Fé y Callao, donde esperaban la columna nuestros compañeros y compañeras adultos mayores, agregó que somos una organización política que cree en su pueblo y que esa es su razón de ser. Un rato antes, nuestra Secretaria General dijo que La Cámpora “es un espacio para patear el tablero”. 

 

Pateamos el tablero cuando damos la pelea sin ceder ni claudicar convicciones. Pateamos el tablero cuando militamos día a día en nuestros barrios, escuelas, universidades y lugares de trabajo. Pateamos el tablero cuando defendemos el nombre y la figura de Cristina de quienes la persiguen y la quieren sacar de la cancha. Pateamos el tablero cuando transformamos en calle la fantasía. Pateamos el tablero en ese estallido de mística que ocurre todos los años en ese túnel mágico en el que dimensionamos en un instante que, contra la cultura de lo efímero, somos parte de un proyecto que nos trasciende y del que nos toca dar testimonio, en el presente y para toda la eternidad.


Pateamos el tablero al desplegar una organización política nacional por más de 120 cuadras desde el sitio donde se pretendió exterminar la militancia en Argentina hasta la plaza donde el pueblo realizó sus mayores gestas y de donde no pudieron sacarlo ni siquiera con los bombardeos y la represión. 


Somos La Cámpora. En palabras de Máximo: un sueño que tomó vida. Una vida que invita a soñar, y a que esos sueños se hagan realidad. Perón, Evita, Néstor y Cristina nos mostraron que se puede. Las Madres, las Abuelas y los Hijos, que no hay contexto para achicarse y quedarse en casa. Que siempre hay que caminar, ser rebeldes y decir las cosas que hay que decir. Y los 30.000, que militar es lo más hermoso del mundo y que vale la pena. Porque por cada compañero y compañera que milita para su pueblo, habrá otros y otras que escucharán su llamado y llevarán sus banderas a la victoria.