Ayer se volvió a exhibir la madera putrefacta de la que está hecho el gobierno de Milei. Frente a una movilización pacífica, cuyo único objetivo era defender a nuestros jubilados y jubiladas, Patricia Bullrich mandó de nuevo a la policía y a la gendarmería para pegar y gasear a quienes nos manifestamos.
Al compañero Pablo Grillo, fotoperiodista que estaba cubriendo la jornada, le partieron la cabeza con una posta de gas lacrimógeno. Por la noche, mientras luchaba por su vida en el Hospital Ramos Mejía, Patricia Bullrich salió por televisión diciendo que es "un militante kirchnerista". Convalidó que le hayan partido el cráneo solo porque piensa distinto a su gobierno de mierda. Como cuando con un “algo habrán hecho” se justificaba el secuestro, la tortura y la desaparición forzada de personas. Una vez más, la ministra que siempre baila con la muerte nos tiene a todos en la mira.
Siempre con los jubilados
Bullrich y Caputo nunca más

La escalada autoritaria del gobierno está a la vista de todos, y no va a frenar por sí sola. El freno hay que ponérselo. Todos los sectores de la sociedad que anhelamos vivir en paz tenemos que apoyar sin mediastintas las reivindicaciones de nuestros jubilados y jubiladas.
Las jubilaciones desde que inició el gobierno de Javier Milei cayeron 13%. El mismo porcentaje que Patricia Bullrich recortó a los jubilados y jubiladas hace 24 años, como ministra de Trabajo de la Alianza, también para imponer un programa del Fondo Monetario Internacional. La misma Bullrich que comandó las peores represiones del macrismo, incluyendo las multitudinarias convocatorias contra la reforma previsional y la que terminó con la desaparición de Santiago Maldonado.
Así son los “libertarios”: unos cagones que se hacen los duros con los viejos y las viejas después de haberles sacado los remedios y pulverizado sus ingresos, pero se arrodillan ante el FMI con tal de suplicar los dólares que les permitan alargar hasta las elecciones su fraudulento modelo de bicicleta financiera y saqueo a cuatro manos. Como la realidad se los lleva puestos, recurren a eufemismos, maniobras contables, periodistas mercenarios y provocaciones para negar lo que está a la vista de todos. Una estafa piramidal al pueblo argentino que termina delegando las decisiones al elenco estable de todas nuestras tragedias. Pero por mucho que se esfuercen en tapar el sol con la mano, la deuda externa es la deuda externa; y Bullrich, Sturzenegger y Caputo son Bullrich, Sturzenegger y Caputo.
La escalada autoritaria del gobierno está a la vista de todos, y no va a frenar por sí sola. El freno hay que ponérselo.
Para colmo, los únicos “barrabravas” que se mostraron ayer fueron los diputados de La Libertad Avanza, que patotearon y levantaron a las piñas a sus propios ex compañeros de bloque para romper el quórum y suspender una sesión que estaba por votar que se investigue el escándalo de Libra y que se le quiten a Milei, de una vez por todas, las facultades delegadas que nunca le tuvieron que ser otorgadas. Unión por la Patria intercedió afuera del recinto para intentar frenar la represión e instó adentro a Martín Menem, presidente de la Cámara, para que sostuviera la sesión, como corresponde en una república democrática. Pero no hubo caso. No hay caso.
La escalada autoritaria del gobierno está a la vista de todos, y no va a frenar por sí sola. El freno hay que ponérselo. Todos los sectores de la sociedad que anhelamos vivir en paz y armonía debemos apoyar sin mediastintas las reivindicaciones de nuestros jubilados y jubiladas. Todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria tenemos la responsabilidad de voltear el inconstitucional DNU 70, impedir mayor sometimiento al Fondo Monetario Internacional y discutir un programa de recuperación de los derechos perdidos, hasta dar vuelta esta triste página de nuestra historia. Como dijo Cristina, el reloj de arena ya se dio vuelta; no es tiempo de especular.