Un día como hoy pero hoy el gran diario argentino sigue dando manija con el "efecto Alfonsín". La operación mediática fue de lujo: un hombre que se enfrentó fuertemente con las mismas corporaciones con las que se enfrenta el gobierno actual -pero que perdió- es el padre de la democracia. No importa la virulencia con la que se lo haya atacado, porque perdió. La derrota significa voluntad de consenso. Porque el tipo, a esa derrota, la procesó claudicando. Entonces, si perdés y después negociás, te ganaste tres tapas el día de tu muerte. ¿Qué diría si pudiera hablar? Nunca lo sabremos. Pero no importa, porque si pudiera decir algo, no saldría en los diarios, nadie la daría pelota, como nadie le dió pelota hasta el día en que se murió. Mientras tanto, las neuronas de la sociedad se disuelven en la sopa mediática y la agenda de lo "realmente existente" es imposible de imponer. Falta muy poco para las elecciones y el modelo no se debate. Un millonario colombiano que ha hecho de la farándula un estilo de vida suma puntos en contra del padre de un modelo que sacó al país de una pobreza indignante, que restableció el poder del estado ante las calificadoras de riesgo, que agarró la tabla de Excell del presupuesto y con un lapicito repartió todo lo que pudo, que se cargó en el lomo el final de la indignidad que suponía tener a todos los milicos sueltos y libres de culpa, que nos liberó del FMI, que en medio de una crisis infernal nos dice que no hay que despedir trabajadores, que sacó a millones de jubilados de una situación de abandono vergonzoso, que repatrió los aportes jubilatorios que se perdían en el agujero negro de las finanzas internacionales, que impulsa una ley de medios que pone en cabeza de las corporaciones mediáticas aunque sea un poco de responsabilidad por las políticas que han llevado al sueño argentino al fracaso estrepitoso, sacándoles un poco del poder acumulado para ponerlo al servicio de un proyecto de país sustentable, argentino y peronista. El poder de los medios se materializa en el siguiente efecto: conseguir que la gente que apoya al gobierno se sienta un bicho raro, sólo, único, perdido, equivocado; en medio de una masividad absoluta de gente que está en contra de este modelo. El gobierno, sólo, acorralado, contra un rincón. En el medio, la nada. En la otra punta, avanzando inexorablemente, "la gente", la "república", la oposición. En una cola de supermercado, una señora habla mal de Cristina. Nadie le responde. Se asume que todos piensan eso de Cristina. Uno, por miedo, por soledad, por falta de compañeros, calla. Ahí esta la derrota. Por eso Néstor habla de Memoria en sus discursos. ¿Qué hacer? Militarla. Somos muchos. Siempre fuimos más. No hay que guardarse. Hay que meterse en la cola del supermercado y saltarle a la señora. Hay que decir lo que uno siente. Te van a ayudar más de los que te pensás. La doña no tiene argumentos para ganarte ningún debate, porque lo único que hace es repetir lo que le dicen. Cuando se acaba la discusión, le das una mano con las bolsas, porque sos un argentino/a de bien, peronista, servicial y democrático/a. Faltan menos de tres meses para definir el futuro de todos los argentinos. Hay que salir a militar estas elecciones. No nos podemos comer el garrón de 10 años más de masacre neoliberal. El que esté en la Capital y tiene ganas de meterse a hacer algo, un mail con datos de contacto a undiaperonista@gmail.com y listo. Sobran papeles para esta pequeña obra que se estrena en el Teatro Universal de la Historia Peronista. A los compañeros del interior, si no conocen a nadie o no saben en dónde meterse, avisen, por ahí podemos dar una mano con algún contacto. A los que no son peronistas pero leen este blog, no se asusten, nos cabe la transversalidad. Que vengan meses de Cris Pasión. No nos quedemos en el molde. Que el 28 de junio sea un día para recordar.