Editorial

Décadas

por La Cámpora
28 may 2013
bombosAhora se enojan porque Cristina convocó a los argentinos a organizarse para defender las conquistas y los derechos logrados para que a esta década ganada le siga otra más. ¿Acaso pretenden que festejemos los primeros diez años bajando la persiana y renunciando a seguir profundizando el camino que sacó del peor infierno a los argentinos? No estamos acá para “cumplirˮ y nada más. Esa idea de “zafarˮ aunque sea con lo justo uno, dos o tres mandatos no tiene nada que ver con lo que nos mueve a militar todos los dí­as. Néstor y Cristina conmovieron a la juventud con el coraje de sus decisiones pero porque atrás de cada una de ellas hay profundos ideales que las guian. Esos ideales son históricos y no entienden de calendarios ni de conformismos ni de fechas republicanas de vencimiento. Y nos vienen a correr con la República los que destrozaron al paí­s y se escaparon en helicóptero. Se dan el gusto de hablar de las cuentas sociales pendientes los que nos impusieron un ajuste sistemático durante las décadas que les tocó gobernar. Los mismos dirigentes que ahora se juntan (cuando sus egos se lo permiten) para hablarnos “en nombre de la genteˮ son los que durante las décadas anteriores al 2003 eligieron gobernar en representación de un grupito de poderosos millonarios marginando deliberadamente a la pobreza y desocupación al resto del pueblo. Se olvidan de que hace diez años no podí­an salir a la calle por temor a que los millones de damnificados por sus decisiones polí­ticas los insulten de arriba a abajo. En lugar de agradecer y darse cuenta que hasta ellos como corporación politiquera salieron ganando en esta década, prefieren dejarse guionar por Magnetto y denuncian falta de libertad de expresión en un monopolio mediático que aún resiste atrincherado el cumpimiento de una ley democrática. Ni el pueblo, ni los miles de militantes tenemos la culpa de que la vieja polí­tica, en sus diferentes variantes y combinaciones de liberalismo, conservadurismo y hasta fascismo, no aprovechara esta década de gobierno popular que recompuso verdaderamente las instituciones para hacer polí­tica y crecer en adeptos, cuadros y adherentes. Ni la división de poderes ni la constitución nacional se puede encargar de generar una oposición que no se subordine triste y obscenamente al Grupo Clarí­n. La década que acaba de cumplirse demuestra que ya nada será como antes. ¿Cuántos argentinos sabí­amos que los presidentes de turno se juntaban con un oscuro empresario mediático para recibir órdenes bajo amenaza de utilizar la “libertad de prensaˮ para liquidarlos si no lo obedecí­an? ¿Cuánto puede durar ahora en el gobierno un tí­tere que no pueda decirle que no a nada al Señor Magnetto? Y nos quieren explicar de qué se trata de la democracia... Ponen en duda el carácter democrático de un proyecto polí­tico que contra las “presiones democráticas de la prensaˮ se negó siempre a reprimir la protesta social, aún cuando esta fuera violenta y destituyente. De la misma forma en que logramos juzgar a los genocidas con las garantí­as judiciales que aquellos asesinos les negaron a miles jóvenes, también pudimos resolver innumerables conflictos en la calle sin represión. Y aún así­ soportamos diariamente los consejos democráticos y republicanos de los que aún cargan en sus conciencias con tantos muertos durante protestas sociales durante los gobiernos de Menem, de Duhalde y de la Alianza. Después de la década más justa de por lo menos los últimos cincuenta años, nos quieren dar clases de austeridad y transparencia dos empresarios multimillonarios enriquecidos por fraudes con el estado durante los noventa y confesos evasores, que empezaron a “dedicarse a la polí­ticaˮ para defender a su clase privilegiada personalmente, porque ya no confiaban más en los representantes polí­ticos sin respaldo popular por obedecerlos durante años a ellos mismos. Realmente es imposible que convenzan a alguien, más allá de los pocos pero verdaderos dueños del poder económico, de que al paí­s le conviene volver al pasado. ¿Qué trabajador que recuperó el trabajo y las paritarias durante este proyecto puede ser engañado con que la abstracción teórica de la alternancia lo obligue a cambiar el rumbo polí­tico que le devolvió la dignidad? No somos nadie para darle consejos a la oposición pero ya que se la pasan diciendo lo que tenemos que hacer, nos animamos a sugerirles que mientras van de un estudio de televisión a otro por la ventana del coche aunque sea, observen cómo el pueblo se organiza para ejercer el empoderamiento de su destino para seguir recuperando los derechos y la dignidad que le quitaron durante décadas.