Editorial

El nacimiento de La Cámpora

por La Cámpora
11 mar 2011

La victoria de Héctor J. Cámpora el 11 de marzo de 1973 no es una efeméride, el 11 de marzo del ˮ™73 condensa la historia y el significado del peronismo, la lucha de todo un pueblo, así­ como también una buena parte de la Historia de nuestra Patria.

Significó el adiós a 18 años de proscripción al peronismo. Sí­, 18 años donde los partidos polí­ticos republicanos y adalides de la institucionalidad fueron parte de farsas electorales donde la fuerza mayoritaria no podí­a presentarse. Eran triunfos que duraban poco, los victoriosos que aceptaban esas reglas terminaban siendo simples tí­teres del poder económico y militar del momento. La degradación polí­tica posterior a la dictadura, exacerbada en los ˮ™90, configuró un escenario donde la figura de aquel prócer peronista, su ejemplo y su conducta, incomodaban a un tiempo de traiciones cotidianas y seriales. Así­, mientras un ex presidente se abrazó con Isaac Rojas, ningún funcionario relevante fue a recibir los restos repatriados de Don Héctor Cámpora. Ni su lealtad ni su encierro cruel en la embajada de México mientras un cáncer lo carcomí­a, resultaron meritorios para una dirigencia que se habí­a hundido en el pantano neoliberal.

La Cámpora es la contracara de muchos dirigentes de hoy que tienen ataques de peronitis selectiva y de otros que traicionaron la voluntad popular a los meses de asumir. Habrí­a que preguntarle a la plétora de escribas que hoy denigran retrospectivamente al “Tí­oˮ a los efectos de atacar a la juventud actual, por qué la Historia no alumbró la creación de espacios denominados “La Lastiriˮ, “La Osindeˮ o “La López Regaˮ, estamos abiertos al debate.

El ejemplo de aquel hombre leal, fue recogido por un joven que aquel 11 de marzo del ˮ˜73 estarí­a munido, ya, de las convicciones que jamás iba abandonar, mancomunado en el aporte anónimo de una generación que trajo a Perón. Ese era Néstor Kirchner, quien ya presidente, el 28 de diciembre de 2006 recibió de la familia Cámpora los atributos presidenciales del inolvidable “Tí­oˮ.

Aquel acto quizás pasó desapercibido para la gran prensa, pero no para un grupo de militantes, ese dí­a nació La Cámpora.