Año nuevo, vida nueva, dice el dicho popular. Y arrancamos este 2010 con fórmulas mediáticas recicladas pero sin nada nuevo. Este dicho popular supone una invitación a la reflexión sobre lo sucedido, tanto en cuanto a aciertos como errores, para encarar nuevos desafíos, debates y proyectos con más esperanza, compromiso renovado para profundizar lo hecho y avanzar sobre lo que queda por hacer.
Este año 2010, quedó formalmente inaugurado con la noticia de que el presidente del Banco Central incumplió con sus funciones públicas y desobedeció las órdenes impartidas desde el Poder Ejecutivo, por medio de un DNU, herramienta constitucional, que estableció la Creación del Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad Económica de la nación, que implica la utilización de un porcentaje pequeño sobre el total de las reservas que este banco custodia, y por otro DNU que decretaba su remoción, facultad constitucional que también tiene el Poder Ejecutivo.
Ahora bien, ¿por qué tanto revuelo mediático? Desde las escenografías de los canales de televisión, donde el periodismo y la oposición trabajan de forma independiente, se intentó instalar un debate político desde el plano formal, es decir mostraron su preocupación por las formas, dejando de lado la discusión de fondo: el porqué de la creación del Fondo del Bicentenario, el para qué, el cómo y demases. Ergo desde lo ideológico, o sea la sustancia y el contenido nada, porque como ya sabemos la oposición tiene la ideología privatizada y entienden que la política es una gran puesta en escena en función del medio que los emplea.
Es cierto que desde lo ideológico podríamos discutir todo lo que respecta al origen ilegal de parte de la deuda externa si eso se paga o no; o la obligación de tener que pagar la deuda privada, hoy como parte de la deuda externa, que nos dejaron los gobiernos de muchos de los representantes de la oposición actual; abrir el debate sobre cómo queremos que se invierta y distribuya lo acumulado con los superávits fiscales; la reforma financiera y tributaria y aquellos temas que aún quedan pendientes.
Pero, también es cierto, que nada se dijo sobre el TRAS Fondo de la cuestión sobre el que la oposición trata de confundir a la población ocultando su verdadero interés. No es casual que hoy al Fondo del Bicentenario lo denominen “las reservas de los argentinos, la plata del puebloˮ y ya no “la caja Kˮ. Este detalle, no menor, da para pensar que lo único que les interesa es cuidar el Fondo por si llegan a gobernar en el futuro, para pagar todos los favores que deben a sus empleadores (el minuto de aire monopolizado es carísimo), y rematar nuevamente el país como lo hicieron cada vez que llegaron al poder y hoy estamos pagando sus deudas.