Editorial

Los grandes nunca mueren: Hasta siempre, compañera Mari

“Ningún fuego es igual a otro fuego. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros fuegos arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende.” Con aquellas palabras Eduardo Galeano despidió a Néstor Kirchner y son esas mismas palabras las que mejor se ajustan cuando recordamos a Marí­a Josefina Garcí­a o "Mari" como todaví­a hoy los compañeros la nombran cuando su impronta se hace presente en una conversación.
por La Cámpora
2 ago 2016

Miltante social desde su adolescencia y militante de La Cámpora hasta su último aliento, abrazó al peronismo como una forma de vida con pasión intacta, el camino hací­a la justicia social fue siempre una guí­a. Devota de Perón, apasionada como Evita, con responsabilidad histórica como Néstor también militó hasta donde su corazón pudo el proyecto nacional y popular encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, los últimos años se la podí­a encontrar conversando tanto con el piberí­o como con los viejos. Quizá sin habérselo propuesto fue el puente perfecto entre estos dos grupos generacionales y una de las primeras en dar la batalla cultural porque el proyecto de paí­s que ella militaba contemplaba tanto el boleto estudiantil como también la reforma del régimen jubilatorio.

Integró las filas de trabajadores del PAMI en diferentes áreas, su estilo la llevo a ser siempre una compañera de referencia para todos. Abrazó las desigualdades con la responsabilidad de quien debe saldarlas aunque de ella no dependiera. En esta última etapa se la vio trabajando fuertemente por los centro de Jubilados reunida con cuanto presidente pudiera, les devolvió un rol de organizador social etario a estos espacio -destruidos en los 90ˮ™ del menemato- gracias a las polí­ticas implementadas por las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández para los Jubilados y Pensionados.

Por eso, eternamente gracias, compañera Mari.

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