Editorial

PENSAR EN TODO

A medida que desanda el gobierno, desanda el tiempo que le queda. Su principal fortaleza empieza a reducirse a la cortina de hierro mediática que lo protege, y bien agradecido el presidente, concede favores a Clarí­n. Apuesta a aquellos que delegaron su capacidad intelectual, consciente o inconscientemente, en la televisión, como su base de sustento para intentar profundizar polí­ticas de ajuste, punitivas y de represión.
por La Cámpora
10 ene 2017
Así­ este año arranca con la nada novedosa idea de bajar la edad de imputabilidad a los 14 años y listo el pollo. Este tipo de conductas gubernamentales, de buscar las soluciones en las miserias que generan sus polí­ticas en el corazón de nuestra sociedad, son cada vez más habituales. Así­ lo hace también cuando descarga en los inmigrantes problemas que Macri genera, pero son presentados como fenómenos meteorológicos dando a sus ideas entonces un formato de fuerza de la naturaleza, donde nada puede cambiar la acción racional del hombre. Y en el transcurrir del año plantearan subir la edad de jubilación, y a la precarización laboral la explicarán como facilidades para blanquear trabajadores, mientras los medios de comunicación hablarán de alguna denuncia precámbrica y de los nuevos estilos de vida por descubrir, que generan las polí­ticas en las que se encierra el fundamentalismo neoliberal de Mauricio Macri. Formas novedosas, como micro veraneantes. La soberbia de clase, que se alimenta con fruición de la resignación o el servilismo dependiendo de quien hablemos es, fue y será insaciable. Pobre aquel que piense que en algún momento se sienten satisfechos   o crea que este gobierno aspira al bien a común. Este gobierno aspira otra cosa. El bolazo del altruismo empresarial volcado a la polí­tica es sostenido por la complicidad de medios y factores de poder que no van a elecciones y son fieles custodios del hijo de Franco Macri. No hay que poseer una frondosa imaginación para darse cuenta de los fines que persigue un gobierno que actúa de forma antagónica con sus propias promesas de campaña. Detengámonos un ratito para observar como Mauricio Macri y muchos de quienes lo rodean, eran señalados por la prensa hegemónica años atrás en libros y notas como los dueños de la Argentina, con prácticas y formas muy lejanas a las que puede aspirar una sociedad que busca realizarse. Imaginemos entonces como es ahora si quienes eran dueños de la Argentina a base de impunidad, democracias débiles, gobiernos entreguistas o dictaduras asesinas, manejan la Casa Rosada como una empresa más de sus holdings. Y no utilicemos nuestra capacidad imaginativa cuando un ministro de Educación como Esteban Bullrich, dice ante cientos de empresarios que en nuestra patria, quien tiene responsabilidad tan enorme como determinar polí­ticas PíšBLICAS de educación, dice ser el gerente de recursos humanos de multinacionales. Lo público será ineficiente o corrupto, es la ley primera de este gobierno y sus voceros independientes. Los derechos de los trabajadores serán privilegios de vagos. Tener un Volkswagen Gol base 2009, será motivo suficiente para que un jubilado deje de recibir su medicación. Y en ese interí­n, un Macri, si un Macri, te hablara de moral y buenas costumbres mientras mineras, petroleras y las sojeras aportarán al crecimiento del paí­s llevándose todo, mientras vos verás dí­a tras dí­a como te intentan convencer de que la vida es así­, y que ellos, los dueños, la saben lunga. Dicen y prometen los dueños, mientras se preparan para el asalto final. El retroceso del jefe sindical petrolero vale de ejemplo en Vaca Muerta. Ayer nomás Pereyra reclamaba y paraba el paí­s por ganancias. Hoy retrocede en chancletas y ya no solo olvida discutir ganancias, incluso acepto una ley peor que la propia Cámara de Diputados habí­a sancionado en beneficio de millones de trabajadores. Sumar a eso peores condiciones laborales, retrocesos salariales y el miedo a perder el trabajo como factor disciplinador. Si el miedo gobierna las decisiones, el final ineludible es que esos miedos más temprano que tarde, se transformen en una realidad. El desbocado crecimiento de la deuda externa que este año se profundizará, generando caros y al final impagables intereses, que exceden el mandato de Macri, solo servirá a los negocios de cada funcionario del gobierno. Mientras la tele entretiene, los varoncitos de oro aceleran el paso de un saqueo que cuenta con el beneplácito judicial como socio ineludible, para hacer de nuestro paí­s una república bananera, donde sus clases dominantes esperan que clases medias, trabajadores, estudiantes, humildes, cientí­ficos, en fin la inmensa mayorí­a, sea la variable de ajuste. De cara a las elecciones es bueno saber que Macri tendrá en el partido judicial su principal ariete de campaña. Y será bueno también, de una buena vez por todas, terminar con la mentira de que el PRO comunica bien o que Duran Barba es un genio loco. Los medios de comunicación son socios del gobierno en el ajuste y en las ganancias. Los medios de comunicación son oficialistas, macristas, mercenarios o casi todos tienen el mismo dueño, como más os guste. Las próximas elecciones serán entre ciudadanos y televidentes. Entre Pueblo y corporaciones. Entre aquellos que no aflojamos en la búsqueda de una patria para todos, y los que embebidos de la soberbia de clase harán de un paí­s para ellos y nadie más, si no hay conciencia o el más mí­nimo reflejo de autodefensa del pueblo  ante el embate del poder económico y financiero de la Argentina. Serán los puños duros del pueblo los únicos capaces de traer luz en la obscuridad falangista, serán sus manos construyendo unidad. La tarea por delante es larga, pero porque aprendimos, sabemos. Hoy caminamos por que otros caminaron antes y para que otros caminen después. La comprensión de no caer en la tentación de los atajos nos fortalece y servirá para superar a las ambiciones de los traidores bajo cama, pero es necesario redoblar el esfuerzo y la creatividad ante el descomunal tamaño del aparato de poder y dinero que enfrentamos. Ser mejores que antes. Más inteligentes, más decididos, más alegres, más sensibles, más compañeros. El poder de las minorí­as privilegiadas e insensibles no perdonará la distracción de las mayorí­as, y es allí­ donde buscarán el hueso, hundiendo la daga con desprecio y odio por aquellos a los que considera simple pasantes en espera de una vida mejor. Es deber de todos entender el carozo del asunto, la naturaleza de la disputa. Es deber saber que en esta parada se juega mucho más, como siempre fue, que nombres en una lista, está en disputa si la patria es para todos, o la república es para pocos.  
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