Editorial

Reinas a montones

por La Cámpora
11 mar 2014
Lo acontecido con la Reina de la Vendimia, a quien aprovecho para felicitar, ya que en mi opinión es justa ganadora más allá de coincidencias, no hace más que traerme a Reinas a MontonesSOLOflote un cercano recuerdo. Hace un par de dí­as, el viernes 28, me encontraba atendiendo el negocio familiar cuando entra un señora, muy amable me saluda. Me indica un montoncito de hojas que yo le debí­a fotocopiar, al ser tantas me tomo el atrevimiento de atender mi celular que no paraba de sonar. Eran compañeros de la Innombrable Juventud, que se habí­an enterado de la triste noticia de que el agua habí­a subido en la ciudad y enseguida se disponí­an a organizarse, a organizarnos, para ir al Barrio a ver en que se podí­a ayudar. Que nos juntamos en tal lado, que si tenes botas, no te olvides del mate, hablale a talˮ¦ cuando levanto la vista la señora me miraba con franca ternura, van a ir a ayudar a los barrios inundados? Pregunta. Si, contesto, ver si se puede colaborar con algo. Que linda actitud, que bueno de los jóvenes, que ayuden a esa pobre gente, uno nunca sabe cuándo puede ocurrirle algo así­. Calorcito en el pecho, como cuando alguien te dice algo lindo, pero despuésˮ¦ ¿sos de algún grupo? Si, respondo confiada, milito en La Cámpora, y veo su rostro tensarse. Su ceño fruncirse, su nariz arrugarse. El aire cambia, su boca se mueve para articular una nueva palabra, pero ya no salen gestos amables de esa boca sino una seguidilla de insultos. Sin tiempo a reaccionar retira todas sus hojas, arremete contra su cartera y sus llaves, presa de una indignación asombrosa, los insultos retumban en el silencio. El calorcito del pecho se vuelve invierno, y las ganas de llorar pueden más que todo. Enseguida busco mi teléfono, llamo a mi mamá, necesitando que alguien me diga, como si no lo supiera, que yo no soy toda esa tracalada de cosas feas que una señora me gritó. Ahora escucho lo de esta mendocina, de inobjetables gracia, pero es K. Duele señoras y señores. Duele. Y me pongo a pensar a cuantos de nosotros nos pasaron cosas similares. Porque sé que somos muchos. Hasta donde hemos llegado que todo lo bueno que podamos hacer, no ya como organización, sino partiendo desde nuestra individualidad no vale. No vale nuestra ayuda, no vale nuestra belleza fí­sica, no vale nuestra inteligencia. Les pido que se tomen un tiempo. Que piensen, que reflexionen. Es peligroso el terreno donde estamos entrando. Somos sus hijos, sus hermanos, sus nietos, sus sobrinos y alumnos, sus vecinos, sus compañeros de trabajo. Somos pibes que hoy aunque nos duele en alma a veces titubeamos a la hora de decir quiénes somos. No se imaginan lo que duele titubear cuando en realidad te quema el orgullo de pertenecer. No nos quieran robar este hermoso sentido de pertenencia, nos sentimos parte, parte importante, parte vital. No nos subestimen. No somos simple adoctrinados. Pregunten, nosotros nos informamos porque nos gusta, porque queremos saber, charlen, verán que algunos también tenemos crí­ticas. Dejen que les contemos los bien que nos hace esto de militar. No nos hablen de plata, cortémosla con esa farsa de que somos pagos. Acá hay una juventud que se mueve, que se organiza, que lucha por algo. Pueden estar de acuerdo, y obviamente pueden no estarlo. Pero tanto que se lamentan por esta generación desinteresada, desmotivada, cuando hay un grupo que participa, que se involucra los estigmatizamos. Que es por plata, que es poder, que es por el chori y la coca, que son ignorantes, lo hacen por un laburo, están adoctrinados. No hay nada más importante que tener una juventud debatiendo, haciendo, involucrándose. Si no comparten nuestra idea motiven a los pibes para que busquen u opten por otra, motiven una participación distinta, pero por favor no traten de matar la nuestra. Porque señalándonos a nosotros poco a poco nos van señalando a todos. No apuntan a La Cámpora, apuntan a la participación de la juventud. Saben que somos los que siempre buscamos cambiar, “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológicaˮ. El odio contra nosotros está digitado por intereses cuyas dimensiones no somos la mayorí­a de los argentinos capaces de comprender, no nos dejemos engañar. Ser joven es algo hermoso, estés parado donde estés.
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