Es de público conocimiento que en el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, presentado por el presidente Javier Milei en diciembre pasado, se introducen modificaciones a la Ley Nacional del Deporte N° 20.655, permitiendo así la creación de las Sociedades Anónimas Deportivas en nuestro país.
Llama la atención desde entonces esa “necesidad y urgencia” en un contexto de aumento de los índices de pobreza, indigencia, desocupación y derrumbe de la actividad económica. Además, claro está, tampoco es una necesidad y urgencia del deporte argentino avanzar en esta dirección.
Podríamos pensar que la urgencia surge en función de los acuerdos hechos entre el actual presidente y Mauricio Macri, quien puso este tema como uno de los puntos innegociables dentro de sus acuerdos políticos. Es sabido que la privatización del deporte en general y del fútbol en particular es un viejo anhelo de Macri.
Hace unos días, el ministro Mariano Cuneo Libarona, mientras anunciaba la desregulación para empresas y organizaciones civiles y otras modificaciones en la Inspección General de Justicia, entre ellas las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), aseguró que "todos los clubes importantes del mundo son sociedades con capitales privados" y puntualizó: "El club que más plata maneja es el Bayern Munich, segundo el Real Madrid, tercero el Barcelona y cuarto el PSG".
Sin embargo, el ejemplo utilizado por el Ministro de Justicia es falso, ya que los dos equipos españoles son asociaciones civiles y el club alemán posee un sistema mixto, donde solo el 25% pertenece a accionistas privados y el resto es de los socios.
¿De verdad es una prioridad privatizar el deporte en nuestro país? ¿No estarán priorizando cumplir con quienes buscan hacer negocios con uno de los elementos más importantes a la hora de construir nuestra identidad nacional, como son los clubes?
El deporte ocupa un lugar central en la construcción de nuestra identidad común, a través de él y de lugares como los clubes de nuestros barrios, se construye sentido de pertenencia, se organizan nuestras comunidades, se generan procesos de inclusión social y de participación ciudadana.
En este momento, la selección argentina de fútbol es el mejor equipo del mundo. No solamente por los títulos logrados, también por el modo en que juegan el juego que millones de personas aman. No parece casual que todos los jugadores de ese ciclo se hayan formado en clubes de barrios. Todos aprendieron a hacer lo que hacen en clubes.