Había una vez un pueblito llamado Grafton, en el noreste de Estados Unidos. Imaginemos Grafton como Villa Traful, El Chaltén, La Cumbrecita; un lugar tranquilo, rodeado de montañas, lagos y bosques, con poco más de mil habitantes, que vivía principalmente de trabajar el campo y la cría de ganado. Una plaza, una municipalidad, una iglesia, una escuela, una biblioteca. Cuestión que en Grafton todo marchaba relativamente bien… hasta que empezó a marchar relativamente mal.