En este contexto de hegemonía fragmentaria y extranjerizante, vestida de celeste y blanco, Cristina propone pasar a una etapa superior y nos invita a pensar a la sociedad argentina, desde la sociedad argentina misma. Parece obvio pero es, tal vez, la tarea más profunda y el ejercicio más complejo de estos tiempos. Partir desde nuestra identidad para desanudar los puntos medulares de nuestra historia y alcanzar a comprender los problemas del presente con una clara alternativa de futuro: el peronismo. Ni para hacer ombliguismo ni como una entelequia discursiva, sino para vencer al tiempo y volver a abrazar a los 47 millones de argentinos.